Una tarde como cualquiera, Andi escuchó el grito de una niña que le decía "papá" a su esposo. En ese momento, ella sintió que el amor era egoísta y cruel. Pero nadie sabia que ese encuentro cambiaría sus destinos.
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Cásate
Andi y Kevin no se buscaron; simplemente, el destino, cruel y artesano, los estaba uniendo con una realidad compleja, llena de obligaciones y compromisos.
—Me disculpo por el show de mi madre— dijo Kevin, acercándose a Andi.
—Tu madre es una mujer muy ruda. No me la hará nada fácil.
—¿Realmente quieres ser la madre de, Lara?
—Esa niña es un amor, no puedo alejarme de ella. Se lo prometí a ella. Dennis era su padre y no termino de cumplir con ella; ahora me toca a mí.
—Yo soy su padre ahora.
—¿Ahora quieres asumir ese rol? ¿Por qué quieres hacerlo?
—Porque quiero quedarme a su lado, quiero cuidarla y quiero que vos me ayudes. No sé como ser padre, pero quiero serlo.
—Está bien. La niña tiene derecho a tener una vida a lado de su familia, y vos de ahora en adelante serás su familia.
—Vos también serás su familia de ahora en adelante.
Andi ya se había encariñado con la niña, sabía perfectamente que su vida en cualquier momento caducaría, pero antes debía de construir un lugar seguro para la niña.
Andi no podía confiar en Kevin y su madre; no los conocía del todo. Si realmente quería dejar a la niña en manos de los Prieto, tenía que asegurase de que la iban a querer.
—Kevin, no te cases con esa mujer, cásate conmigo.— dijo Andi muy segura de su propuesta.
Kevin no estaba seguro de lo que había escuchado, su corazón empezó a latir incorrectamente, era la sugerencia más loca que le habían dicho.
—¿Por qué quieres casarte conmigo, cuando aún no enterraste a tu esposo?
—Obviamente por amor no. Es por la niña.
—¿Vas a sacrificar tu vida por la niña?
—Sí.
—Soy un hombre muy celoso, si te casas conmigo no voy a permitir que estés con nadie.
—Me dijiste que te ayudé a ser padre, ¿qué no?
—Sí. Pero no es necesario que nos casemos.
—Si quieres que te enseñe a ser padre mi condición es que nos casemos y que compartas la custodia de la niña conmigo.
—Entiendo. Tienes miedo que yo o mi madre te quitemos a la niña ¿verdad?
—Quiero asegurarme de que la niña esté bien.
—¿Piensas que soy un monstruo cómo mi madre?
—No lo sé, escuché muchas cosas.
—¿Qué piensas realmente de mí?
—Que sos alguien que no sabe amar.
—Para que lo sepas, si sé amar, sé querer. Que no me haya casado hasta ahora no significa que no haya amado. Si te dejas llevar por todas las noticias que dicen de mí, siempre seré el villano.
—Por ese motivo quiero casarme, quiero asegurarme de que realmente la niña estará en buenas manos.
—¿Qué harás si no quiero casarme?
—Si realmente quieres acercarte a la niña, lo harás.
—Déjame pensarlo.
—Kevin, no hay tiempo para que lo pienses.
—Estás acelerando las cosas y todo esto me incomoda.
—¿Crees que solo es incómodo para vos?, para mí también resulta incómodo. Siempre pensé que mi vida la terminaría a lado de mi esposo, fuera de todo esto. Pero mírame estoy aquí intentando vivir no por mí, sino por esa niña que está ahí durmiendo.
—Si tanto amabas a tu esposo, ¿por qué no tuviste un hijo con él y prefieres cuidar a una hija que ni siquiera es su hija?
—No habrá sido su hija biológica, pero para él siempre fue su hija y lo será.
—Acepto casarme contigo, con una condición.
—¿Qué condición?
—¿Que me digas por qué quieres mudarte al departamento de Nicolás?
—Porque mi casa está lleno de recuerdos de mi esposo, necesito reponerme. Si estoy en casa, no tendré ganas de vivir. No sé si lo entiendes.
Andi mintió; su enfermedad y la enfermedad de la niña la obligaban a vivir cerca del hospital. Ella conocía su cuerpo y estaba conociendo el cuerpo de la niña, y sabía perfectamente que su salud se estaba deteriorando, pero no permitiría que la niña viviera con eso. Por el momento, solo se tenían una a la otra, pero Andi tenía que sacar fuerzas de donde no tenía para cuidar a la niña, que había tocado su corazón.
—Entiendo. ¿Cuándo quieres casarte?— preguntó Kevin, con un poco de nostalgia.
—Lo más pronto posible— dijo Andi secando sus lágrimas.
—Mañana hablaré con mi asistente y le diré que haga los trámites.
—OK.
—¿Qué tipo de boda quieres?
—Yo ya tuve una boda de verdad. Ahora es tu boda, que sea como vos quieras.
—¡Andi!
—¿Qué?
—No quiero casarme.
—Solo tenemos que firmar un papel Kevin. No me importa tu fortuna ni tampoco que vivamos juntos como familia, solo déjame darle a esa niña un poco felicidad, no te pido nada más.
—De acuerdo.
Al día siguiente, muy temprano, Andi y todos los que la acompañaban fueron al cementerio para despedir a Dennis. Muchos rostros tristes veían como Andi tomaba un poco de tierra para tirar al cajón donde descansaba el cuerpo frío de si esposo. Ella no pudo contener sus lágrimas; en medio de llantos y gritos intentaba despertar de esa pesadilla, pero ningún ruido detenía esa realidad. El cuerpo de Andi no soportaba tanto dolor, se derrumbó al suelo. Kevin estaba a su lado, contemplando tanta tristeza; su poder no podía calmar el dolor de Andi. "Ojalá un día puedas tener tanta felicidad después de tanto dolor", le decía en sus pensamientos.
Kevin ayudó a Andi a ponerse de pie y la abrazo. Él con mucha ternura sintió su aroma, no era un aroma cualquiera, era un aroma que llegaba a lo más profundo de su ser. Él sabía que de ahora en adelante, Andi viviría con el fantasma de su esposo, pero que él se encargaría de borrar esa tristeza para convertirla en una espontánea felicidad.
La niña no decía ninguna palabra, solo observaba tanto sufrimiento a su alrededor, era muy pequeña para entender los golpes de la vida. Andi algo más calmada agarro la mano de la niña para qué juntas le den el último adiós al hombre que les había dado tanta felicidad durante su estancia.