Yo No Soy Nadie.

Por la tarde, el sol ya parecía hundirse dando la bienvenida a la oscuridad, dejando solo un crepúsculo con hermosos colores en el oeste.

En este momento, Alena se relajaba en el balcón de la habitación de Audrey mientras disfrutaba del atardecer y la suave brisa que golpeaba su rostro, sintiéndose muy fresca. Su largo cabello castaño, que ya no estaba atado, revoloteaba siguiendo el curso del viento, por lo que de vez en cuando tenía que apartar el cabello que volaba y le cubría la vista.

Alena miraba las casas en esa zona de élite. No había casas de una sola planta, y mucho menos casas humildes. Mínimo dos plantas, e incluso esas eran bastante grandes. Era realmente una zona de gente rica.

Alena se giró hacia Audrey, que estaba durmiendo, solo viendo su figura tendida. Su mirada hacia adelante parecía pensativa.

Hace media hora... Audrey abrió su corazón, todos sus problemas, sus frustraciones, como si no tuviera otra oportunidad de hacer esto.

Alena recordaba cómo sus labios pronunciaban palabras entrecortadas por los sollozos debido al llanto incesante, sus ojos hinchados y rojos por haber llorado demasiado tiempo mientras la abrazaba. También dijo "no me dejes" una y otra vez.

Tal vez demasiado cansada y llorando demasiado tiempo, se quedó dormida en sus brazos. En ese momento, Alena la acostó directamente y cubrió su cuerpo, que aún estaba envuelto en el uniforme, con una manta.

Alena nunca imaginó que le mostraría su lado frágil. ¿Dhita y Risha alguna vez estuvieron en su posición anterior viendo el lado frágil de Audrey? Parece que no. Audrey le contó todos sus problemas, de los cuales Alena ya sabía algunos. Su amiga de la infancia, su hermana, su familia, su primer amor.

Alena se preguntaba, ¿por qué Audrey le contaba cosas que podrían llamarse secretos? ¿Acaso ella solo era una persona nueva? ¿Audrey confiaba en ella? Alena no podía saber la respuesta.

Sin embargo, Alena se esforzaría por mantener la confianza que Audrey depositaba en ella, porque todo lo que Audrey le contó fue por su propio deseo de decirlo, así que guardaría todo bien.

Recordando el destino de Audrey en la novela, Alena suspiró con frustración. Luego, cuando se le ocurrió algo, su expresión se volvió seria. "No soy nadie aquí, pero eso no significa que voy a dejar que sufran como en la trama".

Alena revisó su teléfono, su frente se arrugó de inmediato. Antes no había revisado ni escuchado el sonido del teléfono porque estaba ocupada tranquilizando a Audrey, y ahora... había muchas llamadas perdidas de su hermano y su madre.

¿Acaso el señor Adi no dijo nada? Alena revisó WhatsApp de inmediato.

Y... efectivamente,

...WhatsApp...

^^^Sr. Adi^^^

^^^| Señorita Alena, lo siento. El coche en el que iba cuando iba a volver a casa se averió. La batería de mi teléfono está a punto de agotarse, así que no tuve tiempo de informar a la Señora sobre que la Señorita Alena fue a casa de su amiga. Así que, ahora, Señorita, dé la noticia a la gente de casa para que no se preocupen.^^^

Ese era un mensaje de hace dos horas. Aunque Alena no era ajena a las calles alrededor de la casa de Audrey, el problema era que la distancia era bastante larga. Si iba a la escuela desde la casa de Audrey en coche, tardaría veinte minutos pasando por su casa.

Si el coche averiado se hubiera arreglado antes, podría estar terminado ahora, eso si hubiera un taller cerca del lugar donde se averió el coche. ¿Qué pasaría si no lo hubiera?

"Tal vez el señor Adi aún no ha regresado", murmuró Alena mientras suspiraba pesadamente. Recordando el rostro de Berliana cuando se enojaba, se dijo a sí misma. "Hah... el sermón de mamá será la cena de esta noche".

Alena miró hacia atrás de nuevo donde Audrey todavía dormía profundamente. Alena tenía miedo de molestarla porque iba a llamar a Ravael para informarle. No se atrevía a llamar a su madre, no estaba preparada para recibir un largo sermón.

Drrt Drrt. Alena se sobresaltó al escuchar el sonido del timbre del teléfono en su mano. Luego cubrió el sonido para que no fuera demasiado ruidoso. Al ver el nombre que aparecía allí, sus ojos se iluminaron. Por casualidad, era Ravael quien llamaba primero.

Alena contestó de inmediato. "Hola—"

"¡¿Dek?! ¡¿Dónde estás ahora?! Mamá llamó a mi hermano cuando todavía estaba en la escuela, Mamá preguntó, ¿estás con mi hermano? ¡Pero no estás aquí!"

"S—"

"¿Dónde estás ahora, dek?! ¡El señor Adi tampoco está activo! ¿Estás bien?"

"Her—"

"Ahora—"

"¡Hermano Rava!" Alena gritó con frustración.

¿Cómo podía hablar? Desde antes, él preguntaba repetidamente interrumpiéndola. Después de darse cuenta, Alena se tapó la boca con la mano.

¿Su grito fue demasiado fuerte? Con cuidado, miró hacia atrás. Un suspiro de alivio salió de inmediato. Ella todavía dormía.

Alena se dio la vuelta un poco alejándose de la puerta del balcón. "Estoy bien, hermano. Estoy en casa de un amigo. El señor Adi se fue antes, pero su coche se averió. Además, la batería de su teléfono se agotó, así que no tuvo tiempo de informarle sobre mí".

Se escuchó un suspiro al otro lado del teléfono. "Entonces... ¿dónde estás ahora? En un momento terminaré de jugar baloncesto en la escuela, así que te recojo".

"Estoy en—Tut".

"¡Ay! ¡La batería se agotó de nuevo!" refunfuñó mientras miraba la pantalla del teléfono que se apagaba. Alena se mordió la uña del dedo. "¿Entonces cómo me voy a casa? No me atrevo a despertar a Audrey".

Miró el cielo que aún no estaba completamente oscuro. "Me iré a casa sola entonces...."