Thailor Brown es un joven omega que trabaja en la empresa del prestigioso CEO, Dimitrei Uvarov. Él es un alfa imponente que llevó a la cima a su empresa desde muy joven, pero su padre, al estar enfermo, exige que este contraiga matrimonio pronto.
Al conocer a Thailor, Dimitrei decide usarlo a él para que finja ser su pareja y si el joven no acepta amenaza con arruinar su carrera dentro de la empresa, así que Thailor no tiene más opción que aceptar el trato.
¿Podrá esta relación ir más allá de un contrato?
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7
Bajo las luces vibrantes de la ciudad, Thailor se sentó en el borde de su cama, observando la pantalla de su móvil con incredulidad. La suma de dinero que aparecía en su cuenta lo dejó paralizado por un instante. El amanecer apenas despuntaba, pero ya había una transferencia impresionante de Dimitrei.
— ¿Cómo es posible? ¡Dios mío… esto es mucho más de lo que acordamos para los pagos mensuales! — murmuró Thailor para sí, sin poder apartar los ojos de la cifra que lo deslumbraba.
Aquel día había empezado con el contrato de exclusividad firmado. Recordaba con nitidez cada detalle: la seriedad en el rostro de Dimitrei, el peso de su voz al explicar los términos y la frialdad con la que había firmado sin vacilar. Sabía que lo que acababa de sellar no era más que un acuerdo formal, pero la cuantiosa suma que acababa de recibir lo hizo darse cuenta de que aquello no sería tan simple como aparentaba.
Deslizó el dedo por la pantalla, abriendo el mensaje de Dimitrei, el cual contenía las estrictas reglas que debía seguir como su pareja exclusiva. Thailor tragó saliva, sintiendo un nudo en la garganta. No era un juego, y con esa cantidad de dinero en su cuenta, la realidad del acuerdo se hacía aún más palpable.
— Mantener una imagen impecable, no involucrarse emocionalmente, cumplir con todas las apariencias sociales… — leyó en voz baja, repasando los puntos clave que Dimitrei le había enviado. Sabía que aquello no sería fácil, y que cumplir con las expectativas de alguien tan exigente como Dimitrei era una tarea titánica.
— ¿Podré manejarlo? ¿De verdad estoy listo para esto? — se preguntaba mientras dejaba el móvil a un lado y se miraba en el espejo. Tendría que cambiar muchas cosas de su apariencia si no quería ser una vergüenza para el CEO. Su ropa, su peinado… todo debía estar a la altura del círculo en el que ahora debía moverse.
Suspiró y se puso en pie. Miró de nuevo la pantalla, viendo claramente los beneficios que había ganado. Lujos, cenas exclusivas, eventos importantes... aunque todo venía con un precio. Y ese precio era, sin duda, mantener esa fachada inquebrantable ante todos.
— Es hora de ir a la boutique y empezar con esto. Mañana será el primer día oficial como su... ‘pareja’ — se dijo a sí mismo, decidiendo que era mejor actuar cuanto antes.
Al salir del vestíbulo de su apartamento, Thailor se detuvo en seco al ver a un hombre alto y corpulento acercarse hacia él con pasos seguros. El extraño llevaba un traje perfectamente ajustado y una expresión seria.
— Soy su chófer personal, señor Thailor — dijo con voz grave, inclinando levemente la cabeza en un gesto de respeto. — A partir de ahora, estaré a su disposición para llevarle a donde necesite. El señor Dimitrei ha dispuesto todo para usted.
El hombre extendió un sobre negro hacia Thailor, quien lo tomó con cierta vacilación.
— Esto es de parte del señor Dimitrei. Puede comenzar a utilizarlo de inmediato si lo desea.
Thailor abrió el sobre y dentro encontró una tarjeta negra con un diseño exclusivo que lo dejó sin palabras. El impacto de todo lo que estaba sucediendo lo golpeaba como una ola tras otra. ¿Un chofer personal? ¿Una tarjeta negra? Y pensar que esa misma mañana ya había recibido una suma desorbitante.
— Por favor, el coche está listo para usted — insistió el chofer, haciendo un leve gesto hacia la entrada.
— Eh… claro, sí — respondió Thailor, todavía en estado de shock. Intentó sonar tranquilo, pero sus pensamientos estaban en un torbellino. Todo estaba ocurriendo tan rápido, y el lujo en el que ahora se veía inmerso lo descolocaba.
Al acercarse a la puerta, sus ojos se agrandaron al ver el vehículo que lo esperaba. Un Ferrari Lusso negro brillaba bajo las luces del vestíbulo. Dimitrei no había escatimado en detalles, y Thailor sintió la responsabilidad aplastante de todo lo que este acuerdo implicaba.
Se subió al auto, y mientras el motor ronroneaba al encenderse, una mezcla de adrenalina y preocupación lo invadió. El contrato apenas había empezado, y ya podía sentir el peso del lujo, el control, y las expectativas sobre sus hombros.
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