¿Cómo inició? como para terminar de este modo. Frente al Archiduque Maximilian yacía la mujer que creyó muerta.
Aquella dama que todo el mundo creyó muerta. Pero ante la conmoción de todos en aquel banquete Imperial, la voz del principe heredero que no ocultaba su molestia frente a la situación resonó en todo el salón.
«¡¿Cómo te atreves?!»
Él era un hombre que estuvo en la guerra desde hace 15 años, pero lo que los sorprendía no era la cara del principe heredero lleno de un aura asesina, sino el niño pequeño que traía en sus brazos, uno que tenía su mismo cabello blanco.
Y para Maximilian la cara de la dama no era lo que él conocía.
Ella no podía ser Jadella, ella no podría ser su difunta esposa, ella no podía serlo, por qué la Jadella que él conocía... jamás lo miraría con tanto desprecio.
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INSTRUIDA
Maximilian llegó a la mansión del Conde Turín y fue recibido por este mismo en la entrada. Bajó del caballo y la mirada entre ambos no era buena, lo único que les impedía ignorarse mutuamente era el respeto que debían tenerse uno con el otro.
«¿Qué lo trae a mi residencia?, Archiduque Reiban»
«mi esposa, me dijeron que vino aquí con Yair»
«está en lo correcto, ¿Acaso esta prohibido que dos amigas se encuentren después de tanto tiempo?, después de todo... se supone que la Archiduquesa acaba de volver de un largo viaje ¿No es así?»
El Archiduque oscureció el semblante con severidad y no pudo decir mucho por que "se supone" que así debía ser, en esos meses que se fue, se supone que se fue con su esposa.
«parece que la esposa del Conde comenta ese tipo de cosas»
«no me atrevería a decir eso, ciertamente me a comentado lo necesario, es como cuando yo le comento a mi esposa sobre los negocios que tengo y aunque es un tema que mi esposa no comprende del todo, me escucha y yo debo devolverle el favor de ser comprensiva conmigo»
Sus palabras golpearon fuertemente a Maximilian, sentía que las decía con doble sentido, pero al mismo tiempo no parecía tener ningún motivo para actuar de ese modo.
Sólo pudo sonreír al Conde.
«en todo caso espero que no sea inoportuno esperar a mi esposa»
«por supuesto que no»
«pero primero podría llamar a Sir Yair, necesito hablar con él»
«me temo que no será posible»
«¿Por qué?»
«verá, la Archiduquesa trajo muchos regalos para los bebés y es tan usando a Sir Yair para desenvolver los obsequios»
«...»
«aunque, claro, si insiste en interrumpir... aunque suplicaría no hacerlo, mi esposa está muy contenta de ver a su amiga luego de tantos meses fuera»
Hubo un silencio para que finalmente Maximilian soltara un suspiro.
«bien, mientras tanto ¿Donde puedo esperar a Jadella?»
«lo acomodaré en un salón de espera si gusta, aunque tratándose del Archiduque Reiban me imagino que estar quieto no es lo suyo, ¿Qué le parece ir a una pequeña cacería?»
«no gracias, esperaré en el salón»
«cómo guste Archiduque, ¿Le importa si lo acompaño?»
«haga lo que quiera»
«será un placer, digo, al menos nosotros debemos tratar de llevarnos bien por nuestras esposas que son amigas ¿Verdad?»
Lucían siguió hablando mientras guiaba a Maximilian dentro de su mansión. Como siempre era bastante carismático.
***
Yair miraba desde la ventana más alta como Maximilian entraba con el Conde Turín, estaba escondido y se agarró la cabeza muy indeciso.
«¿El hábil caballero Yair se comporta así?»
La regañada llena de burla de Leonor molestó a Yair.
«Condesa, no se como lo ve usted, pero ahora básicamente estoy traicionando la confianza de mi señor. ¿Cómo voy a verle la cara luego?»
«ya le mentiste sobre que Jadella se quedó en su mansión y en cambió estaba viviendo conmigo»
«eso fue sólo por que usted amenazó con llamar al Duque Horteira»
«de verdad lo iba a hacer, pero es bueno ver que torciste el brazo»
«yo no quería hacer esto, pero para cuando me enteré mi señora ya se había ido. El señor me matará si se entera, no me queda de otra que seguir el juego que hicieron»
«Sir Yair»
«¿Si?»
«¿Por qué es leal al Archiduque?»
«¿Por qué no lo sería?, me entrené para servir a Maximilian y el nunca me a tratado mal»
«...ya veo»
«ya ha pasado casi dos horas, espero que la señora vuelva pronto, el señor no tiene mucha paciencia en estos momentos»
«en todo caso ¿Por qué no vas rasgando los obsequios que Jadella compró?, no queremos que nos descubra ¿O sí?»
«cada día me da más miedo Condesa»
Yair no protestó mucho y empezó a colocar la habitación como si hubieran estado bastante tiempo viendo los regalos comprados.
Justo cuando terminó Jadella apareció agitada y Yair pudo suspirar en paz.
«mi señora, ¿Está bien?, me preocupé mucho»
«estoy bien, voy a cambiarme a mi vestido»
Leonor asintió ya que Jadella para salir se había puesto un sencillo vestido y una capa marrón.
«hazlo rápido, el Archiduque a llegado»
«...entiendo»
Jadella se metió a una habitación y se cambió lo más rápida que pudo, cuando se puso su vestido salió y Leonor se encargó se arreglarle el cabello y el maquillaje.
En poco tiempo estuvo como había llegado.
«listo»
«gracias Leonor»
Cuando apenas se sentaban para hablar Maximilian entró junto al Conde que ni bien entró se disculpó.
«lo siento querida, parece que el Archiduque añora bastante a su esposa, vino a verificar que todo estuviera bien»
Maximilian y Jadella se vieron a la cara luego de tanto tiempo que era sorprendente verse otra vez en circunstancias no específicamente buenas.
Jadella se levantó del sofá y abrazó a Leonor.
«parece que mi tiempo acabó mi querida Leonor, espero que la próxima vez que te vea a ti, Karolina y Lourdes tengamos más tiempo para hablar»
«yo también espero eso Jadella»
Se soltaron y miró a su caballero que no hizo ningún gesto en su rostro.
«Sir Yair»
«¿Si, mi señora?»
«prepara mi carruaje para regresar»
«si»
Yair se fue sin dar una mirada para nadie, ni siquiera para su señor, entonces Jadella sonrió a Lucían.
«me hubiera gustado compartir más con usted Conde, por ahora sólo le pido cuidar mucho de mi querida amiga»
«si, no se preocupe Archiduquesa, cuidaré de Leonor»
«gracias»
Quitando su sutil sonrisa se inclinó con respeto a Maximilian.
«Archiduque, gracias por preocuparse por mi, estoy bien, ya podemos volver a la mansión»
Sus palabras hicieron sentir a Maximilian cada vez más alejado de ella, antes no existía este tipo de formalidad, de hecho, desde los 10 años que ya no se trataban de "usted".
Era algo doloroso escucharla hablar de ese modo. Estuvo mucho tiempo meditando que exactamente decirle para que ya no lo tratara de esa manera, pero Jadella ya no estaba dispuesta a esperar demasiado tiempo como en el pasado.
«entonces vámonos, seguro que Sir Yair ya tiene todo listo»
Lucían asintió y guió el camino con un...
«déjeme despedirla»
«no se preocupe»
«no, mi Leonor seguro que de todas formas me lo pediría»
«ya veo»
Maximilian se sintió un poco excluido al ver como su esposa le sonreía tan naturalmente al Conde, si no fuera por que el Conde ya estaba casado y esperaba a sus hijos, Maximilian pensaría mal de las intenciones de Lucían hacía su esposa.
***
Ya en el carruaje el silencio entre Maximilian y Jadella parecía irrompible, fueron agonizantes minutos para ambos.
Pero al final de 30 minutos, Jadella tomó valor para hablar, había esperado hablar con Maximilian y era ahora o nunca. Tal vez ni bien llegaran a la mansión Reiban se volvería a ir.
«si excelencia, ¿A estado bien?»
«...si, ¿Y tú Jadella?»
«encerrada dentro de mi propia habitación por meses, sin ver a mis amigas o mi madre, ¿Cree que es estado bien su excelencia?»
«...lo siento por eso»
«entendería más si me diera una buena explicación, ¿Tiene alguna su excelencia?»
Maximilian miró por la ventana en silencio a lo que Jadella entendió rápidamente.
[No dirá nada]
Se conocían desde muy pequeños así que lo comprendía bastante bien cuando hacía gestos en lugar de hablar.
«su excelencia, entonces, ¿Podría saber al menos, a que lugares fue en su viaje?»
«...sólo podría decirte que no salí del Imperio»
«ya veo. He desatendido mis deberes como Archiduquesa, volveré pronto para revisar las cuentas»
«no te preocupes, Aisha lo ha estado manejando bastante bien en tu lugar»
Las palabras de Maximilian cortaron con más brutalidad que un afilado cuchillo a Jadella, que aguantó la impotencia.
«¿La señorita Aisha?»
«si, salir es muy peligroso para la Archiduquesa, ¿Por qué no sólo descansas en casa-»
«su excelencia, ¿Quién exactamente es la señorita Aisha?, hemos crecido juntos, conozco a la perfección quienes son tus amigos cercanos y usted conoce los míos, a la señorita Aisha, jamás la había visto»
«Aisha..., ella no es nadie, no debes preocuparte por nada»
«soy la Archiduquesa Reiban, "mi deber" es preocuparme, para eso fui instruida toda mi vida»