Arianna

Por la mañana, Arianna se despierta debido al estruendo que provoca Silvia en su habitación, llamándola insistentemente para que se levante, ya que ha comenzado el día.

Arianna se incorpora y pregunta qué hora es.

Casi son las 8 de la mañana. ¿Acaso te crees la Bella Durmiente? Apúrate, debemos estar en el registro a las 9, niña. No veo la hora que te larguen de esta casa, a si faltan solo minutos,responde Silvia.

Arianna toma su teléfono y, al lado, ve una nota de su hermano. La lee con un suspiro y luego se dirige al baño para ducharse. Después, le envía la dirección a Linda.

Cuando Arianna baja, salen inmediatamente sin haber desayunado. Su padre la observa y siente que esto no es lo correcto, pero no puede contradecir a su esposa.

Arianna lo mira y luego dirige su mirada hacia la ventana. Al llegar al lugar de registro, observa a Linda y a su madre, así como a los familiares de César.

Linda llama a su amiga, pero Silvia le responde: Ahora no, niña.

Arianna le dice a su padre: Papá, déjame hablar con mi amiga solo un momento.

Ángel responde: Que sea rápido.

Arianna le cuenta cómo está yendo todo en relación al matrimonio.

Linda no podía creer lo que estaba escuchando. Ella le comentó: Mi mamá hablará con tu papá para que vengas a vivir con nosotras.

Lidia intentó comunicarse con el padre de Arianna, pero Silvia no le permitió hacerlo en ningún momento. Arianna las observaba y, con su mirada, les transmitió tranquilidad.

Después se llevó a cabo la ceremonia de la boda, y posteriormente, Silvia propuso celebrar diciendo: Ahora sugiero que vayamos a casa y brindemos por el matrimonio de estos dos seres. Los abuelos de César dieron su aprobación y todos se unieron a la celebración.

Al llegar a casa, cada uno tomó una copa de vino. El abuelo de César levantó su copa y expresó: Brindo por mi nieto, con la esperanza de que su matrimonio sea duradero y que sean muy felices. ¡Y que me den bisnietos, jajaja!.

Todos levantaron sus copas para brindar. Sin embargo, Ángel, el padre, sentía una profunda tristeza en su corazón, cuestionándose qué decisiones había tomado respecto a su hija. Silvia, por su parte, no podía contener su alegría.

Linda, acercándose a su amiga y a su novio, les sugirió: ¿Qué les parece si nos sentamos por allí y conversamos un poco?. Ambos estuvieron de acuerdo y acompañaron a Linda a un rincón más apartado.

Linda comenzó a hablar: César, sé que no tenemos la mejor relación, pero esto no estaba en nuestros planes y creo que tampoco en los tuyos. Quiero dejarte claro que mi amiga vivirá conmigo y con mi madre.

César se volvió hacia Arianna y le preguntó si estaba al tanto de la situación.

Arianna respondió afirmativamente. Linda continuó: No permitiré que...

César interrumpió: Oye, cálmate. No tengo por qué escuchar tu tono de queja. Yo tampoco quería casarme con ella. Tu amiga sabe que no puede vivir contigo, al menos mientras mi abuelo esté aquí.

Ella ha aceptado este contrato. Ahora, por favor, no te quejes. Si vamos a establecer acuerdos, lo haremos en privado.

Linda: Dices, mientras tu abuelo está aquí.

César: Así es, él viajará en dos semanas y tu amiga podrá mudarse contigo. Sin embargo, cada vez que mi abuelo venga, deberá quedarse en mi casa para evitar problemas.

Arianna estaba escuchando y pensó que esto sería sencillo, sin saber lo que le esperaba.

Linda: De acuerdo, tu abuelo llega, así que es mejor que me vaya. Amiga, hablamos pronto; me voy a casa, llámame.

linda también pensaba que no iba haber problemas.