Mía Santorini es una chica de 19 años que desde muy niña se enamora del hijo reconocido más no de sangre de su padre Alessio Santorini de 24 años.
Ella desde niña sintió cosas por él, pero no fue hasta sus catorce años que se atrevió a besarlo y confesarle sus sentimientos, Alessio también sentía lo mismo, pero sabía que era un error, por eso decidió irse a otro país y estudiar en ese tiempo ignoro por completo a mía haciendo que está pasará de ser una niña dulce a una completa rebelde.
Cinco años después él se da cuenta de que nunca dejará de amarla y regresa hecho todo un CEO y decidido a recuperarla y enfrentarse a todos.
Pero Mía está muy dolida y no le perdona su abandono, Alessio no solo deberá luchar por el perdón de Mía, sino que también deberá enfrentar a personas del pasado que traen consigo ese mundo de mafia que fue dejado atrás por sus padres y también deberá enfrentar a sus propios padres que harán lo que sea por impedir ese amor PROHIBIDO.
Podrán ellos salvar su Amor
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Volviendo a la realidad.
Alessio.
Después de esa maravillosa noche besé el sol nos daba en la cara, pero yo estaba inmensamente feliz entre mis brazos, yacía la mujer más hermosa del planeta y sus alrededores la observé y la besé, ella se removió en mis brazos, pero no pude evitar besarla hasta despertarla.
— Mmm mi amor como amaneces bombón.— Dijo mi niña estirándose
— No hay palabras que expliquen cómo realmente me siento, te amo amor, estoy más que feliz.— la besé con locura, luego la lleve a tina y allí nos duchamos y una cosa llevo a la otra, así que terminamos haciendo el amor.
Tomé a mi niña en brazos y la lleve a la cama, baje a prepararle el desayuno, pero dos pares de ojos me miraban expectantes.
— Amigo tan agotado, la dejaste que no puede bajar a comer.— Se burló mi amigo yo mientras lo fulmine con la mirada.
— Alessio no le hagas caso consiente a mi prima y luego en la tarde vamos y damos un paseo te parece.— Propuso Alejandra.
— Me parece genial, ahora iré a consentir a mi reina.— Ellos solo se reían mientras como bobo subí a su habitación.
— Mi amor te traje esto princesita para que recuperes fuerzas y podamos salir más tarde con Ale y mi amigo — Dije entregándole de comer en la boca.
— Amor puedo sola en serio, no es necesario, me da vergüenza que me des la comida.— Dijo mi niña ruborizada.
— Acostúmbrate cuando nos caemos, no harás nada y tu comida te la daré así todos los días princesa—
Pasamos toda la mañana hasta llegar la tarde y entonces salimos a pasear con los chicos fue una tarde maravillosa mi princesa reía y corría tal como cuando era una nena corríamos y nos caíamos en la arena era como si los años no hubiesen pasado seguíamos siendo aquellos chicos que se querían a escondidas de todos que se amaban como nadie jamás lo hizo, la tarde llegó y nos acostamos en la arena a ver el atardecer era un sueño todo era mágico solo existimos ella y yo a pesar de tener a mis dos amigos cerca no importaba nadie solo mi pequeña y yo.
La noche llegó y cargue a mi pequeña la lleve a la habitación y le lleve una rica cena.
— Me vas a malacostumbrar si sigues así amor.— Dijo comiendo su cena.
— Pues hazlo mi reina por qué lo haré siempre. Mañana antes de irnos debemos salir y resolver esto de una vez no sabemos lo que pueda pasar luego.— Le dije preocupado.
— Si mi amor así lo haremos todo saldrá bien, acuérdate que así estemos lejos, te amaré siempre.— Dijo mi niña.
— Eso ni lo digas amor, ojalá no pase nada malo.— le dije atrayéndola hacia mi pecho.
Esa noche nos dejamos llevar de pasión, mi sonido favorito estaba por todo el cuarto, era música para mis oídos, oírla, gemir y gritar, era mi perdición, se había convertido en mi droga favorita y no quería dejar nunca está adicción.
La mañana siguiente llegó y con ella los problemas Miles de llamadas de mis padres, de Camila, a mía la había llamado Erick y mis padres, salimos temprano junto con mi amigo y Alejandra, al parecer tenían algo, no se separaban.
Después de esa hermosa mañana cada quien fue a su realidad, los siguientes días casi ni veía a mía solo por la noche donde me la comía completa con besos y caricias, mi padre seguía insistiendo con que me casara con Camila, Camila me amenazaba con hablar y yo me estaba volviendo loco.
Mi princesa regresó a la universidad y estaba decaída, la presión que le tenía mi padre era horrible, ella casi no le hablaba solo lo necesario verla, así me partía el alma como le sucedía esto a mi ángel, ella debía ser feliz pero a mi lado.
La prensa siguió atacando con los falsos videos a mía hasta que moví mis influencias y conseguí parar toda esa mentira.
Cada noche era más corta o así lo sentía, yo deseaba tenerla en mis brazos día y noche no quería que ni siquiera caminara por su cuenta, quería ser yo su, todo quería que me necesitará y así era en las mañana estaba triste, mis primos comentaban lo que le sucedía, Massimo estaba preocupado por su mella él decía sentir el dolor y la angustia, pero que solo era de día, ya que al llegar la noche sentía una felicidad innegable.
Era cosa de mellizos como decía él.
Llevábamos meses viviendo nuestro amor hasta que llegó ese horrible día, ese asqueroso momento que me mataría en vida, algo tan grande y doloroso iba a suceder y nosotros ignorábamos, eso pronto comenzaría mi infierno y yo lo ignoraba al igual que mi niña que sufriría más que yo muchísimo más.