Analia al saber de la dolencia que sufría su hija Lorena de 13 años, busca desesperada a su esposo para que la ayude, descubriendo su infidelidad al llegar sin avisar, estando ahí recibe la dolorosa noticia del deceso de su hija. Ante él torbellino de emociones que la atormentan, no se puede darse el lujo de decaer, tiene a su hijo de 15 años que está lidiando con él duelo de perder a su hermana querida y los cambios repentinos en la vida de su familia. Juntos, madre e hijo, emprenden un camino de superación y resiliencia. Analia busca reconstruir su vida, encontrando fuerza en el amor por su hijo. Angel buscará la manera de que su madre sea feliz impulsando a que se de una oportunidad en el amor. Analia se siente en Jaque mate en el amor. ¿Encontrará quien la valore?
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Capitulo 16 Protector
Narra Fernando
Analia con su singular manera convenció a mi padre de tomar sus medicinas, se olvidaron de mi, conversaban entre los dos, lo trataba de manera dulce, como a un niño, y a mi padre le gustaba, siendo que a mí me retaba si lo trataba asi.
Él indagó en la vida de ella, Analia le respondió relajada, sin mentir en nada, me gustó escuchar que me halago, eso de algún modo elevo mi ego.
Para mí sorpresa lo convenció de salir de su cuarto, comimos con él en el patio, bajo la sombra de un gran árbol.
Analia le relato como una leyenda en torno a ese árbol, notaba que mi padre posaba sus manos con las de ella.
-SI SIGUE PORTANDOSE BIEN LE TRAERE MIS PASTELILLOS ... NO LE DIRE NADA A SU HIJO... VENDRE SOLA ... HACE MAL TERCIO. Le dijo ella, haciendo que mi padre sonría.
¿Cuándo sonrio?
-Me agrada, no lo arruines. Me aconsejo mi padre al despedirse.
-QUIERO NIETOS. Grito por último.
-Ya tengo un hijo ... Y lo mejor que sabe jugar ajedrez... No debe escucharlo llorar ... Ni cambiar de pañal. Le dijo Analia.
-Si es como su madre... Me va a agradar. Le dijo mi padre sonriendo.
-Analia... Tu... ¿Puedes tener hijos?... O te ligaste. Le consulte curioso.
-Preguntas si soy fértil... Claro que lo soy ... Por lo que tomo la pastilla ... Quiero disfrutar del s#xo. Me dice mirándome con una sonrisa.
-Solo era por curiosidad. Le digo.
-Somos jóvenes ...Quiero vivir esta etapa... Nunca supe lo que era sentir ese cosquilleo de enamorados... Hacerlo en cada puesta de sol ... Ver el amanecer... La lluvia caer. Me dice.
"Está enamorada de mi", estalló en mi cabeza emocionado.
-Tu tienes treinta... Yo estoy cerca de los cuarenta. Le cuento.
-Los hombres son fértiles siempre... Y vos vas a tener suficiente energía después de los cuarenta para que quieras tener algo pequeño robándo mi atención. Me dice.
-Le ponemos en la cuna enchufado a una mamadera. Le digo
-Ja...Ja... Que poco sabes. Me dice divertida.
Ella se ríe, tomando en broma lo que le digo, pero la verdad me gustaría tener un hijo con ella, ver como sale, si tendrá sus ojos, o los míos, si sacará su energía o mi seriedad.
Es una mujer increíble, que me sorprende a cada paso, así como puede ser tierna, dulce, en la intimidad es lujuria y pasión intensa.
Es inteligente, capaz, una mujer que no estaría con cualquiera, y está conmigo, por lo que me siento el hombre más dichoso de la tierra.
Es directa en sus expresiones, si algo le molesta me lo dice, si algo la alegra lo expresa de manera genuina.
La dejé en su casa, ella hablaría con Angel sobre lo nuestro, si íbamos en serio, no quería ocultar a su hijo.
Me sentía nervioso al respecto, era como si tuviera que enfrentar a mis suegros, pero en este caso era a su hijo.
Al llegar a casa note que ella dejo su cartera en el auto. Eso me dió una escusa para volver a verla.
Cuando me aproximaba a su casa, ví que su ex estaba de nuevo haciendo lío y la policía estaba presente en el lugar.
-Analia... Te olvidaste tu bolso. Le dije pasándole la cartera ignorando al impresentable que le reclamaba sobre quien era.
La note agitada, por lo que la encamine hacia la casa.
-Vamos... Te prepararé un te. Le dije.
-Prefiero un licor. Me respondió.
-O una cerveza. Le sugerí.
Antes de ingresar sentí que me estiraron para atrás, me gire atajando una piña de su ex, que me increpo con furia, le di para que tenga y guarde.
¿Quién se creía para atacarme?
Perdió a su esposa al cambiarla por otra. No solo eso, dejo morir a su hija, que saco el tipo de sangre de él y no fue capaz de donarle para que se salve.
Ataje todos sus golpes y le propine unos cuantos. Hasta que los oficiales lo detuvieron disparándole con la pistola eléctrica que ellos cargan.
Analia se aproximó preocupada por mi, ví aflicción en sus ojos.
-Estoy bien. Le dije calmandola
-Me quedaré contigo. Le dije para asegurarme de que no regrese a molestarla.
Los oficiales nos dijeron que lo dejarían en las sombras por esta noche y que vayamos a dar la declaración al día siguiente.
Les dijimos que así sería.
Al cruzar la entrada Analia me abrazo fuerte, la abrace hundiendo mi rostro en su cuello.
Nos dirigimos a la cocina y por la heladera vimos una nota de su amiga que llevo a los chicos a los videos juegos.
Analia tenía su celular sin batería por lo que lo puso a cargar.
-Asi que estamos solos... Está por llover ... Y tu cuarto de invitados tiene un ventanal que apunta al cielo. Le dije a Analia incitandola a compartir una velada aprovechando que no había nadie.
Ella suspiro sonriendo a duras penas. Se giro como buscando unos vasos y se largo a llorar, como descargando toda la frustración que le provocó su ex con la escena que le armó.
-Ya... Aquí estoy. Le dije abrazándola.
La gire brindándole besos y caricias, ella se refugio entre mis brazos. La lleve a su cuarto en el segundo piso, era amplio, todo blanco, hasta las fundas de su cama eran blancas.
-Recuestate... Te traeré algo. Le dije.
-No... Quédate. Me pidió.
Puse la traba a la puerta y me recosté a su lado a acunandola entre mis brazos.
-Me gusta tu perfume. Me dijo al tener su rostro escondido en mi cuello.
-A mi me gusta el tuyo. Le dije.
-Te quedas a dormir. Me consulto.
-Si... Claro ... Si eso quieres. Le respondo.
Escuché que afuera se largo una fuerte lluvia, ella se durmió en mis brazos.
Su telefono sonó y ví que era una llamada de su amiga Mari, tenía un identificador de llamadas.
📞Ana... Con los chicos nos quedamos atorados en la casa de Julián. Dijo ni bien atendi.
📞Analia duerme. Le respondí.
📞Alejandro. Pregunto
📞Si... Me quedé... Su ex le hizo una escena... Vino la policía. Le comento.
📞De nuevo. Pregunto
📞Así es. Le dije.
📞Gracias por cuidarla ... Avísale que quedaremos en lo de Julián ... La lluvia es muy fuerte. Me dice cortando.
-¿Quién era?. Pregunto dormida Analia.
-Mari... Se quedan en lo de Julián... Se largo fuerte la lluvia. Le comento.
-En serio... Que bien. Dijo volviendo a recostarse por mi.
Tome la manta que estaba hacia mis pies y la tape, le saque sus sandalias y me quite mis zapatillas metiéndome con ella entre las mantas.
Quién lo diría, estábamos los dos solos, en la misma cama, tan cómodos, ella se ve que necesitaba dormir.
Me dormí abrazado a ella, en medio de mi placentero descanso escuché un despertador, mire la hora y marcaba las tres de la mañana.
¿Por qué tiene un despertador a esta hora?. Me pregunte.
Ella se despertó dormida.
-Analia... ¿Que haces a esta hora?. Le pregunto.
-Si quieres duerme... Debo preparar pastelillos. Me dice.
-Te acompaño. Le dije
-No es necesario... Debes dormir ... Solo pondré en el horno que se haga... Y programare el tiempo. Me responde.
-Quiero ayudar. Le dije incorporandome con ella.
Me sorprendió que a esta hora ella horneara, la seguí a la cocina, se escuchaba que afuera llovía.
Ví que saco de la heladera unas mangas con masa, tomo moldes de pastelillos, los relleno y coloco en el horno programando el tiempo.
Cuando terminó me aproxime abrazándola a besar su cuello, verla así me elevo la temperatura, deslice su vestido al piso, hice que apoye sus manos en la mesada y bebi directo de la fuente, la escuché gemir de placer. Me deleité al saborear por completo su nectar, seguí la linea de su columna con mis besos y mis manos moldearon su figura, la invadi desde atrás, sujetándome de sus lomas que se amoldaban a mis manos de manera perfecta.
Los dos jadeamos intensos, mis movimientos enérgicos la hacían gemir de placer, mis manos se deslizaron recorriendo su torso, su vientre, hasta sumergirse en su zona sur, forme círculos, la sentí muy húmeda, caliente, los chasquidos de las palmas se escuchaban, tan fuerte que más elevaba la temperatura. Me salía dándole pinceladas al durazno.
-Si...Hazlo. La escuché decir con la voz aguda.
Me apodere de ellos brindándole besos y me sumergí, la sentí ajustada, ella pronunciaba la primera letra del abecedario y mi mano se sumergió más en su zona sur, por lo que de los dos lados la invadía. La llene por completo, toda mi esencia en ella deje, bese sus hombros, sus labios.
Nos quedamos abrazados, recuperando el aire perdido.
En eso la campana del horno sonó.
-Hicimos tiempo. Le dije.
Ella sonrió mordiéndose el labio inferior y se apoderó de mis labios.
-Ya podemos ir a la cama. Me dijo.
Se lavo las manos, se las secó, se puso unos guantes y saco lo del horno, los dejo sobre la mesada que se enfríen.
Tome nuestras prendas y nos dirigimos arriba, antes de acostarnos nos duchamos juntos.
Sentir su piel resbalarse por el jabón, era la mejor sensación.
Saborear sus labios era todo un deleite.
Nos secamos, ella me dió una camiseta gris.
-Te queda sexi. Me dijo al ver que se me ajustaba a mi torso.
-Me gustaría que duermas sin nada sobre mi. Le dije.
-Tentador... Pero está fresco. Me dijo.
-Te afecta el frío... Si estás sola ... Pero estás conmigo. Le digo.
-No quisiera enseñar toda la mercadería . Me dice moldeando su figura con las manos.
-Je... Y que ví hace rato... ¿No eras tú?. Le pregunto porque estuvimos bañándonos juntos.
-No... Esa era miss espumas. Me respondió mordiéndose el labio inferior de manera coqueta, haciéndome sonreír por su ocurrencia.
La bese intenso siguiéndola a la cama, ella se puso una camiseta sin pantis y se metió entre las mantas invitandome a que la siga.
Suspiré hondo siguiéndola, ella de repente se metió completa, bajo las mantas, me empezó a dar besos intensos en mis partes nobles haciendo que estruje con mis manos las sabanas.
Me recorrió un fuego por todo mi cuerpo, me palpitaban mis gemelos de abajo y sin pensarlo ella bebió todo lo que le ofrecí, largue un largó gemido agudo.
Era una diosa en eso, me dejó viendo estrellas y todo el universo.
Se enderezó con una sonrisa.
-Como retribución por lo que me hiciste en la cocina. Me dijo recostandose por mi.
-Si es así la retribución... Lo haré mas de seguido. Le dije con la voz aguda, recuperándome de ese momento tan candente.
Ella sonrió aferrándose a mi y suspiro, la abrace completa.
Dormimos enredados, a la mañana sonó mi despertador, debía prepararme para ir a trabajar en mi casa, por ser Sábado, la verdad no tenía ganas, me sentía muy bien con Analia así.
-Ya hay que levantarse. Me pregunta Analia con la voz dormida, me encantaba escucharla así.
-Es para trabajar en mi casa... Pero no quiero irme. Le digo apretandola contra mi.
-En ese caso... Te preparo un café... Debo decorar mis pastelillos. Me responde enérgica.
-No estás cansada después de nuestra sesión de anoche. Le consulto.
-No... Me llenas de energía. Me responde dándome un tierno beso.
-Por mi parte ... No quiero levantarme. Le digo.
Ella me mira a los ojos y me besa la frente.
-Te enfriaste... Quédate en cama... Te traeré café y un analgésico. Me dice con aire protector.
-Estoy bien. Le dije.
-Escucha tu voz ... No suena como siempre. Comenta.
-Si me das un mañanero mejórare. Le digo.
Ella sonrió saliendo de la pieza cubierta con un salto de cama.
Pasaron unos minutos y regreso con el café y unos remedios para la fiebre.
-Toma... Le eche un poco de whisky. Me cuenta.
-Esto me dejara de diez. Le digo con una sonrisa.
-Me alegro que te guste. Me dice dándome otro beso.
Se dirige a su ropero y extrae un cepillo nuevo.
-Por si quiere. Me dice.
-Gracias... Eres muy dulce. Le digo.
Una vez que tome todo el café me vesti y la ayude a decorar los pastelillos.
'El virus de los virus'... ¡Se pasó Analía!
😆😆😆
(desecho: basura; entreveros de las homófonas)