El Doctor Nerd, pero Genio

Los ojos de Rendra se abrieron de par en par. Por supuesto, se sorprendió al escuchar las palabras de Vanya. Casi había olvidado que las trabajadoras sexuales siempre tenían ese lado salvaje.

—¡Claro que no! —Rendra se negó de inmediato, haciendo que Vanya estallara en carcajadas.

—¡No es gracioso! —gruñó Rendra con el rostro enrojecido.

—Eres muy divertido. ¿No eres médico? Esto no debería ser un tabú para ti. Solo mencionarlo un poco y tu cara se pone así de roja —comentó Vanya.

—Los médicos tratan, no disfrutan —replicó Rendra mientras entraba directamente a la habitación, dejando a Vanya, que parecía seguir riéndose entre dientes.

Ahora Rendra estaba en la habitación. Dejó que su madre durmiera en la cama, mientras él dormía en el suelo sobre una alfombra. Para Rendra, una almohada y un cojín eran suficientes para hacerlo dormir profundamente.

No sabía cuánto tiempo había dormido Rendra, pero la voz de su madre llamándolo lo despertó. Lentamente abrió los ojos. Rendra vio a Endah y Vanya de pie en el umbral de la puerta.

—¿Qué pasa, mamá? ¿Por qué tanto alboroto? —preguntó Rendra mientras se frotaba los ojos.

—Es Mbak Jeni, Ren. Su estado ha empeorado. Tú eres médico, ¿podrías examinarla? —dijo Arini.

—Sí. ¿Dónde está Mbak Jeni? —respondió Rendra mientras se levantaba.

—En su habitación. ¡Síguenos! —dijo Endah. Luego caminó delante.

Al llegar a la habitación de Jeni, Rendra vio a mucha gente allí. Estaban preocupados por el estado de Jeni. La mujer estaba inconsciente y su aspecto era preocupante, con muchas heridas y moratones en el cuerpo.

Rendra examinó rápidamente el estado de Jeni, especialmente su pulso.

—¿Qué le pasó a Mbak Jeni? —preguntó Rendra.

Todas las personas, que antes estaban alborotadas, se callaron de repente. Se miraron unas a otras como si dudaran en decir lo que realmente había sucedido.

—¿Por qué estáis calladas? —preguntó Rendra mientras miraba una por una a las mujeres a su alrededor.

—Hoy Jeni fue contratada por un grupo de hombres. Puedes adivinar lo que le pasó —Endah fue la única que respondió.

—¿Qué? ¿Entonces quieres decir que Mbak Jeni...? —Rendra se sorprendió. No pudo terminar la frase.

—Sí... Abusaron de ella por turnos. No te sorprendas. Este es uno de los riesgos de nuestro trabajo —dijo Endah.

—Entonces, ¿cómo está Jeni? —preguntó Nadia. Parecía estar llorando porque Jeni era su amiga.

—Un momento. Tengo que examinar todo su cuerpo —respondió Rendra. Volvió a centrarse en Jeni. Su atención se dirigió inmediatamente a los genitales de Jeni. ¿Cómo no? Se veía sangre goteando de allí.

Sin pensarlo dos veces, Rendra examinó de inmediato el estado de los órganos íntimos de Jeni. Por supuesto, pidió permiso primero. Su instinto de médico se despertó de inmediato. Cuando eso sucedía, Rendra no sentía reparo ni vergüenza. Para él, lo más importante era intentar salvar el estado de una persona. Además, había mucha gente a su alrededor, así que Rendra no necesitó pensarlo dos veces para actuar.

Todos exclamaron sorprendidos instintivamente cuando le bajaron completamente los pantalones a Jeni, porque vieron el estado preocupante de sus genitales. La mayoría de ellos incluso apartaron la mirada de inmediato porque no podían soportar verlo.

—Esto es muy grave. Con razón Mbak Jeni se desmayó. Sus genitales tienen heridas e hinchazón —dijo Rendra. Con una sola observación, ya pudo llegar a una conclusión.

—¿Jeni estará bien, verdad? —preguntó Nadia—. Te lo ruego, sálvala —suplicó.

—Pero, señoras... No soy un médico especialista. Todavía soy un médico interno. En mi opinión, sería mejor llevar a Mbak Jeni al hospital —sugirió Rendra.

—Hay una razón por la que te pedimos ayuda. Te lo diré más tarde. Lo que está claro es que te ruego que hagas algo para mejorar el estado de Jeni —dijo Endah, que parecía seria.