Ella es Noel, una periodista apasionada y amante por su trabajo, sueña algún día llegar a ser la conductora del noticiero estelar, pero al investigar la historia que la llevaría a un ascenso posible, sin saber que esa misma historia la haría vivir en carne propia el sufrimiento, el maltrato, la venta y el tráfico...
¿Tu que tan dispuesta estarías para salvar tu propia vida?.
¿Estarías dispuesta a hacer lo impensable?.
¿Doblegarte o ser doblegada de las maneras más crueles e inimaginables?.
Dime, ¿Tú, que harías?...
NovelToon tiene autorización de Paulina chavez para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capítulo 12.
Narrador.
Noel después de tan largas horas del vuelo, su sueño fue mayor y cayó rendida ante los brazos de Morfeo, el viaje estaba por terminar y el jet por aterrizar.
Cuando el jet por fin había tocado pista para aterrizar, Demetrius sé dispuso a levantarse para bajar a su destino, pero al pasar por la fila donde estaba Noel se dio cuenta de que ella aún dormía.
Se acercó a ella y la detallo a la perfección, sus largas y abundantes pestañas adornaban sus bellos ojos al igual que sus cejas enmarcaban su exquisito y delicado rostro.
Su piel pálida era tan suave como la seda, acarició con delicadeza una de sus mejillas hasta tocar su cabello naranja, sonrió al verla removerse en el asiento, acercó su rostro al de ella sintiendo la calma en su respiración y dejó un fugas beso en los labios de Noel.
Bajo su mirada y observó con detenimiento su delgado, pero bien moldeado cuerpo y solo suspiró, él sabía que Noel era la viva encarnación de Afrodita y para él siempre había sido una tentación desde que la vio en aquella subasta, pero con el paso de los meses su tentación se estaba convirtiendo en obsesión.
Y al enterarse de que su mejor amigo y mano derecha en la organización, le había ocultado qué había tenido atracción por su mujer, eso a Demetrius no le gustó y más por que no se imaginaba a su Noel en brazos de alguien más.
Ya que él tenía su lógica retorcida y pensaba que por haber sido el primer hombre en hacerla mujer, él debería ser el único.
Así que aunque las súplicas de Noel seguían haciendo eco en su cabeza, él sin dar más tiempo dio la orden de capturar a Kalisto y hacerlo sufrir hasta la agonía, pero con el pedido de mantenerlo vivo hasta su regreso.
Después de que Demetrius dibago por algunos segundos en su mente, desabrocho el cinturón de seguridad y cargo entre sus fuertes brazos a Noel quien aun seguia perdida en el profundo sueño.
Bajó la escalerilla hasta abordar una de las seis camionetas que lo esperaban, todo el camino sostuvo en sus brazos el delicado cuerpo de Noel.
Al llegar a uno de sus tantos hoteles en Italia, subió el ascensor exclusivo para llegar a su Penthouse.
Al entrar, la llevo de inmediato a su habitación, la recostó con suma delicadeza y la arropo con la sabana de seda y solo salió para hacer unas llamadas y concretar lo que durante el vuelo pensó para darle un escarmiento a Noel por intentar escapar y dejarse endulzar el oído con cada palabra de Kalisto...
Noel.
Cuando abrí mis ojos, ya estaba en una habitación muy amplia e impecable, me levanté con sumo cuidado, no sabía donde estaba, lo único que sabía es que Demetrius no estaba a mi lado en este momento.
Caminé hacia la puerta y abrí despacio, observe el enorme pasillo y todo estaba tan silencioso que daba miedo.
Salí a paso lento, pero seguro, bajé las escaleras y al ver los grandes ventanales entendí que estábamos en altos en un gran edificio.
Me dirigí hacia los ventanales y admire el bello panorama, las densas nubes y los rayos del sol salir de entre ellas era un hermoso espectaculo, la ciudad era muy transitada y demasiado ruidosa.
Suspiré mientras contemplaba el panorama hasta que unos fuertes brazos me rodearon e hicieron un poco de presión en mi abdomen.
Y no era tan difícil de adivinar de quien se trataba, Demetrius era el único que estaría bajo el mismo techo.
Sentí su barbilla posarse en mi hombro junto a un beso en mi piel - ¿descansaste? - asentí sin contestarle, volvió a besar mi hombro y me dio una palmada en mis caderas - anda nena, ponte guapa que iremos a una reunión.
Asentí y me di la vuelta sin ver su rostro, regrese a la habitación, me di una ducha y al salir, estaba sobre la cama un revelador vestido color verde oscuro.
Me cambie con la lencería que también Demetrius me había dejado, al terminar de arreglarme me observe en el espejo de cuerpo completo qué había en el baño, y no me gustaba el como lucia.
Su gran abertura del faldón del vestido dejaban al descubierto mi muslo y un poco más arriba.
El corsé era con transparencias y en verdad no dejaba nada a la imaginación, que aunque mi cabello estaba suelto aun así no era lo suficiente largo para cubrir todo mi torso.
Suspiré con un poco de frustración porque yo no deseaba salir de esta habitación, ni del baño, pero sabía que mi voluntad quedaba en segundo o tercer plano y tenía que hacer lo que Demetrius deseaba.
Salí con pasos temerosos y sintiéndome incómoda por mi apariencia, bajé las escaleras y caminé hacia la sala donde estaba Demetrius atendiendo su teléfono.
Al colgar se giró y al verme sus ojos se agradaron y una sonrisa se dibujó en sus labios, se acercó a mi, tomo mi mano y me hizo girar en mi propio eje.
Hasta tomarme con fuerza por la cintura, me acercó a su pecho y solo me observó con seriedad por varios segundos y quizás hasta minutos.
Se alejó de mi y caminó hacia la puerta - anda Noel, ya tenemos que irnos.
Me sorprendí por la manera tan fría y seca de decir mi nombre, mi piel se erizó sin motivo y solo caminé tras de él quién daba pasos alargados y era imposible alcanzarlo con estas zapatillas tan altas.
Subimos el ascensor y fuimos en silencio total hasta que sus puertas se abrieron, entrelazo su mano en la mía y me guio a la salida de un majestuoso hotel.
La gente nos veía y eso me hacía tener más incomodidad, subimos a la camioneta y al cerrar la puerta de inmediato se puso en movimiento.
Íbamos a tan alta velocidad que en cuestión de minutos estábamos a las afueras de la ciudad.
Pasamos diversos campos de diferentes cosechas, atravesamos un pequeño puente donde atravesaba un riachuelo.
Volteé a ver a Demetrius, pero él seguía inmerso en su celular, suspiré y seguí viendo por la ventanilla donde después de aquel pequeño río atravesamos unos hermosos y frondosos árboles, mi vista estaba atenta viendo cada inmenso rancho con sus miles de hectáreas verdes a su alrededor.
Hasta que por una cerca eléctrica entramos, avanzando por el camino empedrado e interminable, hasta que estacionó la camioneta, abrieron mi puerta y uno de aquellos hombres me ayudaron a bajar por no decir que me obligaron, pero así era.
Demetrius ya estaba a mi espera, paso su mano por mi cintura acercándome a él, se acercó a mi cuello y me olfateo con profundidad, levantó su mirada, me sonrió y me dio un pequeño beso.
Al separarnos tomó mi mano y caminé junto a él, al girar mi vista pude ver varios autos estacionados al igual que cientos de hombres custodiando el lugar.
Al entrar todo era lujoso, y donde la palabra rancho se quedaba muy corto para cada cosa ostentosa qué adornaba este lugar.
Pasamos a una especie de salón donde había varios hombres con compañías femeninas mucho más jóvenes que yo, Demetrius me soltó de la mano y paso su mano por mi espalda, seguimos caminando hasta detenernos con tres hombres quienes estaban cerca de una mesa con distintas bebidas.
Aquellos hombres me observaron tan deliberadamente qué sentía sus miradas llegar hasta mi alma, se movieron y se dirigieron a Demetrius- ¿Faremo affari?, (-¿haremos negocio?.) - al escucharlos no sabía en realidad que decían, pero sabía que por su asentó era italiano y por desgracia era uno de los idiomas que jamás intente estudiar por que simplemente no me importaba.
Y hoy presisamente odiaba no haber tomado clases, porque no sabre que dicen en su conversacion, pero presiento que no será nada bueno con la manera en que me miran esos hombres, como lobos sedimentos de carne fresca.
La voz de Demetrius me saco de mis pensamientos y él se dirigió a esos hombres mientras sus dedos jugaban en mi espalda - Ecco perché sono qui, (por eso es que estoy aquí). - los hombres asintieron, su mirada nuevamente estaba en mi.
Uno de ellos me sonrió y me giño el ojo,
caminaron hacia una mesa y nosotros solo los seguimos, Demetrius me ayudo a sentar y él se sentó a tres sillas después de mi.
Y junto a mi se sentó aquel hombre de vista morbosa y sonrisa terrorífica.
Y solo comenzaron a hablar mientras yo solo jugaba con una copa de vino blanco, sintiendo sus miradas de aquellos hombres incluyendo la de Demetrius y entre más avanzaba el tiempo más nerviosa me ponía porque solo los escucha reír mientras me veían.
En este momento solo quería desaparecer para no saber que pasara en horas más adelante.