Cuatro Estaciones Para Nuestro Amor

Al bajar del auto, la suave piel de Sara se erizó como si hubiese recibido una cubetada de agua helada, Carlos se dio cuenta de que el frío había golpeado sus sentidos y opto por cargarla para entrar rápidamente al hospital, después de todo estaba lastimada y no podía caminar y sentía que era su responsabilidad ver qué ella mejorará.

Increíblemente, ella lo permitió y hasta se pegó un poco más a su pecho al sentir su calor, efectivamente ella tenía frío y la cercanía de Carlos la hacía sentir más cálida.

Después de algunos minutos en revisión y colocarle algunos vendajes en la mano y las piernas, Sara pudo salir del hospital por su propio pie, Esto alegro a Carlos, solo que en su interior deseaba volver a llevar su cuerpo junto al suyo y ahora ya no había pretexto.

_ Señor le agradezco mucho lo que ha hecho por mí, ahora me retiro para que usted pueda seguir con sus pendientes. Dijo Sara extendiendo su mano hacia Carlos.

_Qué dices? Por qué me despides? Aún debo llevarte a casa, no pensarás en volver sola verdad? Dijo Carlos con el ceño fruncido.

_ Puedo tomar un taxi, de verdad no quiero perjudicar más su tiempo ni sus deberes, respondió Sara apenada.

_ Hoy no tengo más responsabilidad que ver qué llegas bien a casa, así que anda, sube al auto y dile a mi chófer tu dirección.

_ Gracias señor, es usted muy amable, dijo Sara un poco sonrojada ante tanta caballerosidad, y es que después de todo, Carlos demostró ser un verdadero caballero y no sería ella quien rechazara tan amable ofrecimiento.

Ambos subieron al auto y ella indicó al chófer como llegar, el camino fue tranquilo para ella, aunque Carlos iba buscando algún motivo para generar conversación, no encontró el modo de hacerlo sin que ella se sintiera acosada, sin darse cuenta el tiempo se le acabó, pues cuando menos lo esperaba estaban parados frente al pequeño departamento donde vivía Sara.

_ Agradezco tanto su tiempo y sus atenciones señor, no tengo como pagarle lo que hizo hoy por mí. Dijo Sara con una voz dulce y su mirada sincera puesta en Carlos.

_ Fue un gusto, cuídate mucho y camina con más atención. Respondió Carlos un tanto decepcionado de sí mismo.

De ese modo ella dio la vuelta y saco sus llaves de su departamento para poder entrar, mientras desde el auto Carlos la miraba alejarse y después perderse al cerrar la puerta; sin embargo, no se movió del lugar hasta ver qué luz se encendía dentro del edificio, fue como un consuelo saberla a salvo dentro de su casa, después de ver eso reaccionó y recordó la importante junta en la que debía estar desde hacía más de tres horas.

Ordenó a Pedro llevarlo al lugar de la reunión, después de todo podía darse el lujo de llegar tarde, ser el jefe tiene algunos beneficios y en esta ocasión podía aprovecharlos para justificar su tardanza, echo un último vistazo al edificio y después el auto se alejo perdiéndose en la calle en la que empezaba a obscurecer.