Dos corazones y una historia
La felicidad siempre incomoda a quienes son infelices. Un gran amor es interrumpido por la envidia y las intrigas. Ayla guarda secretos del pasado; su corazón insiste en proteger un amor que resiste al tiempo. Yuri, un atleta famoso y riquísimo, no entrega su corazón a ninguna mujer. Ambos se reencuentran años después, pero el orgullo, el dolor, los secretos y los resentimientos... causados por la supuesta traición e injusticia, ¿lograrán superar el amor? Ven conmigo, descubrámoslo juntos.
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Capítulo 17
Yuri
Llegamos a la escuelita, hablamos con Damiano, él nos dice que tiene dos grupos, ahora es el de los pequeños de 6 a 8 años y después el de 9 a 12 años.
Entran muchos niños, como no sabían que vendría a verlos, acordé con Damiano que me quedaría en un rincón, con mis amigos, dejándolos como escudos y así no me verían.
Después del juego, cuando llegaran los padres para hacer la actividad con ellos, al final aparecería, daría autógrafos, balones, camisetas y sacaría fotos.
Enseguida empiezan a llegar, terminamos riéndonos de la euforia que tenían por jugar. Miramos, hay algunos que son buenos, pero necesitan aprender bastante, son pequeños. Enseguida aparecen los padres.
Damiano hace las actividades en dupla, padre e hijo, después de algunos juegos, organiza algunos juegos de padres e hijos y antes de terminar me llama.
¡Todos se ponen eufóricos! Me saco fotos con los padres y los niños, converso un poco, les doy atención y me siento feliz de poder brindar tanta felicidad a estos niños.
Vuelvo a mi supuesto escondite con mis amigos, tenemos un grupo más para ver.
Hasta que llegan los niños, Damiano viene a hablar con nosotros.
Claro que si entraban verían a Rinaldo, no me veían donde estaba.
Rinaldo se echa a reír.
- Me parezco mucho a ese niño, pobrecito, su grupo acaba de salir y él acaba de llegar. - dice Rinaldo todavía riendo.
- Estoy de acuerdo - dicen Fausto y Yuri.
- Siempre era el que llegaba cuando ya había terminado el entrenamiento - dice Yuri riendo.
- Lento - dice Fausto.
- Pobre niño - dice Rinaldo.
Damiano mira y se ríe.
- ¿Están hablando de ese? - pregunta Damiano señalando.
- Sí - responden ellos.
- No, él está a la hora correcta, juega en este grupo - dice Damiano.
- ¡Pobre! Debe tener ese problema de enanismo, que no crece - dice Rinaldo.
Todos riéndose de Rinaldo.
- ¡Deja de ser idiota! No es un problema de enanismo - dice Fausto riendo.
- No, es normal para su edad, tiene 7 años. - dice Damiano.
- ¿Ahora no es el grupo de 9 a 12 años? - pregunta Fausto.
- Sí, pero Ryan, es otro nivel, si lo pongo a jugar con los pequeños, no se puede... es diferente, miren cómo juega y después me dicen, voy para allá - dice Damiano saliendo.
Yuri
Cuando dijo Ryan, me vino a la mente el hijo de Ayla, con el que subimos juntos en el ascensor.
Me quedo mirando y cuando Damiano llegó hasta los niños él se giró y ¡vi su sonrisa!
Es el mismo niño, su hijo.
Lleva gorro como muchos, hace frío y él también entrenaba con gorro a veces, me acuerdo bien y termino sonriendo por los recuerdos.
Damiano los hace entrar en calor y realmente Ryan es bastante más bajo que los demás, ¡es bien visible! Después del calentamiento empieza a separar los equipos y percibí que todos querían a Ryan.
- Todos quieren al pequeño - dice Rinaldo.
- Damiano dijo que juega bien - dice Fausto.
- Vamos a ver, tengo mucha curiosidad - dice Yuri.
El partido comienza y Ryan era rápido, jugaba como delantero, no tarda nada en marcar un gol.
- ¡Mierda! Este niño juega mejor que yo - dice Rinaldo riendo.
- Para jugar mejor que tú, puede ser cualquiera, pero ¡el niño lo hace bien! Muy bien - dice Yuri.
- Estoy de acuerdo con todo lo que ha dicho Yuri - dice Fausto.
- ¡Dios mío! Qué amigos tengo - dice Rinaldo riendo.
Yuri
Mis amigos y yo nos quedamos charlando y bromeando. Pero estoy pendiente de Ryan, ¡wow! ¡tiene un estilo de juego parecido al mío! Hizo una arrancada desde el centro del campo, ¡que dejó a los chicos, que son mucho más grandes, tontos! Wow, ¡siempre hacía eso, me encantaba!
No sé cómo lo aprendió, ¡pero tiene un dominio del balón que me deja fascinado e impresionado!
El partido termina, ya está lleno de padres y ahora vamos a ver quién es su padre.
Todos se encuentran con sus padres y él sale, yendo a sentarse solo. ¿Será que su padre no ha venido? ¿Qué padre le hace eso a un hijo? ¡Y más a uno que juega tan bien!
- Pobre niño, el que más juega y su padre no ha venido - dice Fausto.
- Es verdad, voy a ir a hablar con él - dice Rinaldo.
- ¡No! Yo voy a ir, voy a ver si quiere hacerlo conmigo - dice Yuri.
- ¡Así no vale! Claro que te va a preferir a ti y después tienes que esconderte - dice Rinaldo.
- Tú ni siquiera conoces al chico y yo estoy seguro de que él me conoce, yo también lo conozco - dice Yuri.
- ¿Cómo? ¿Conoces al niño o a su padre? - pregunta Fausto.
- Conocí a Ryan en el ascensor y es hijo de Ayla - dice Yuri.
- ¿¡¿De Ayla???! - preguntan los dos a la vez y pareciendo asustados.
- Sí - dice Yuri.
- ¿Seguro que no es tu hijo? Porque sinceramente no me creo que Ayla haya hecho lo que dijeron, ella no era ese tipo de chica - dice Rinaldo.
- Yo también tengo dudas, esas fotos, ya sabes... - dice Fausto.
- Fui idiota, ni la escuché - dice Yuri.
- Tú mismo lo has dicho, menos mal que lo sabes - dice Rinaldo riendo.
- ¡Qué gracia! Los dos idiotas estaban de acuerdo conmigo ¿o se les ha olvidado? - dice Yuri.
- Éramos unos imbéciles, sin ninguna idea de la vida, solo queríamos divertirnos y en tu caso querías la carrera - dice Fausto.
- Ahora me encuentro súper maduro - dice Rinaldo.
- En tu caso, sigues sin tener ni idea - dice Yuri riendo y levantándose.
- ¿Seguro que no es tu hijo? No me has respondido antes - pregunta Rinaldo.
- ¿Sabes? Sería un sueño que fuera mío, me encantaría - dice Yuri saliendo.
Los amigos se quedan conversando.
- Vamos a mirar bien a ese niño, no creo que Ayla trajera a Yuri - dice Rinaldo.
- Sí, hoy pensamos así, pero en su momento nos lo creímos e incluso animamos a Yuri a estar con otras chicas - dice Fausto.
- Peor...
Siguen conversando.