Nuestro genio Máximo Santibáñez, se enfrentará al reto más difícil de su vida. Él deberá luchar con toda su inteligencia, para vencer todos los obstáculos y convertirse en el héroe de su pequeño hijo. Máximo Jr. un niño genio que supera por mucho la inteligencia de su padre.
¿Podrá Máximo Santibáñez estar a la altura de las circunstancias?
¿Logrará ganarse el corazón de su pequeño hijo?
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CAPÍTULO 4
Albert Jáuregui a pesar de haber confirmado su paternidad, no demostró por Celina más que un profundo rencor y maldijo mil veces a Selene por haberlo engañado.
Lo único que hizo por ella fue darle ese trabajo. No sabía de donde vivía y no le interesaba. Por supuesto que para Celina este puesto era privilegiado. No se movía un solo espermatozoide sin que ella se enterara y esto la hacía muy feliz.
Y más ahora que gracias a esto, conoció al padre de su hijo. Porque ella y nadie más, tendrá el privilegio de traer a ese semidiós al mundo y eso la hacía muy feliz.
Pero, no todos estaban felices. En la mansión Santoro estaban todos reunidos, despidiendo a su niño genio.
—Te amo, mi pequeño. No dudes en regresar con mami si te asustas algo o si te arrepientes. ¿Entendiste? —le decía a su pequeño gigante. Ella no dejaba de llorar. Esta era su tercera despedida.
Todos sus hermanos estaban igual de tristes y Cristiano estaba tratando de contener a su esposa, para que dejara ir a Máximo.
Santiago también estaba muy triste. Pero él entendía, que su hijo ya era un hombre y que debía seguir su camino como lo hizo él alguna vez.
—Te amo, hijo —le susurró Santiago a su gigante, mientras lo abrazaba con fuerza.
—Padre. Solo serán dos años. Además, estaremos en contacto. —le respondió Máximo.
Apenas Máximo logró zafarse de los brazos de sus padres, corrió hacia su auto y se subió.
Sebastián estaba al volante, porque fue el designado para llevarlo hasta el aeropuerto.
Cuando llegaron al momento de despedirse. Ellos se abrazaron y algunas lágrimas salieron de sus ojos.
—Cuídate mucho, Maxi. Y no te preocupes, yo cuidaré a tu mujer y a tus hijos. Ja, ja, ja.
—¡Idiota!—le gritó su hermano, mientras se alejaba hacia el hangar.
Sebastián no pudo evitar llorar un poco más. Si bien eran catorce hermanos, incluyendo los tres de Santiago con Alida. Máximo siempre fue su héroe, su gemelo, casi siamés. Definitivamente, extrañaría mucho a ese tonto.
Pero la vida continuaba y ahora toda la responsabilidad de sus hermanos recaía sobre él. Sin embargo, haría lo mejor posible para que su hermano se sintiera orgulloso de él.
Tres años después...
Toda la familia Santoro estaba reunida en la mansión. La Navidad había llegado y una vez más la silla de Máximo estaba vacía.
Pero su madre, estaba hablando con él por teléfono.
📱—Máximo prometiste estar aquí, para Navidad.
📱—Lo sé, madre, pero no puedo dejar el cuartel solo. Mami te expliqué que haber sido ascendido a Coronel, traería otras responsabilidades para mí. Soy el más nuevo, por eso debí quedarme a hacer guardia.
📱—¡Máximo Ali Santibáñez!, no decepciones a tu madre o te juro que tomaré un avión e iré por ti.
Un sollozo escapó de los labios de Genoveva y Máximo la escuchó a través de la bocina y no pudo evitar sentirse triste.
📱—Madre, te prometo que estaré ahí, para año nuevo. Pero no estés triste.
📱—¿Lo prometes?
📱—Sí, mamita, lo prometo. Te amo y lo sabes.
Genoveva colgó su teléfono y Cristiano se acercó a ella para consolarla.
Algunos minutos después, todos estaban sentados alrededor de la mesa disfrutando de los deliciosos platillos de Noche Buena.
Mientras en un pequeño apartamento del centro. Una madre y su hijo de dos años, abren los regalos de Navidad.
—¡Mami! ¡Mami! Mira, tengo una computadora nueva. —exclamó el pequeño, mientras terminaba de romper el papel y quitar el lazo, para dejar ver una hermosa laptop, que habían costado todos los ahorros de un año de su madre.
—Sí, mi amor. Está hermosa, ahora sí puedes seguir practicando todo lo que te he enseñado.
El pequeño corrió a los brazos de su madre y ella lo abrazó, para dejarle muchos besos en su rostro. Ella amaba esas mejillas regordetas y sonrojadas por la emoción.
Ese pequeño era lo único que ella tenía. Su vida y su salud habían sido deterioradas por un maldito cáncer de páncreas que la estaba consumiendo. No había logrado vengarse de su padre. Pero encontró algo mejor. Celina logró robarse una muestra y realizarse una inseminación.
Entonces cuando vio que había tenido éxito y que un pequeño crecía en su interior. Decidió olvidarse de la venganza y alejarse de Jáuregui, para tener una vida plena y tranquila, que le permitiera darle a su hijo un hogar lleno de amor y seguridad.
Pero cuando su pequeño cumplió un año. Celina comenzó a tener problemas de salud y le diagnosticaron cáncer y desde ese día ella ha luchado contra su maldita enfermedad.
Por eso, se vio obligada a dejar de trabajar y vivir de lo que su padre adoptivo le envía. Ella se siente culpable, porque sabe que tarde o temprano perderá la batalla y dejará a su pequeño solo en el mundo.
Ella solo cuenta con su padre, pero se ha vuelto un hombre frío y amargado, además de estar bastante mayor para lidiar con un niño pequeño y más con un niño genio, inquieto y curioso como el suyo.
Por eso, ella se aferra a la vida y luchará hasta el final. Solo le suplica a Dios que le dé vida suficiente, para dejarlo de diez años por lo menos.
Porque ella entiende, que gracias a su condición a esa edad su hijo mentalmente, tendrá quince más o menos y será capaz de sobrevivir en cualquier lugar.
y el sufrimiento de padre e hijo, pero hay una esperanza. muy bien