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Arenas Del Destino

Arenas Del Destino

Status: En proceso
Genre:Romance / Amor prohibido / Matrimonio arreglado / Pareja destinada
Popularitas:45.6k
Nilai: 5
nombre de autor: Eliza Márquez

En las áridas tierras de Wadi Al-Rimal, donde el honor vale más que la vida y las mujeres son piezas de un destino pactado, Nasser Al-Sabah llega con una misión: investigar un campamento aislado y proteger a su nación de una guerra.

Lo que no esperaba era encontrar allí a Sámira Al-Jabari, una joven de apenas veinte años, condenada a convertirse en la segunda esposa de un hombre mucho mayor. Entre ellos surge una conexión tan intensa como prohibida, un amor que desafía las reglas del desierto y las cadenas de la tradición.

Mientras la arena cubre secretos y el peligro acecha en cada rincón, Nasser y Sámira deberán elegir entre la obediencia y la libertad, entre la renuncia y un amor capaz de desafiar al destino.

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Promesas en la arena.

Sámira miro a Nasser. Él suspiró, no se sentía orgulloso de tener que amenazar a una mujer, pero no podía darse el lujo de fallar, era demasiado lo que había en juego.

El quito su mano.— ¿ Me ayudara con el médico?, pregunto ella.

— Por supuesto, tienes mi palabra no te casaras con ese hombre si no quieres.

— Supongo que seré su cómplice de momento, aunque no dañaré a los míos sentenció ella.

— Yo no quiero dañarlos, solo quiero evitar esa guerra dijo Nasser y Sámira le creyó.

— Vino por ella, ¿verdad?, usted aun ama a la princesa.

— Eso no viene al caso.– Nasser se apartó y se acuclilló junto al fuego mientras veía las llamas pensó en eso.— No la amo, pero si creo que le debo algo, además ella no quiere una guerra. ¿ Qué hicieron con el hombre que vino a espiarlos?, pregunto él. — Sámira lo miro, ella y su bocata.— Ese hombre tiene familia, si está muerto al menos deberían saberlo, para poder despedirlo.

— No lo sé, no le miento. Solo sé que se lo llevaron los hombres.

— ¿ Cómo lo descubrieron?, pregunto Nasser.

— No lo sé, solo escuché que era un traidor y se lo llevaron, Azza me contó lo ocurrido, papá cuando hablaba con Ahmed dijo que tenían pruebas de que era un espía del rey, alguien se los dijo.

—Quiero que entiendas que si vine aquí fue para evitar una rebelión, que solo traerá una guerra interna.

— ¡Para qué ella no pierda su corona!.

— Ese es el problema, todo creen que por ser mujer y respetar las costumbres, es débil. Pero ella puede ser tan intransigente como cualquier hombre, además su primo es el rey de Durham, así lograrán que el ejército le diera la espalda, la región no se la dará, en Rhaydan ya se habla de una rebelión, si no ha enviado al ejército es porque intenta respetar a los que piensan diferente.

— ¡O tal vez Wadi Al-Rimal no le interesa lo suficiente!. Ella va a todos lados, pero aquí no viene, es como si las mujeres de aquí no mereciéramos su presencia.

— Tal vez no venga aquí porque su abuela murió aquí, Mariana era una niña y escucho como torturaban a su abuela solo porque había evitado que un hombre azotara a su esposa de una manera brutal. Esos hombres querían usar a Mariana para demostrar que la mujer no era la elegida de Dios y por lo que veo siguen con la misma idea.

— Yo lo ayudo y usted me ayuda. Supongo que usted se va a ir de aquí, cuando usted se vaya, yo me quiero ir de aquí. ¿Usted me llevará a la ciudad?, deme su palabra y lo ayudaré.

Nasser la miró.— Cuando yo me vaya, te llevaré lejos de aquí. Lo juro.

Sámira asintió.— Si quiere ver lo que hay en las cajas debe ser ahora que Ahmed no está, él suele dormir en esa tienda. Quiero irme.

— Si volvemos ahora, alguien podría verte, lo haremos al amanecer, puedes dormir en el asiento trasero de la camioneta.

— Pero al amanecer también me verán.

— No porque dejaré la camioneta cerca del lugar donde lavan la ropa, al amanecer no suele haber nadie, te daré mi ropa y tú tendrás una excusa, dejaré una cubeta quiero lavar mi camioneta así que deja el agua que uses ahí para mí.

Sámira sonrió.— ¿ Siempre piensa en todo?.

— Por supuesto.– Nasser miro el fuego.— En tú lugar me hubiera robado un caballo o camello ya estarías lejos de aquí, pero tu te llevas una cabra, que te delata.

— Sabe la paliza qué me darían si me robara un caballo.

— La misma que te darán por irte, pero con el caballo llegarías más lejos.

Sámira lo miro en cierta forma, tenía razón.— ¿Cree que el médico le hará caso?.

— No te preocupes obedecerá, y si todo sale bien en unas semanas nos iremos de aquí.

Sámira sonrió y se dirigió a la camioneta a intentar dormir.— ¿Cree que sea seguro duerma en la camioneta?.

— No te preocupes de aquí veo todo el campamento, si alguien viene hacia aquí lo veré.

El sol comenzaba a elevarse sobre las dunas cuando la camioneta se detuvo junto al oasis. El murmullo del agua y el roce del viento en las palmeras daban una falsa sensación de calma.

Nasser bajó del vehículo y miró alrededor: no había nadie. Solo los restos de las ropas húmedas que las mujeres habían dejado secando la tarde anterior.

— Ire por las cosas, no te muevas —ordenó con voz baja antes de cerrar la puerta.

Sámira seguía escondida en el asiento trasero, encogida bajo el manto grueso que le cubría el rostro y los hombros. Apenas respiraba.

Minutos después, Nasser regresó con dos cubetas de metal y la cesta de lino con su ropa. La apoyó sobre la caja del vehículo y abrió la puerta trasera con cuidado.

— Todo está aquí —dijo en voz baja—. Baja despacio, no quiero que te vean.

Colocó el manto sobre una caja, fingiendo que lo dejaba al sol. Con movimientos silenciosos, Sámira se deslizó fuera del vehículo y se quedó acuclillada junto a la rueda, su respiración temblorosa. Nasser cerró la puerta con suavidad y bajó el cristal para observar el entorno.

— Quédate aquí hasta que llegue a mi tienda —susurró, mirándola por última vez.

Sámira asintió sin decir palabra, mientras el viento levantaba un poco el velo que cubría su rostro.

Nasser se alejó con paso firme, aparentando normalidad. Al llegar a la tienda, soltó el cordón que sujetaba a la cabra. El animal, en cuanto se sintió libre, salió corriendo en dirección al oasis.

Nasser no pudo evitar una leve sonrisa al verla desaparecer entre las palmeras.

— Por lo visto, las locas se atraen —murmuró para sí...

Al dia siguiente Nasser conducía la camioneta por el desierto, iba rumbo a Al-Qasr con Samira, su madre Laila y la madre de Azza quien iba por telas, las tres mujeres iban sentadas atras.

Nasser conducía en silencio, había colocado música, mantenía la vista al frente, con una serenidad que contrastaba con los nervios de las mujeres que iban en el asiento trasero.

Sámira miraba por la ventanilla, apretando con fuerza el borde del velo. No podía dejar de pensar en el plan; una parte de ella aún dudaba que Nasser pudiera cumplir su palabra, pero otra —más silenciosa y obstinada— quería creerle.

Laila, su madre, iba en el medio. De tanto en tanto le acomodaba el velo a su hija. A su lado, la madre de Azza —Fátima — iba en silencio, con las manos apoyadas sobre un bolso de tela, pensando ya en las telas que debía comprar en el zoco.

Cuando la camioneta entró en las calles polvorientas de Al-Qasr, el murmullo de la ciudad rompió el letargo del desierto. Hombres con túnicas claras descargaban sacos, los niños corrían entre los burros.

Nasser redujo la velocidad y se detuvo frente a una pequeña clínica de adobe con un letrero azul. Se giró hacia ellas.

— Aquí es. No se preocupen, las esperaré cerca en el mercado.

Laila asintió y bajó junto a Sámira, ajustándose el manto antes de entrar al edificio.

Nasser esperó a que desaparecieran tras la puerta y luego volvió a arrancar.

Una cuadra más adelante, detuvo la camioneta frente al mercado cubierto. Fátima se bajó despacio.

— Estaré esperándolas aquí cuando terminen, señora Al-Bashir .

Ella asintió y desapareció entre los puestos.

Nasser apoyó los codos sobre el volante y miró por el espejo retrovisor. En la distancia, la fachada de la clínica se veía quieta, sin movimiento.

Suspiró. El plan debía salir bien. Tomó su teléfono y llamó a Ibrahim.

Minutos después, el teléfono de Nasser comenzó a sonar.

— Alteza, dijo él.

— Me haces el favor de explicar que esta pasando.

— ¿ Has cumplido con mi requerimiento?, pregunto el ansioso, algo que lo desconcertó. Luego se dijo qué su ansiedad se debía a que si él cumplía Sámira sería su aliada.

— Por supuesto, la joven no obtendrá ese certificado y ahora mes explicas que está pasando.

— La joven, Sámira es hija del jefe del campamento, resulta que cuando me dirigía a Wadi, me la tope en Nour, había escapado parece que la quieren casar con un hombre mayor, y de segunda esposa. Ella me comentó de las cajas con municiones así que hice un trato con ella, me ayuda y yo la ayudo.

— ¿Te has descubierto?, te has puesto a pensar que puede traicionarte.

— No lo creo, Alteza. Ella quiere irse y le di mi palabra que la llevaría a Rhaydan.— Mariana se sorprendió al escuchar a Nasser.— Nunca hablamos de lo que recibiría al terminar esto.

— Obviamente recibirás una recompensa.

— Quiero que mi recompensa sea que recibas a Sámira, puedes emplearla en algún palacio, pero que quede bajo tu protección. Ella me ayudara a ver si tienen las armas. Aquí ya se habla de una guerra, tras la muerte de tu padre.

— Papá goza de excelente salud dijo Mariana.

— ¿Un atentado tal vez?, según me dijo la joven, descubrieron al agente, parece que alguien les dijo que era un espía del rey, y seguramente es quien les proporciona las armas.

— Estoy realizando una auditoria externa, puedo asegurarte que están bastante molestos. En cuanto puedas comprobar que están ahí las armas, enviaré al ejército. Así que quiero que te vayas antes de que lleguen ordenó Mariana...

La clínica era pequeña, con paredes de adobe blanqueadas y una cortina azul que separaba el área de espera del consultorio. Un ventilador giraba perezosamente sobre el techo.

— Señora Laila —saludó la doctora inclinando ligeramente la cabeza—, ¿es para su hija, verdad?

— Sí, doctora. Es solo un control, nada más —respondió Laila, sonriendo con amabilidad.

La doctora asintió y miró a Sámira, quien bajó la vista y se sentó en silencio en la camilla cubierta con una tela limpia. Mientras la doctora preparaba algunos instrumentos, Laila salió un momento para firmar los papeles.

Laila estaba de pie junto a la puerta, sin notar nada extraño. La doctora sonrió con serenidad.

— Todo está bien, señora Al–Jabari. Pero su hija está muy delgada, algo desnutrida recomiendo alimentos más fuertes y le dare unos suplementos, son vitaminas, hierro. No se preocupe no debera pagar por ellos, ya que los surte el gobierno. Mi consejo es que si se casa ahora, no puede quedar embarazada; necesita fortalecer su cuerpo.

Laila suspiró aliviada.

— Gracias, doctora, así lo haremos.

Sámira la miró, incrédula. Por un instante, sus miradas se cruzaron. La doctora no dijo una palabra.

Sámira salió feliz de la consulta, y se dirigió con su madre al soco.

— ¿Compraremos algo?, pregunto ella.

— Ya que estamos aquí dijo Laila.

Samira caminaba feliz mirando hacia todos lados.

— Mamá me da para el agua, Laila asintió y le dio dinero.

Sámira iba caminando hacia el puesto cuando vio a Nasser sentado a unos metros de ella.

Sámira se detuvo un instante, observándolo desde lejos. Nasser comía con la calma de quien no tiene prisa, la cabeza descubierta, la barba recortada, una botella de agua fría al lado. Parecía otro hombre fuera del campamento: más libre, menos severo.

Laila seguía regateando con una vendedora de especias, sin notar nada.

Sámira se acercó despacio, fingiendo mirar los puestos, hasta quedar a unos metros de él.

Nasser levantó la vista y la vio. No dijo nada; simplemente movió la cabeza en dirección a la silla frente a él.

Ella dudó, pero finalmente se sentó.

— ¿Qué hace aquí? —susurró ella, bajando la voz.

— Almorzando —respondió él con total naturalidad—. No todo en la vida es guerra o misiones secretas.

— Mi madre cree que está comprando agua.

— Que siga creyéndolo —replicó él, bebiendo un sorbo—. ¿Salió todo bien con la doctora?

— Sí —dijo Sámira con una sonrisa contenida—. Dijo exactamente lo que usted dijo que diría.

— Entonces cumplí mi parte.

— No esperaba menos de usted —dijo ella, sin ironía.

— Eso suena casi a un cumplido.

— No se acostumbre.

Nasser sonrió apenas, pero en sus ojos había un brillo divertido.

— Si quieres, puedo darte una botella de agua. Dudo que tu madre te deje comprar una en el camino.

— No quiero nada suyo —respondió con orgullo, pero su mirada se detuvo en la jarra helada de la mesa.

Nasser se dio cuenta y, sin decir nada, la empujó hacia ella.

— Es solo agua, no te pervertire por darte agua.

Sámira bebió un sorbo, evitando mirarlo.

— ¿Usted siempre manipula a la gente así?

— Veo que no te caigo bien y eso que te salve.

Sámira le sonrió.— Debo volver con mamá dijo ella.

Nasser se quedó observando mientras se iba. La vio mirando una tela mientras hablaba con su madre. A regañadientes la vio dejar la tela, Nasser se puso de pie y se dirigió a la tienda...

El viaje de regreso fue en silencio, en cuanto llegaron Laila le dio las gracias.

— Señora Al–Jabari, si me permite unas palabras, en el dia de ayer su hija.— Sámira lo miro aterrada.— Me hizo el favor de lavar las alfombras, al no estar Farid o Ahmed decidí darle el pago en especies si está de acuerdo dijo Nasser extendiendo un paquete. —La mujer asintió y miro a su hija para que tomara el paquete.

Sámira lo tomo y le agradeció, mientras caminaba junto a su madre miro el paquete, habia esencias y tela. Sámira sonrió...

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Marielba Carrasquel
Ninguno nos creímos ese cuento de si mi hija lo quiere ; Aquel sabe eso Farid 🤔
Marielba Carrasquel
Bueno Nasser tocará el plan B que por tu conocimiento lo elaboraste porque ya sabías que tipo de hombre es este Farid.
Blanca Idalia España Lozano
Lo extrañas , porque ya te acostaste a sus atenciones contigo , ya no te regaña . Ahora solo te mima y te da besitos cálidos, verdad Samira ❤️❤️❤️❤️
Blanca Idalia España Lozano: Error 😂 Acostumbraste Samira a las atenciones 😂
total 1 replies
Blanca Idalia España Lozano
A lo mejor el anillo de compromiso de Samira 😍🥰
Blanca Idalia España Lozano
Está conociendo su casa a fondo
Blanca Idalia España Lozano
Que miedo entrara a la tienda a ver si están las armas 🧐🤔,
Blanca Idalia España Lozano
Que bueno Que Nassar le dijo que si se quiere casar y formar una familia
Blanca Idalia España Lozano
Yo creo 🧐🤔que Farid ya lo está considerando como buen prospecto para yerno , con más poder , tal vez por lo que le dijo su hijo .
Blanca Idalia España Lozano
Eso sí que fue sorpresivo , solo que Samira se sienta uteajada porque la salvó 🧐🤔, será eso ?
Blanca Idalia España Lozano
Bueno por una parte , es bueno que no sea tan cerrado de mente , que puede distinguir una situación de otra 🧐 , a mí parecer es mejor , ese progreso de pensamiento . Tal vez Nassar cambie el destino de ese pequeño pueblo del oasis .
Blanca Idalia España Lozano
Tiene a su amada Samira en su pensamiento 😍🥰.
Blanca Idalia España Lozano
Es cierto la fuerza , la voluntad de seguir adelante , todo se gesta en la mente de cada Ser vivo . Pero donde se guarda todo lo aprendemos y pensamos a lo largo de nuestra existencia ? En la mente universal 🧐
Blanca Idalia España Lozano
Ya justifico las cajas de armarmento si lo encuentran 🤔🧐, que listo , ya se curo en salud . Lo que no sabe es que Nassar y la familia Real ya lo saben .
Blanca Idalia España Lozano
En el norte de México , se acostumbra que todos los fines de semana se hace carne asada , en reuniones con amigos o familia , donde se convive , hay abundante comida , botanas y bebidas . En esta zona Nuevo León , hay mucha descendencia árabe, yo creo que de ahí la tradición que hoy tenemos
Blanca Idalia España Lozano
Farid tu hijo tiene toda la razón , escúchalo , lo otro es al azar .
Blanca Idalia España Lozano
Lo que no sabes Farid , es que no piensa vivir en el oasis , se la llevará a Raleigh 😍🧐🤔, como se te caira la mandíbula 😂
Blanca Idalia España Lozano
Ya te diste cuenta el general hizo lo que le dió la gana . O sea nada 🧐
Marielba Carrasquel
La ambición es lo que mueve a este viejo Farid 😡
Marielba Carrasquel
Siempre con el bendito interés 😤,
Blanca Idalia España Lozano
Fueron 10 creo , con poder , aparte de Nassar , estubo complicado casar a Mariana , no se cómo cayó Asher , tendré que volver a leerla , me acuerdo haberla gozadaomucho ❤️😍🥰😘
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