EL TRATO DE NUESTROS PADRES

narrativa del autor.

En la cocina..

las empleadas estaban enfocadas en sus labores. pero, como es de costumbre el chisme nunca pasa de moda. tres chicas que estaban cocinando la cena, hablaban criticando a la mujer que su amo, había llevado a la mansión. aunque por otro lado. también estaban esas que no les disgustaba para nada tener una anfitriona por fin en la casa.

— es una corriente. — Carolina bufó, en disgusto. — cómo es que el amo, pudo haberse fijado en semejante mujer tan asquerosa.

— con esa carita de yo no fui. — Yulissa agregó en enfado. — ja, de seguro es toda una zorra. ¿qué habrá hecho para hacer que el amo la trajera a la mansión?.

— de seguro está embarazada.— zuly cuestionó.— y es por eso que el maestro la trajo aquí. qué p*ta.

— cállense. — hablo cristina — si Nani las escucha, cuchichendo acerca de los amos. seguramente las castigarán.

— cállate tú. — Yulissa refutó, mientras le lanzaba una papa. — apenas es el primer día, en que esa mujer está aquí y, ya la considera tu amo?.

— ¡Auch!.

— oye basta. — Gina, plantó con agresividad, mientras azotaba la masa a la mesa de mármol.— ella tiene razón. no deberían de hablar así de Los amos, además, qué importa si es el primer día que ella está aquí. el amo nunca antes ha traído a ninguna mujer a esta mansión. ella es la primera.

— ¡tu!. ¿qué ganas defendiéndola?. — Carolina disputó, mientras clavaba el cuchillo sobre la tabla de picar.

— ¡perras, cállense ya!. — dijo brandy, mientras golpeaba la cuchara con tanta fuerza sobre la estufa. — qué más da, quién sea esa mujer en esta casa. ninguna de nosotras tiene derecho a cuchichear a sus espaldas. pónganse a trabajar y dejen de estar como pericas perdiendo el tiempo.

Carolina, Yulissa y zuly. estaban a punto de estallar en furia cuándo, Nani entro a la cocina. voz autoritaria resonó por toda la cocina. esa voz carente de emoción alguna. ¿qué demonios está pasando?. esas palabras aunque no regían mucha autoridad, daban miedo si salían de la boca de Nani. Nani no era una simple empleada. ella había sido compañera de dabuc, ambos habían entrenado juntos, Nani era una ex sicaria de alto caché. ella era la más Leal al amo. una orden de Nani, era equivalente a la orden del amo. Nani no pedía permiso para castigar a los empleados si estos cometían errores. ella disponía de toda la autoridad sobre ellos. cuando entró a la cocina, todas las empleadas agacharon la cabeza mostrándose sumisas ante ella.

— no quiero volver a escuchar a ninguna de ustedes hablar mal de la mujer que el amo ha traído a la mansión. — plantó con ese tono asesino. frío y hostil. —el amo, puede traer a la mujer que se le dé la gana. él es el dueño de esta mansión, y ustedes. no son nada más que empleadas. y les advierto, que no se atrevan a hacer ninguna estupidez. de lo contrario no seré parcial con ustedes, y, ya saben que no me gustan las malditas jetas que le han estado poniendo a la señorita. me he dado cuenta perfectamente con la hostilidad que la miran. no importa si el amo la recogió de un basurero o un burdel. y, aunque así fuera. su deber es servirle, estar a su servicio y disposición siempre, para lo que ella necesita y pida. espero que les haya quedado Claro porque no pienso repetirlo otra vez.

después de que Nani dijera todas esas palabras. jiro sobre su eje y salio de la cocina. las empleadas quedaron atemorizadas, no por lo que ella había dicho, sino por el tono asesino con el que Nani siempre mezclaba las palabras cuando amenazaba a alguien. permanecieron por unos segundos en silencio. nadie se atrevió a agregar absolutamente nada después de eso. regresaron retomando sus actividades sin siquiera tener ganas de pronunciar otra palabra más.

era más que claro, mientras Nani no sintiera ningún disgusto hacia la nueva mujer que el amo había traído a la mansión. todas las demás tenían que respetarla sí o sí. y esos planes maliciosos que tenían, de hacerle la vida de cuadritos se les vino abajo. ya que, si iban en contra de las palabras de Nani era como buscar la muerte y de la peor manera.