Soy Marcela y jamás creí que algo así me sucedería a mí. fui víctima de traición entre mi novio y mi hermana, lo que me llevó a refugiarme en el alcohol y acostandome con quién menos pensé... mi vida dio un giro inesperado en menos de lo que se espera... Ven y se parte de mí historia...
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Una Negativa
Susurre las palabras con incredulidad, sintiendo como el peso de la verdad me golpeaba con fuerza.
Sé que el anillo no es solo una reliquia familiar. Esto también es un testimonio del amor entre Ana y Leandro. Por eso es tan importante para él.
El deseo de mirarlo más de cerca desapareció, dejando solo un vacío amargo en mi pecho Hasta hace unos momentos, cuando Leandro me presentó ante todos como su esposa, había creído que realmente sentía algo por mí. Pensé que me pidió matrimonio porque al menos consideraba vivir un amor bonito a mi lado, quizás porque veía algo especial en mí.
Por primera vez mucho tiempo, creí que mi mal destino al fin había desaparecido, y que en medio de todo esto había encontrado a alguien que me pudiera amar de la manera en que yo deseo.
Pero nuevamente me he equivocado.
Él solo se casaba conmigo por lástima y por responsabilidad. Me tenía compasión por mi estado lamentable y porque esperaba un hijo de él.
Hasta la idea de que él hacía todo esto quizás por vengarse de Ana, también pasaba por mi cabeza.
Sigo sin entender qué sucede conmigo, cuando todo parecía sumarse a mi lado, voltea nuevamente La cruel realidad a golpearme como nunca.
No ha cambiado nada.
Sigo en la misma posición miserable en la que siempre he estado, y lo peor del caso es que estoy comenzando a sentir que Leandro me gusta, mientras es notorio que él no siente absolutamente nada por mí.
Una lágrima robó por mí silenciosamente cayendo sobre la nota en mi mano manchando la tinta. Y un golpe en la puerta me hizo reaccionar.
Me sequé las lágrimas y guardé la nota en la caja, al tiempo que colocaba el anillo en su lugar antes de cerrarla y dejarla sobre la mesa.
Tomé aire y me acerqué hacia la puerta para abrirlas con mis manos temblorosas.
Leandro entró y me miró con algo de culpa.
—Lamento haber sido un poco brusco contigo—
—No paso nada— respondí, sintiendo la presión en mi pecho.
—También sé que el haberme acercado mucho a ti, pudo crearte confusión— continuó. —Lo lamento también, no sepe manejarme—
Sentí cómo me afectaban sus palabras, pero hice mi mayor esfuerzo para mantenerme firme.
—También lo entiendo— susurré.
Un en cómodo silencio se formó en medio de nosotros, luché contra conmigo misma, porque quería hacer la pregunta que tanto me atormentaba, y otra parte de mí se aterrorizaba al escuchar la respuesta.
Pero necesitaba esto, debí hacerlo para estar al menos un poco más tranquila.
Bajé la mirada, y con vos apenas audible me atreví a preguntarle.
—¿Por qué me pediste que me casara contigo?—
Lo oigo suspirar profundamente y colocar una carpeta hacia mis ojos.
—Me imagino que ahora que sabes quién soy, también debes saber los rumores que circulan sobre Ana, Camilo y yo, ¿Cierto?—
Asentí cuando lee movimiento en mi cabeza sin alzarla.
—Mi madre murió cuando era joven, al igual que la tuya, sé lo difícil que es eso. Y no quiero que nuestro hijo crezca sin un padre a su lado. Reconozco qué es lo que ocurrió entre nosotros fue una responsabilidad de mi parte, Pero eso no quita el hecho de que quiero que mi hijo crezca seguro. También necesito esto para calmar al consejo, esta será una forma de demostrar que no estoy enojada por el compromiso de ellos, que no tengo nada en su contra—
No creí que pudiera sentir más dolor, pero todo esto era aún más afilado de lo que creí.
—¿Así que solo te casas conmigo por lástima y por política?— pregunté en un hilo de voz a punto de quebrar.
No lo dije con intención de reprocharle, pero el dolor de la decepción se filtró en mi voz.
—Lo lamento— dice. —Podrás obtener de mí todo lo que quieras, menos... amor— suelta eso y sale de la habitación dejándome sola, dándome ese tiempo y espacio que necesito para tranquilizar mi mente.
Abro la carpeta que dejó en mis manos y veo el documento que hay dentro. Con mis ojos cristalizados me detengo a leer lentamente lo que está escrito en él.
—Contrato matrimonial por cinco años— susurro para mí misma.
Sostuve el contrato con manos temblorosas, incapaz de seguir leyendo.
Desde que era pequeña, siempre idealicé el día en que me casaría, mientras las demás niñas fantaseaban con el hermoso vestido y Las joyas que llevarían, mi sueño fue otro.
Y era con el hombre con quién compartiría mi vida, luego que debía hacer y cuánto lo amaría. Pero, sobre todo, soñaba con que él me amara de vuelta, con la misma intensidad y pasión con la que yo lo amaría a él.
Pero ahora, con este papel en mis manos, ese sueño se desmorona.
Este no sería un matrimonio basado en amor, sino en el interés.
No puedo negar que Leandro es terriblemente atractivo, y sumándole a eso es de la realeza.
Eso no me importa en lo más mínimo.
Solo el hecho de saber que no me ama ni me amará apaga algo dentro de mí.
Amo a mi madre que nunca conocí.
Amo a mi padre que me demuestra que no me quiere.
Ame a Elijah y en este punto, siento que nunca me amo.
Y ahora Leandro, que empezaba a gustar y ahora me destrozo diciéndome que solo se casa conmigo por un sentido de responsabilidad.
¿Qué tiene el amor en contra de mí? Se ha empeñado en hacerme entender que él no está de mi destino.
Siento la puerta abrirse nuevamente y a él entrar.
Ve que tengo en mis manos la carpeta abierta.
—Es un contrato de matrimonio— me explica. —Eso quiere decir que estaremos casados por ese tiempo, viviremos juntos y tendremos que comportarnos como una pareja real en público, pero cuando estemos solos...— hizo una pausa. —solo seremos dos personas normales sin ningún vínculo real—
Deje salir una risa sarcástica. —No habrá atracción— murmuré, más para mí que para él.
Se detiene un momento ante mis palabras y mi actitud, pero continúa como si no las hubiera escuchado.
—Te daré Diez millones de dólares cuando acabe el contrato— suspiro. —Y si necesitas tiempo para pensarlo...—
—No lo haré— lo interrumpo con firmeza, pero por dentro estoy desbordada.
Me levanto para darle la cara al fin, y puedo notar en su rostro la sorpresa.
Dejo salir un suspiro antes de hablar de nuevo.
—Te agradezco— digo, tragando con fuerza mientras intento mantener mi voz firme. —Y siempre te estaré agradecida, por haberme salvado de mi desfortuna con Raúl. Nunca serán suficientes las palabras de agradecimiento, pero con esto, no puedo—
Él me mira y en sus ojos puedo ver, que busca en los míos la respuesta a mi negativa.
Mis ojos están cristalizados, y aunque estoy serena puedo sentir las lágrimas acumulándose bajo mis ojos, estoy a un segundo de romperme y sería humillante llorar delante de él.
—Lo lamento— digo y me doy la vuelta apresuradamente para salir tambaleándome de la habitación, justo a tiempo para que las lágrimas comiencen a caer por mi rostro...
y si tiene que luchar para ser feliz qué haci sea ..excelente historia felicidades escritora
ella quiere tener un amor que sea para ella que la quieran a ella ..no le importo el dinero del príncipe ella solo quería una familia que estuviera ahí y darle un buen ejemplo a su hijo que trae en sj vientre ..
y si tienes razón ya no te dejes humillar por nadie quiere a ti misma y sal de ese infierno que estas viviendo ..
excelente historia..que destino le traerá la diosa de la luna ..
Aún está inconclusa, a ver cuándo la termina la escritora.
Éxito.
porque ella es la qur se cuesta con tu novio que ya no lo es ..
mujer abre los ojos por una vez en tu vida no seas tan ingenua...
excelente historia