BL.
⚠️ Para mayores de 18, la novela puede contener escenas no aptas para menores. ⚠️
Alfred es un hombre que se dedica a desmentir leyendas junto con su hermano. Toda su vida ha sido relativamente tranquila o así lo cree él, en realidad no tiene casi ningún recuerdo. Estos parecen estar tapados con una espesa niebla blanca.
Jamás sintió demasiada intriga sobre el por qué sus recuerdos habían desaparecido, hasta que una extraña leyenda llega a sus manos, de hecho, fue muy conveniente para poder solucionar también el desastre en el cual su hermano se había metido.
Esta leyenda trataba sobre un Ángel y ofrecía una muy buena recompensa, junto con su hermano se embarca en su nueva aventura, que sin que Alfred lo supiera, se convertirá en el camino para desenvolver su pasado y encontrar a alguien que lo ha estado esperando en secreto.
Pd: La imagen de la portada NO me pertenece.
Newt y Thomas son solo una representación.
NovelToon tiene autorización de Xie Lian. para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capítulo 15: El día se acerca.
Alfred no había dormido en casi toda la noche, su tez era tan pálida como un trozo delgado de papel, profundas ojeras descansaban debajo de sus ojos ligeramente hundidos. Sentía su mente en un estado de letargo y todo su cuerpo flácido.
No logro pegar el ojo mientras vigilaba a Hugo, este había venido con heridas prácticamente leves descartando la de su rostro. El resto de su cuerpo solo tenía hematomas y algunos rasguños, la sangre en su ropa parecía ser la que emano de su labio cuando fue golpeado.
Miro a su hermano, el cual aún dormía cómodamente, con una expresión sumamente complicada y cansada.
¿Por qué siempre sucedían esta clase de cosas?
Temía que algún día su hermano saliera y ya no volviera.
—Mh—, un quejido provino de la cama y Alfred se levantó del sofá para acercarse aún más. Hugo estaba abriendo los ojos. —¿Qué paso?
—Eso debería de preguntarte yo—, Alfred estaba preocupado, pero su voz sonó extremadamente fría. Hugo se encogió entre las mantas.
—Bebí...—, su voz parecía el sonido que producía un cuchillo al ser afilado con una piedra.
—No me digas, no me había dado cuenta.
—Me robaron.
— ¿Qué?— Sus ojos se agrandaron ante aquella declaración, su tono de voz se volvió algo inestable. —No peleaste, ¿verdad?— Aunque ya conocía la repuesta en su corazón, fue inevitable para él preguntar.
—Claro que sí, ¿crees que me dejaría robar?
— ¡Pudieron haberte matado!, ¿¡acaso no sabes que tú vida vale más que unas malditas monedas!?— Hugo guardo silencio mientras miraba a Alfred, sus ojos se tornaron rojos mientras trataba de calmarse del sobresaltó que lo estaba atacando. —La próxima vez no seas imprudente, tú eres mi unció hermano en el mundo. Si algo te pasa, ¿qué haré yo entonces?, solo podría enloquecer.
Rara vez Alfred soltaba palabras así, mayormente lo hacía cuando ya sus emociones se estaban desbordando. Hugo se levantó y lo envolvió en un abrazo, solo para descubrir que estaba desnudo...
— ¿¡Y mi ropa!?
Alf se sorbió la nariz y se apartó de él.
—Claramente te la quite, estaba toda rota—, habló como si fuera lo más normal del mundo. —También te puse una crema que Andy me dio en los hematomas—, Hugo tomo la sabana y se envolvió en ella con vergüenza. —Ve a bañarte, tenemos que hablar después.
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Minutos después Hugo salió tan fresco como una lechuga, el agua del baño le había hecho muy bien, incluso el dolor de sus golpes se había ido casi por completo, aunque su labio aun le dolía un poco cada que abría la boca para hablar.
Alfred levanto la mirada al ver a su hermano y dejo la taza de café apoyada en una de sus piernas mientras la sostenía por el asa, Andy, a su lado, saludo a Hugo con un gesto de su mano y bebió tranquilamente de su propia taza.
— ¿Quieres algo para tomar?— Pregunto el rubio y el hombre negó.
—Siéntate—. Alfred sentía como el leve calor de la taza se faltaba por sobre la tela de su pantalón hasta su piel, así dándole un poco de claridad a su mente, señalo con la barbilla el lugar vació a su lado en el sofá y Hugo se sentó obedientemente.
— ¿Qué sucede?—, las expresiones de ambos eran serias cuando los observo detenidamente.
—Andy quiere venir con nosotros a Moff...
—No quiero, iré—. Lo corrigió.
— ¿Qué?, ¿por qué quieres venir? Alfred, ¿estuviste de acuerdo con él?— Conocía bastante al mayor y sabía que de no ser necesario jamás involucraría a terceros.
—Él no tiene por qué estar de acuerdo, es un requisito que puse para darles la recompensa.
— ¿Crees que somos una guardería o algo así?, nosotros tenemos que cuidarnos la espalda continuamente. Somos dos, no es muy difícil, ¿pero ya siendo tres? ¿Quieres complicarnos las cosas?
—Hugo, silencio—. Lo callo de inmediato mientras le lanzaba una mirada fulminante a su hermano. —Vendrá, como ya dijo: es un requisito. Y aunque sea algo nuevo que nos tomó por sorpresa, no nos queda de otra más que aceptarlo. No tiene sentido discutirlo.
De todas maneras Andy no los escucharía.
—Se cuidarme solo. ¿Además crees que iré para ser una carga?, los ayudaré.
— ¿Cómo?
—El horario de cambio de guardias, sucede cada cuatro horas. En el transcurso del cambio queda un intervalo de un minuto y medio en el que nadie vigilará la entrada.
Hugo no pudo evitar soltar una burla y Alfred le dio un sorbo a su amargo café.
— ¿Qué es tan gracioso?, finalmente tenemos una posibilidad de pasar.
— ¿Cuántos guardias vigilan la entrada?
—En el pasado unos diez guardias lo hacían ya que muchos curiosos querían subir la montaña, pero con el pasar de los años la leyenda se fue apagando, perdiendo emoción y muchos la olvidaron, por lo cual el Emperador perdió un poco de interés en Moff y actualmente solo hay dos guardias. Por lo que se toman su trabajo a la ligera ya que nadie va allí.
—Ya que sabes todo esto, ¿por qué no has ido solo?
—Es más complicado de lo que crees—, le dijo a Hugo y miro a Alfred. — Cuando pasemos la primera barrera, que son los guardias, habrá una segunda: Una pequeña fuente. En esta fuente tres personas deberán ofrecer una gota de su sangre, esa es la única manera de conseguir que la barrera nos deje pasar... Nadie nunca ha querido ir ahí conmigo.
Alfred miro significativamente al rubio, claramente había algo detrás de todo esto.
—Pffff, Alfred. ¿Oíste eso?, todo esto me suena a una gran mentira.
También lo creía así, ¿una fuente a la cual había que ofrecerle sangre?, ¿una barrera?, todo sonaba tan ridículo...
— ¿Mentira?— Andy alzo ambas cejas. —Si así lo crees, ¿qué te cuesta ir a echar un vistazo?, ¿ya no están en Moet acaso?
—Mocoso...
—Andy tiene razón—, lo cortó su hermano, aunque él mismo se sentía muy inseguro no dejo que se filtrara en su voz. —No cuesta nada ir y verificar, ¿no es así? Los tres obtendremos lo que queremos y fin.
Era cierto, Andy subiría la montaña, Hugo y Alfred recibirían la recompensa después y podrían volver a Layare para saldar la deuda. No parecía ser tan complicado cuando se lo imaginaban.
Pero aun así Alfred se sentía algo inquieto en su corazón, sentía como un hilo invisible que lo envolvía acompañado de una extraña energía cada que se abordaba el tema.
¿Sería correcto interrumpir en Moff? ¿Por qué sentía que algo iría mal?
El sentimiento de ser oprimido no le agradaba en lo absoluto, por otra parte un extraño calor se desplazaba por sus venas, junto con su sangre hasta su corazón que lo incentivaban a ir cada vez que dudaba.
Era como lo que siempre sentía cuando se separaba de Hugo y se volvían a ver, pero más fuere.
El sentimiento cálido de un reencuentro.
— ¿Cuándo iremos?— Fue sacado de sus pensamientos cuando el de piel morena pregunto.
—Ir no nos tomara mucho tiempo, hasta podemos caminar en vez de alquilar un carro de caballos. Subir Moff no será complicado, en el pasado hicieron un camino de piedra, la montaña...ni siquiera debería de ser catalogada como una después de tanto trabajo humano.
—En la madrugada del segundo día partiremos—. Se decidió Alfred, después de todo las calles no estarían concurridas y con suerte nadie los vería. — ¿Qué hay de Sea?
— ¿Quién es Sea?
—Mi hermana no está enterada de nada y agradecería que no se lo dijeran. Jamás apoyaría la idea de que vayamos a Moff.
—Mantendremos esto en secreto entonces—. Prometió Alfred con una sonrisa y Hugo asintió. Ninguno diría nada.
Estaba esperando unos minutos a qué el sentimiento que burbujeaba en su interior se calmara, en cambio, incremento a medida que las horas pasaban.
¿Esto solo logro facilitar o dificultar más las cosas?
¡Te invito a seguir leyendo para descubrirlo! 💗
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