En Esta Segunda Vida Seré Villana

Por más que el emperador hizo silenciar los rumores de Marta en el palacio, en el imperio se hablaba de cómo ella le faltó el respeto a aquel empleado.

 Los empleados que no eran aliados de ella, renunciaron, puesto que, nadie quería pasar por lo mismo que aquel sirviente, quien también renunció. Para ellos es mejor estar sin trabajo, que estar cerca de una mujer acosadora.

Con ayuda de Dayana y de sus dos aliados, la renuncia de esos sirvientes se supo por todo el imperio. Por ese motivo, el pueblo mostraba su descontento.

Marta ahora era llamada la acosadora y su reputación estaba por los suelos.

Eso la tenía muy enfurecida, y se descargaba su ira con quiénes se le cruce al frente.

No habían pasado ni tres días de ese incidente, y en los ojos de los ministros su posición estaba en tela de juicio.

Los nobles del consejo, cansados de los rumores tan malos de aquella mujer, se reunieron con el emperador; ellos le pedían algo en particular.

Por tal motivo, tras hacer una reverencia, uno de ellos habla.

—Emperador, todos ya estamos al tanto de lo que está pasando con la emperatriz, y pedimos que sea destituida de su cargo, y esté se le vuelva a asignar a la ex emperatriz Dalia— dice el primer ministro en nombre de todos.

El emperador, al escuchar el nombre de Dalia, sintió un dolor de cabeza, el cual disimuló tocándola ligeramente.

—Primer ministro, no creo que esa sea la solución, no podemos llevarnos por las habladurías de los demás, démosle una oportunidad a la emperatriz —dice el emperador.

— No son habladurías, todos los que estamos aquí vimos con nuestros ojos lo que pasó el día de la fiesta de coronación. Sea razonable, la emperatriz en estos momentos no tiene la simpatía del pueblo— dice el primer ministro y el emperador estaba negado a escuchar razones.

—Marta no será quitada de su puesto, vamos a darle una oportunidad, ya verán que ella hará un buen trabajo, quien sea encontrado hablando mal de ella, lo pagará muy caro— asegura el emperador con ya evidente enojo, y dio por terminado el tema y despide a los nobles.

Marta había escuchado todo lo dicho por esos nobles y estaba enojada, ella estaba detrás de la puerta, esa siempre ha sido su manía.

Al escuchar que se terminó la reunión, salió corriendo de allí para evitar que los nobles la vieran.

Cuando llegó a su habitación, comenzó a romper todo a su paso, pues estaba furiosa.

Mientras ella rompe todo en su habitación, Dayana estaba en su habitación mirando al niño, quien aún no se ha despertado de su estado, aun cuando sus heridas estaban ya curadas. Tal parece que el pobre niño tiene desgaste de magia y contra eso no se puede hacer mucho, porque eso solo depende del portador. Dayana también ha estado buscando una solución para el problema de su padre, y aún no ha encontrado nada.

Ella por el momento no sabe quién es ese niño, pero lo más seguro, es que el templo lo quería muerto.

No es normal que esos magos estén actuando así, tal parece que los bastardos del templo, son solo unos dobles caras, y esa fachada de hombres piadosos, es solo una careta.

¡Qué patéticos son!

Lo más seguro es que el templo debe de estar de cabeza, y no se equivoca, pues el mismo día de la desaparición del niño, el templo estaba convertido en un caos, y todos querían saber quién fue que se llevó a ese niño, y mató a esos sacerdotes de una manera cruel.

Por más que trataban de investigar lo sucedido, no podían dar con el paradero del culpable, y menos con el niño.

El gran sacerdote estaba preocupado, pues las personas que le entregaron ese niño, le pidieron no dejarlo escapar, y si es posible, matarlo, puesto que, ese niño es un peligro para esas personas.

La gran cantidad de magia que tiene aquel niño, que ni siquiera ha despertado su poder del todo, es algo aterrador. El niño solo tiene diez años, y ya tiene el poder de eliminar un imperio.

—¿Qué haremos su señor, ese niño debe aparecer?— pregunta uno de los sacerdotes con preocupación en su voz.

—No tengo idea, diremos que el niño murió. Que alguien busque un cuerpo similar, y ponga un hechizo sustitución de identidad, nadie debe de saber que se llevaron a ese niño, o tendremos problemas con esas personas— dice el gran sacerdote.

—Señor, creo que mejor debemos dar con su paradero, es peligroso que ese niño esté en manos de extraños, su poder, es un peligro hasta para todos nosotros— dice otro sacerdote.

—¿Qué peligroso puede ser un niño? No creo que ese niño esté vivo, su nivel de magia estaba por los suelos, y a estas horas debe de estar sin vida. No creo que él sea un peligro, no existe nadie que pueda restaurar su maná, y su cuerpo estaba muy dañado— dice el gran sacerdote y todos le dan la razón.

Todos creen que ese niño ya debe de estar muerto, por lo que para justificar su cadáver, unos de los sacerdotes va a hacer lo que se le dice, aquel sujeto va a conseguir un cadáver a dónde sea, y si es de un niño de su edad mejor.

El hechizo de sustitución de identidad hará el resto, lo significa, que todo estará en orden.

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Nota

Nos vemos mañana, hoy y ayer he estado ocupada, y me he tomado un poquito de tiempo para publicar.

Espero que se encuentren bien.

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