OCTAVO libro de la serie ENTREGANDO MI CORAZON.
Tal vez muchos no recuerdan sus vidas en la temprana infancia, yo tampoco, pero lo que si recuerdo es que era feliz. No podía relacionar qué, quién o quiénes me daban ese sentimiento; pero si recuerdo que los perdí. Años después volví a ser feliz, pero no era algo duradero. Era un ida y vuelta que me dejaba vacía. En mi adolescencia, supe que buscar ser feliz era un sentimiento que ponía más presión y estrés en mi vida. A mis 18 años, renuncié por completo a esa tonta sensación... Para que, unos años después, poco a poco venga un tipo creído a querer destruir mi bien estructurado credo.
No recuerdo mucho mi temprana infancia, pero si recuerdo una sensación de malestar cuando estaba mi padre. Cuando no estaba él, todo era felicidad. Después, con su partida, fui feliz. Crecí rodeado de personas que me aman y que yo amo con todo mi ser. Crecí siendo sociable, seguro de mi mismo y el terror de los bullys. No me molestaba presionar los boton
NovelToon tiene autorización de HIKAMOO para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
CAULDER (CAP. 13)
De hecho que es una chica por las curvas de su cuerpo. Lo que llama mi atención es el adjetivo en su capucha. Indomable. Ruedo los ojos y pienso en lo mucho que quiere destacar. No me gusta la gente así. Después de escuchar al que asumo es su papá, el hombre oso, todo calza. Sufrió mucho y ahora lo muestra con su forma de vestir para que todos estén pendientes de ella. Bufo bajo y Connor me escucha. Me mira interrogante y yo solo niego.
Cuando Layla le habla directamente, se escucha su fuerte suspiro (lo que me fastidia más) y se quita la capucha. Maldición, es hermosa. Cabello negro largo y lacio, piel blanca de porcelana, labios rosados en forma de corazón y sus ojos. Bellos ojos en una tonalidad marrón claro y me parece conocida esa tonalidad. Mi mamá me da una pista.
^ Mira, tiene el color de ojos como la pequeña mancha marrón en tu ojo izquierdo.
Sí, mis ojos son verdes, pero en el izquierdo hay un pequeña mancha marrón que debes ver con detenimiento para darte cuenta.
Salgo del shock que me dejó verla y sin pensarlo solté la lengua.
* Tanto negro para una niña blanca como la Luna...
Muy tarde me doy cuenta de mi error y me muerdo la lengua para no seguir hablando. De todas maneras, es muy tarde. Todos los ojos están en mi y son los marrones de esa chica los que siento quemarme.
- Tal vez, por la altura, no le llega mucho oxígeno a tu cerebro.
Bueno, parece que me equivoqué. Ella no necesita la ayuda de nadie, debí prestar más atención a su adjetivo. Antes de poder replicar, su papá oso toma la palabra, mientras ella y yo estamos en un duelo de miradas. Justo cuando Layla termina de hablar, nos saca de la batalla.
×... Entonces, no hay forma de perderla de vista si se quedan juntos.
- ¿Quiénes?
* ¿Quiénes?
Hablamos al mismo tiempo y volvemos a mirarnos con el ceño fruncido.
× Uds, obvio.
Bueno, parece que le sacaré el apodo de ángel a mi hermana/cuñada. Ahora será demonia. Luna y yo, recuerdo que no le gusta el nombre que dijo su papá oso, queremos replicar; pero nos ganan.
^ Chica, no vine hasta aquí para que juegues a la celestina con mi hija.
× Solo juego una carta segura. Mi cuñadito tiene cámaras apuntando a él incluso cuando va al baño. Entonces, si su hija se queda cerca, nuestro reconocimiento facial identificará a todos los que se encuentren en el rango de grabación. Si hay alguien que no cuadra con el lugar, la alerta se envía y quienes estén de sombra intervendrán. El ser asediado nos ayudará.
Layla tiene un punto. Estoy a un año de terminar la universidad y ya los equipos están mandándome sus propuestas. Al igual que Caspian, hemos apuntado a la cima de nuestros deportes y estos dan frutos con millonarias propuestas. Por eso siempre soy fotografiado o grabado en vivo. Parece que Layla y Cruz tienen ponchada cualquier cámara que apunte a mi rostro. Solo puedo sentirme cuidado por ellos y sonrío negando con la cabeza.
