Tristán Firefly, es un esclavo que fue vendido a sus tres años de edad, siendo tratado de una forma cruel e inhumana. A sus ocho años continúa con esa vida, su único sueño es tener una familia propia con su pareja destinada, pidiendo una señal a su Dios. Encontrándose con ella un día después, pero tienen que separarse. Gracias a ello, vuelve a su vida normal, su amo casi lo mata y lo tira al bosque quitando toda evidencia para no ser acusado de asesinato. Todos los creen muerto ahora y con eso logra ser libre para hacer su nueva vida como quiera.
¿Logrará encontrarse de nuevo con Shahiem y ser felices juntos?
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hola vida
Tristán estaba deprimido por lo poco que estuvo con Shahiem, quería conocerla más y quedarse con ella, convertirse en su protector personal de alguna forma. No quería que se fuera de esa manera, al menos no en ese momento, quería detenerla y rogarle porque se quedara todo el verano. Ella se dio cuenta de eso, pero no podía hacer mucho para quitarle ese dolor. Su amo lo observaba sin descanso, todos lo hacian por si se le ocurría la idea de escapar. Shahiem se acercó a Tristán para intentar convencerlo sin saber que la estaban escuchando o incluso observando.
-Tristán, puedes venir conmigo, todavía estás a tiempo para cambiar tu decisión.- insistió por la duda que tenía Tristán.
-No puedo, él me mataría si lo hago, perdóname, pero soy un cobarde.- le dio un beso en la frente y se acercó al oído de Shahiem para susurrarle.- de aquí a tres días voy para allá, espérame en Dacilia.
Shahiem estaba a punto de mostrar su emoción por eso, pero Tristán la detuvo y le susurró otra cosa.
-Me están vigilando, actúa triste, hubiera podido ir con ustedes si no hubieras dicho lo de antes.- la abrazó más fuerte y lloró demasiado cómo si fuera real.- Llora y haz berrinche por favor.
Shahiem le hizo caso y comenzó a llorar y retorcerse en el piso.
-¡Quiero que vengas conmigo!, ¡Eres mi niñera personal, has tu trabajo!.- gritó con toda su fuerza mientras le tomaba de las piernas.
El amo de Tristán se acercó con una sonrisa y felicidad en sus ojos, estaba satisfecho.
-Lo siento sobrina, pero él es mi esclavo,¿Tienes dinero para comprarlo?.- dijo mientras la cargaba hasta el carruaje de su hermana.
-No tengo, ¿no me lo puedo llevar?.- dijo triste
-No puedes, adiós mi pequeña sobrina.
Tristán se sobó las piernas por el dolor que le había provocado esa pequeña, tenía tanta fuerza en los brazos y manos. Su amo lo regaño por sobarse y le ordenó lavar los establos de nuevo y bañarlos.
-Padre, mi perro necesita un baño igual.- dijo la hija de su amo.
-Además de lo que te acabo de ordenar, también baña al perro de mi hija, es más, empieza con eso.
Él asintió y se fue por el perro, como ya era costumbre, le mordió lo que tenía como ropa, al menos ahora tenía esa ropa floja que le había dado Ágata y su abuela. Pero el perro no tardó nada en romperlo demasiado fácil. Ahora después de todo lo que haría, tendría que coser esa ropa prestada y lavarla. El perro era de raza pura, por lo que tenía sus jabones especiales para bañarlo además de sus aceites perfumados. Siempre los guardaba su dueña en una caja de madera con llave. Subió por ellos con el perro siguiéndolo hasta la habitación de ella. Tocó tres veces la puerta sin recibir respuesta de alguien al otro lado de ella. Estaba a punto de tocar otra vez la puerta, pero la esposa de su amo le llamó la atención.
-Deja de hacer ese ruido tan espantoso.- dijo mientras se acercaba a él junto con sus sirvientas y sirvientes.- Ellos harán tu trabajo, tú vienes conmigo, quiero jugar un poco.
-Podría darse cuenta de que no lo estoy haciendo yo.- respondió Tristán mientras temblaba de miedo y rezaba a todos los dioses que conocía.
Salieron unos niños casi de su edad y con el cabello negro, todos eran blancos, pero no pálidos como él, alguno estaban más gordos que él, pero por las ropas de tallas grandes no se notaba la diferencia.
-Como puedes ver, tengo todo planeado y bajo control.
No había escapatoria, sus sirvientes le habían rodeado. Solo quedaba acceder para no llamar la atención de su amo, sabía que una vez se enterara su amo de la aventura que quería su mujer con su esclavo podía terminar mal. Aún si a él no le gustaba ser tocado tenía que guardar silencio. Ella lo llevó sin ser visto hasta su carruaje personal.