Otávio Montana—veintiséis años, para no perder su pequeña propiedad, acepta hacerse cargo del hijo de otro hombre...
Eloise Vargas—veintidós años, enamorada de un hombre que la dejó embarazada y se casó con otra...
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Capítulo 3
Eloise
Otávio-- limpió la habitación de invitados, dejó todo ordenado y le dio una buena limpieza a la casa. Compró más alimentos... Sin duda, no iba a ser fácil...
Cecilia-- le ordenó a Eloise que recogiera sus cosas, fue hasta la habitación y tomó las pocas joyas que tenía. Agarró los bolsos de marca, ¡perfumes!
Eloise-- ¿por qué estás agarrando mis cosas, que ya son pocas?
Cecilia-- ¡Cállate, ordinaria! ¡Agradece que te lleven tu ropa! Además, donde tú vas a vivir no necesitas nada. Lleva solo tu ropa y artículos personales, deja todo listo, que el sábado ya te llevan para que ni se te ocurra venir aquí.
Sábado por la mañana-- Eloise-- ¡ya estaba lista! Los empleados colocaron las maletas en el coche y se dirigieron al cartorio....
Otávio-- estaba con unos jeans sencillos y una camiseta blanca de manga larga. ¡Estaba frente al registro civil! Cuando el señor Vargas llegó y le dio la mano a la novia, se quedó paralizado. ¡Era la joven que él había visto saliendo de aquel hotel y que lo había insultado! Algunas otras veces ya la había visto... Estaba hermosa; el vestido blanco ajustado moldeaba su hermoso cuerpo, hombros descubiertos, tacones altos blancos y el cabello largo y castaño....
Eloise-- pensando; ¡No puedo creer que sea este idiota ridículo! Nadie puede sustituir a Ariel...
Alberto-- Otávio, ella es Eloise, ¡tu esposa!
Otávio-- la saludó...
Eloise-- ¡ni siquiera respondió!
Alberto-- ¡Vamos a entrar y terminar con esto de una vez!
El juez-- hizo lo que tenía que hacer y los declaró marido y mujer; firmaron los papeles y salieron del registro civil.
Alberto-- ¡le ordenó al conductor que llevara las cosas de Eloise al coche de Otávio! Y dijo-- ¡ahora es cosa de ustedes y no se olviden de lo que hablamos! Otávio, cada mes me pagarás, y en caso de que quieran progresar en la vida, no cuenten conmigo. Y se marchó.
Cecilia-- solo esbozó una sonrisa burlona y entraron en el coche para marcharse.
Otávio-- se acercó a ella y le dijo: ¿vamos?
Eloise-- se giró para acompañarlo-- ¡y vio a quien menos quería ver!
Ariel-- ¿encontraste al padre de tu hijo? ¿Te casaste a escondidas, avergonzada de tu maridito?
La esposa-- de Ariel- ¡lo llamó!
Ariel-- ya voy, princesa....
Otávio-- abrió la puerta de la vieja camioneta y la ayudó a subir. Otávio-- vio a aquel joven subirse en una camioneta Toyota nueva, muy bonita.... Suspiró, entró en el coche y lo puso en marcha.
Eloise-- se le hizo un nudo en la garganta, no pudo contener las lágrimas y se dijo a sí misma: ¡¿Por qué me dejaste, mi vida?! ¡Cómo voy a vivir sin ti!
Otávio-- se sintió incómodo ante la embarazosa situación. Su esposa llorando por otro hombre... No estés así, ¡para mí tampoco está siendo fácil!
Eloise-- ¿tú qué estás sufriendo? Te casaste con una mujer hermosa, fina, educada, que fue a la universidad y que siempre tuvo lo mejor. ¡Yo soy un premio valioso para ti! Entonces, ¿por qué estarías sufriendo? Yo soy la que está sufriendo, lejos del hombre que amo y que siempre amaré, ¡casada con un hombre pobre y sin futuro! Hazme un favor, no me hables, solo si es algo muy importante. De lo contrario, ¡guarde silencio!