La mayoría de veces, las personas renacidas con su mentalidad adulta en un mundo con poderes siempre tienen una vida sencilla, poderosos desde un inicio, con padres amorosos y en un mundo donde la paz está reinando. Pero ¿qué pasa cuando renaces en tu mismo mundo, en medio de una guerra, con padres traumados y con un poder desconocido en tu interior? preguntemosle a Ademir Graymond.
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Mi propio mundo
El viejo me observo con cautela, sus ojos entrecerrados y su boca tensa en una fina línea. Luego procedió a responderme.
"Físicamente, los Zyrianos son parecidos a nosotros, con ojos almendrados, cabello mayormente negro y piel pálida. No suelen superar los 180 cm de altura."
Hizo una pausa, tamborileando sus dedos sobre el suelo con inquietud.
"Son extremadamente disciplinados, conservadores y cerrados a las creencias externas de su territorio... Si eres Zyriano, te tratarán con amabilidad. Pero si eres un invasor como yo... es otra historia."
Su mirada se perdió en la lejanía un momento antes de alzarse hacia el cielo nublado.
Dorian continuó: "El odio que tienen hacia Celestia... es algo que nunca había visto antes. Es un odio visceral, inculcado desde la infancia. Nos ven como enemigos, como seres despiadados que buscan exterminarlos."
"¿Por qué demonios nos tendrían tanto odio?" Le pregunto.
Sus ojos se estrecharon y tensó la mandíbula antes de responder. "Humm... Bueno, la verdad es que no soy un patriota. Entré al ejército por necesidad, y por eso no me importa contar las cosas como son."
Sus ojos se clavaron en los míos. "La verdad es que, en aquellos años, Zyrionia no quería invadir Celestia para unificarla, sino que querían compartir su religión. Fueron misioneros, buscando dar a conocer sus creencias.
Mentiría si te digo que conozco bien su religión, es muy compleja... Zyrionia unificó su territorio gracias a ella, adoptaron sus ideales y vivieron en base a ellos, justo como el catolicismo."
Hizo una pausa, su rostro ensombreciéndose. "Pero por ese mismo catolicismo, fueron rechazados brutalmente cuando pusieron un pie en Celestia. El mismo gobierno se encargó de tratarlos como herejes, incluso el Papa los ninguneó."
"La razón por la que Zyrionia declaró la guerra fue porque los altos mandos de Celestia acabaron matando al grupo de misioneros que viajó solo para exponer su religión."
"Eso es... horrible."
"Por eso mismo Celestia se encargó de manipular la información, porque es horrible. Le hizo creer al mundo que Zyrionia tenía espías y quiso invadir sus territorios. Pero la verdad es que fueron los mismos altos mandos, junto al Papa y el Vaticano, quienes trabajaron juntos para exterminarlos a ellos y a sus creencias."
"Zyrionia quedó devastada. Por eso mejor se cerraron en su mundo, odiándonos por las masacres cometidas contra ellos." Dorian sacudió la cabeza con pesar.
"Celestia y el catolicismo se encargaron de esparcir la mentira, diciendo que nos odiaban porque representamos todo lo que ellos rechazan: libertad, diversidad, individualismo. Que nuestro mero existir es una ofensa a su modo de vida, dictada por su 'dios'. Pero la verdad es que nos odian por haber asesinado a miles de misioneros y civiles sin razón alguna. Nos odian por resentimiento y miedo."
"Incluso tuvieron que cambiar su forma de gobierno a un régimen militar para protegerse. Sabiendo esto, yo siempre pensé que Zyrionia quiso esa mierda de Aheterium para equilibrar la balanza. Temen que vuelvan a querer exterminarlos."
¿Será posible? Las palabras de Dorian me dejaron un sabor amargo de boca. "Pero Zyrionia también tiene su lado oscuro," mencioné. "La batalla de Canarias, la toma de territorios..."
"Mmmm tal vez, pero no sería extraño pensar en que lo hacen por miedo... Para ellos es una lucha de vida o muerte... Temen morir solo por el egoísmo de esos bastardos. Están tan consumidos por el miedo y el resentimiento, que cuando te encuentras con ellos, no te dan la oportunidad de disculparte. Prefieren evitar problemas y simplemente te matan."
"Yo por eso pienso," su mirada se endureció con resolución sombría, "si algún extranjero llegase a pisar Zyrionia... que dios se apiade de él."
Finalmente, me atreví a preguntar, con un hilo de voz: "¿Qué pasó cuando te capturaron?"
Sus ojos se ensombrecieron con recuerdos tormentosos. "Fuimos a invadir un pueblo donde se escondía un General de alto rango. La misión era eliminarlo y convertir ese pueblo en nuestro territorio... Pero se nos adelantaron. Un escuadrón de 5 soldados nos derrotó usando armas cuerpo a cuerpo: dagas, escudos, puños, lanzas y cadenas." Sacudió la cabeza, su rostro una máscara de amargura.
"Son tan disciplinados que están a otro nivel... Los altos rangos ni siquiera necesitan armas de fuego, basta con sus habilidades cuerpo a cuerpo. Maldita sea." Apretó los puños con furia renovada.
"Cómo mencioné, nunca nos dieron una oportunidad, nos torturaron para sacar información... De los 27 hombres que éramos, solo 8 salimos con vida."
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"Asi que, jamás confíes en los libros, están todos reescritos y alterados."
***
Nuestra conversación es interrumpida abruptamente por la mosca muerta de Vanessa, quien llega con el ceño fruncido, clavando su mirada en Dorian.
"Ademir, ve adentro. La hora del patio terminó y pronto tu madre vendrá a recogerte." Ordena, sin apartar la vista del anciano. Su tono es cortante.
¿Eh? ¿Quién se cree que es esta mujer para dar órdenes así?
Dorian se pone de pie con dificultad, su cuerpo envejecido protestando por el esfuerzo. Sus rodillas crujen audiblemente mientras se endereza.
"Bueno chico... Muchas gracias por la comida," dice con una sonrisa cansada. "Mocoso, verdaderamente eres increíble... No pareces de tu edad."
"¡Oiga! ¡Usted!" Vanessa le interrumpe con indignación. Da un paso adelante, su dedo índice apuntando hacia Dorian.
"¿Quién se cree que es? Viene y se sienta a hablar con un niño pequeño. ¿Acaso está enfermo? Largo, largo o llamaré a la guardia... Vamos apestoso, ¡Lárgate, no vuelvas a acercarte a Ademir!"
Dorian escucha a la mujer y baja la mirada.
Mis ojos se abren rápidamente al escuchar a la garrapata, ¿Que mierda? ¿Que demonios le pasa?
Siento cómo mi sangre hierve, mi visión tornándose roja en los bordes.
Mi ceño se frunce, ya tengo suficiente de esta mujer entrometida.
Maldita perra.
La mujer inmediatamente siente mi presencia enojada, el horror se apodera de su rostro, Dorian por su parte, se sorprende tanto que incluso cae de trasero al suelo.
Me acerco lentamente a la mujer hasta encararla, sus ojos casi saltando de sus cuencas.
"A-a-adem--", Forma con miedo, pero le corto.
"¡OYE! ¡CIERRA LA BOCA! ¿Quien demonios te crees para hablarle así? Maldita sonsa, no tienes ningún derecho en meterte en lo que no te importa... Vuelve a decirle algo al viejo y verás como te arranco la puta cabeza." Susurro, mis ojos inyectados de sangre.
"A...ah.... ¡AAAAAAGHHHHHH!"
Un grito desgarrador escapa de la garganta de Vanessa antes de que salga corriendo despavorida hacia el interior de la guardería. Sus brazos se agitan frenéticamente mientras huye, su voz resonando en el aire.
Segundos después la furia disminuye, sintiendo un vacío en mi estómago. Me vuelvo hacia Dorian, que sigue en el suelo, mirándome con una mezcla de asombro y cautela. Sus ojos están muy abiertos, su boca formando una 'O' perfecta.
"Carajo, me tiene harto.... Siempre se mete en lo que no le importa.... Lo siento mucho anciano, fue mi culpa que te tratara así."
Para mi sorpresa, Dorian estalla en carcajadas.
"¡Wuuuuaaaajajajajaj! Mocoso... ¿Que demonios eres? ¡Wuaaaajajajajajja!" Pregunta mientras ríe como hiena.
Me rasco la cabeza, incómodo. Un ligero rubor tiñendo mis mejillas. "Anciano, en verdad discúlpame, tengo que irme así que..."
Dorian se limpia las lágrimas de la risa y finalmente me da una sonrisa. "No te preocupes chico... Todos tenemos límites." El viejo se pone de pie y se estira.
Tch.... Maldito viejo.
"Bueno, nos vemos Ademir." Se despide, listo para irse, entonces recuerdo algo que quiero decirle.
"¡Oye!" Lo llamo de nuevo cuando él está a punto de marcharse.
"¿Que pasa mocoso?"
"En unos días... Será mi cumpleaños número seis, ya sabes es un fastidio... pero la verdad es que quiero que vayas a mi casa. Tal vez mi madre haga algo de comer para celebrar, así que... ¡No olvides faltar, abuelo!"
Dorian me mira con sorpresa, sus ojos brillando con emoción. Una sonrisa se extiende lentamente por su rostro.
"Está bien Ademir. Cuenta conmigo." Confirma, levantando un pulgar.
"Pero te das un baño, por favor." Termino de matarlo.
"Wuaaajajaja."
***
Finalmente Dorian me agradece la comida, con una sonrisa, se despide y abandona el lugar para adentrarse en el tumulto de personas.
Entro en la guardería, mandando al demonio las miradas horrorizadas de Vanessa y las otras cuidadoras. Sus ojos me siguen con una mezcla de miedo mientras susurran entre ellas.
Mierda.
Paso corriendo por delante, para adentrarme en el tumulto de niños olorosos a pipí.
Tch... se lo merecía por tratar así al anciano.
Finalmente Clarissa llega para recogerme, la típica sonrisa tensa que es borrada después de que Vanessa fuera llorando hacia ella de chismosa, contándole lo que le dije.
Clarissa por supuesto, no se sorprende, pero si se molesta un poco.
El sol se está poniendo, la luz naranja del atardecer iniciando desde el horizonte y posándose sobre la ciudad.
Clarissa me viene cagando con el ceño fruncido.
"¡No puedes decirle esas cosas a los adultos Ademir! ¿Que tal si notan lo que te pasa? ¡Podrían haber problemas más grandes!"
Sus manos gesticulan mientras habla pero su cara fruncida no esconde la torpeza, no sabe reprenderme.
Es la primera vez que me regaña después de que Dariel se fue, los miedos pasados y recuerdos de los golpes se manifiestan, mis ojos empiezan a lagrimear.
Inmediatamente Clarissa lo nota, su rostro se pone triste, cree que la ha cagado.
"Oh, Ademir... No llores por favor." Suplica torpemente y con su voz más suave.
"No, está bien... Tienes razón, no volveré a hacerlo. Lo siento." murmuro, tratando de contener el llanto.
Un silencio incómodo se instala entre nosotros, sólo roto por el ruido de la gente a nuestro alrededor.
No quiero que Clarissa se sienta mal, así que hago mi mejor esfuerzo por enterrar mis miedos y dejar que mi mente adulta tome el control.
Le explico lo que Vanessa ha hecho, y para mi alivio, ella parece entender. Sus facciones se suavizan y una pequeña sonrisa aparece en sus labios.
"Supongo.... que tal vez se lo merecía." admite con una pequeña sonrisa. Su tono es ligero, casi conspiratorio.
"Hehe, si..."
Clarissa me mira con curiosidad. Sus ojos se estrechan ligeramente mientras ladea la cabeza. "Ese hombre, Dorian... ¿Es importante para ti?"
La pregunta me toma por sorpresa. "Bueno... Es que..." Balbuceo, sin saber bien qué decir.
Ella continúa: "Le trajiste comida y lo defendiste de esa joven, ¿cierto? También me dijiste que te cuidó cuando escapaste de casa."
Asiento, sintiéndome un poco avergonzado. Bajo la mirada, mis zapatos de repente son fascinantes.
Lo que dice a continuación me deja sin palabras.
"Muy bien, tal vez como forma de disculpa debería invitarlo a comer." Su tono es casual, como si estuviera sugiriendo algo tan simple como ir al parque.
Oh, mierda...
Me detengo en seco, mi mandíbula tensa. Clarissa me mira con confusión, sus cejas alzándose en un gesto interrogativo.
"L-le dije que en unos días voy a cumplir seis años, así que... No sé... Lo invité a cenar ese día en casa," confieso, temiendo su reacción. Mis palabras salen atropelladas, mi lengua trabándose mientras trato de explicarme.
Para mi sorpresa, Sus ojos brillan con un nuevo entendimiento. "¿Ehh? Tendré que esforzarme en preparar algo que sea bueno, entonces..."
Suspiro con alivio, una sensación de calidez expandiéndose en mi pecho.
Aprovechando este momento de conexión, decido compartir con ella mis pensamientos tras la conversación con Dorian.
Le hablo de los Zyrianos y las mentiras que Celestia ha propagado para hacerlos quedar mal. Mis manos se mueven mientras hablo, gesticulando para enfatizar mis puntos.
Clarissa escucha con atención mientras le cuento como siento que el mundo se derrumba a mi alrededor, me doy cuenta de que no conozco nada más allá de Monreal, ni siquiera a mí mismo.
Ella me observa por un momento. Luego, para mi sorpresa, se agacha a mi nivel y me mira directamente.
"Ademir... Deberías dejar de preocuparte por eso. Ni siquiera los adultos sabemos bien en dónde estamos parados, muchas veces tampoco nos conocemos a nosotros mismos." Me dice tranquilamente, viéndome a los ojos.
"¿Ah?"
"Si... Bueno... El mundo y la gente son difíciles de entender... Nada es lo que parece y es muy difícil saber qué es verdad y qué es mentira. Incluso yo creí haber conocido el mundo, pero ¿sabes qué? No fueron más que mentiras."
Puedo ver el dolor en sus ojos, el fantasma de Dariel aún persiguiéndola.
Ella continúa: "Pero me di cuenta, no tienes que seguir en ese mundo exterior tan cruel y repleto de falsedades. Ahora estoy creando mi propio mundo, un pedazo de verdad en un lugar repleto de mentiras." Su mano se posa en su pecho.
"En este pedacito tengo todo lo que necesito para encontrar mi felicidad. Tengo a mi Ademir, tengo un hogar que darle, tengo los oídos para escuchar las quejas de sus travesuras y tengo las habilidades para cocinarle a él y a las personas que le importan el día de su cumpleaños."
Una risa suave escapa de sus labios y yo me sonrojo.
"Así que... Si te sirve de consejo... No te preocupes por el mundo que ya está, simplemente crea el tu propio mundo con personas que te importan, sin importar lo que haya afuera."
Ella termina y yo me asombro.
Wow... impresionante.
Escuchar a esta mujer abriéndose, aconsejándome y escuchando mis problemas infantiles, es algo que creía difícil.
Una risita escapa de mi boca y Clarissa se confunde al escucharla.
"¿Hum?"
No cabe duda... Que hemos avanzado bastante.
Después de pensarlo me doy cuenta de que Clarissa tiene razón.
Me he preocupado tanto por personas y cosas ajenas a mí, tratando de investigar sobre la guerra, cegado por conocer cosas que no me sirven, alimentando esa sensación de desconocimiento que tengo desde que desperté como Ademir Graymond en este mundo desconocido.
Aunque bueno, en este punto siento que no solo "desperté" como Ademir, sino que realmente soy Ademir, y por ende... debería vivir como él, tranquilo y disfrutar de mi infancia.
Quizás nunca conoceré toda la verdad. Pero eso no importa por ahora, ni siquiera creo tener la capacidad de procesar tanta información.
Por ahora debería simplemente vivir y formar mi propio mundo, mi entorno con buenas personas.
Si... después de todo, ya no estoy solo en este mundo tan problemático.
Tengo a Clarissa y ella me tiene a mí. Tengo a Dorian, y al niño malcriado que me ofrece galletas mojadas de un dudoso líquido en la guardería.
Quizás eso es todo lo que necesito por ahora.
Siento cómo una sonrisa se extiende por mi rostro, una sonrisa de pura y genuina felicidad.
Confío en que finalmente, las cosas van a cambiar para bien.