Sabira

"Regan, ¿por qué eres tan cruel con Clara, hijo?", preguntó su madre, cuando Devan acababa de entrar en su casa y ya era recibido con las reprimendas de su madre.

A regañadientes, Regan detuvo sus pasos.

"Mamá, ya le he dicho muchas veces a mamá, por favor, nunca acerques a Clara a la vida de Regan, si mamá realmente quiere que Clara esté cerca de mamá, entonces que se quede con mamá, no la emparejes con Regan, porque a Regan no le gusta", recalcó Regan, sintiendo realmente ganas de gritar si esa mujer no fuera su madre.

"¿Por qué, hijo? Clara es una mujer buena, educada y también es modelo, además conocemos muy bien a su familia, y tú has sido su amigo desde pequeño", dijo la madre, aún no satisfecha con la respuesta de Regan.

"Según mamá, ella es buena, pero según Regan, ella no es una mujer buena, en fin, si mamá aún no deja de acercarla a Regan, no esperes que Regan viva en esta casa, Regan vivirá en su propio apartamento", amenazó Regan a su madre.

"No, no hagas eso, sí, sí, mamá no te acercará más a ella", se resignó la madre.

"Bien, una vez más, si esa mujer viene a la empresa, que se atenga a las consecuencias, la haré pasar vergüenza por el resto de su vida", amenazó Regan, no bromeando, su madre también se estremeció al ver el rostro aterrador de su hijo.

"Dios mío, ¿cómo puede ser así?", murmuró la madre.

"La próxima vez, no hagas enojar a tu hijo, mamá, él no es un hombre fácil para mujeres baratas como Clara", regañó el padre.

"Papá, ¿qué te pasa?, estás del lado de tu hijo", se quejó la señora Dian.

"Mamá, mamá... Mamá puede ser fácilmente engañada por esa mujer, pero no nosotros los hombres", dijo el señor Raihan, dejando a la señora Dian sola.

"Huuu... ¿Será que yo me equivoco al acercar a Clara a Regan?, ¿cómo será realmente la vida social de Clara ahí afuera, hasta el punto de que mi hijo y mi esposo no la quieren?", murmuró la señora Dian, masajeándose la frente que comenzaba a doler.

Regan llegó a su habitación, inmediatamente se dejó caer sobre la suave cama de su habitación.

"Huuu... Qué cansado", se quejó Regan y sacó su teléfono móvil del bolsillo de su chaqueta.

Regan abrió su teléfono móvil y vio algunas fotos de Sabira que le habían enviado sus subordinados.

"Eres una chica fuerte, seguro que puedes superar todo, te cuidaré desde lejos, ahora eres mi responsabilidad", murmuró Regan mirando el hermoso rostro de Sabira.

Después de disfrutar viendo las fotos de Sabira, Regan se levantó de la cama, entró al baño para limpiarse el cuerpo que se sentía pegajoso.

Mientras tanto, en otro lugar, Sabira, que acababa de regresar del centro comercial con Tari, fue recibida por Bi Tuti en la puerta.

Con una sonrisa radiante en los labios, Sabira miró a la tía.

"¿La tía lleva mucho tiempo aquí?", preguntó Sabira feliz, finalmente su tía favorita podía vivir con ella.

"No, señorita", respondió Bi Tuti, también feliz de conocer a su ama.

"Entra, tía", invitó Sabira.

"Ahí está tu amiga y las compras, señorita", señaló Bi Tuti hacia el coche, allí se veía a Tari refunfuñando molesta porque su amiga la había olvidado.

"Jajaja... Lo siento, lo siento, estaba tan feliz de ver a la tía que te olvidé, bestee", se rió Sabira con una risa alegre.

"Sí, sí, ya sé, la única que importa es la tía, nosotras qué", resopló Tari alejándose de Sabira y Bi Tari, entrando a la casa de alquiler de Sabira sin saludar.

Sabira se rió alegremente al ver el rostro molesto de su amiga.

"Mira, señorita. Tu amiga está enfadada", se rió Bi Tari.

"Déjala, con comida se pondrá bien otra vez", se rió Sabira, llevando sus compras a la casa y siendo ayudada por Bi Tuti.

"Esta es la habitación de la tía, y al lado de mi habitación", dijo Sabira, informando a Bi Tuti sobre la habitación que ocuparía Bi Tuti.

"Bien, señorita", respondió Bi Tuti educadamente.

"Bueno, entra a tu habitación y ordena tu ropa en el armario, luego descansa un poco, seguro que estás cansada, hoy no cocines, compraremos comida", parloteó Sabira.

Bi Tuti solo asintió en señal de entendimiento, así era su joven ama, que siempre humanizaba a sus empleados.

"Bir, me voy a casa, mañana me quedo de nuevo", gritó Tari.

"Está bien, ten cuidado, dale mis saludos y agradecimientos a tu tío", dijo Sabira.

"Ok, adiós bestee...", dijo Tari agitando su mano hacia Sabira, y Sabira respondió.

Después de no ver más el coche conducido por su amiga, Sabira entró a la casa y no olvidó cerrar la puerta con llave.

Sabira entró a su habitación para limpiarse el cuerpo y descansar de inmediato.

Cuando Sabira salió del baño, se sorprendió por la presencia de su tía que ya estaba sentada tranquilamente en la cama de Sabira con medicamentos.

"Hii... Pensé que era quién, resulta que es la tía", se rió Sabira que solo llevaba una toalla kimono y una toalla enrollada en la cabeza.

"¿En quién pensabas, señorita?", se rió Bi Tuti.

"En nadie", Sabira también se rió.

"Siéntate aquí, señorita", invitó Bi Tuti dando palmaditas en la cama a su lado.

Sabira, que conocía la intención de Bi Tuti, caminó obedientemente hacia Bi Tuti, luego se sentó al lado de Bi Tuti.

Con esmero, Bi Tuti trató las heridas en la espalda de su joven ama.

Sabira estaba realmente conmovida por la atención de Bi Tuti, desde que su familia le prestó atención a Aura, solo Bi Tuti fue la única leal a Sabira.

"Gracias, tía", dijo Sabira sinceramente.

"De nada, señorita", respondió la tía con la misma sinceridad.

"¿La tía no iba a descansar?", preguntó Sabira.

"Iba a descansar, pero cuando escuché el sonido del agua, seguro que la señorita se estaba bañando, así que la tía no descansó, la tía recordó que la espalda de la señorita aún no está completamente curada, hay que tratarla primero", confesó Bi Tuti.

"Ahhh... La tía es la mejor", Sabira corrió a abrazar a Bi Tuti.

Bi Tuti también devolvió el abrazo de Sabira con amor.

Continuará...

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