Pernikahan 99 Hari

Después de colocar su bolso en la mesilla de noche, Alana entró al baño para limpiarse y sumergirse en la bañera, relajando su cuerpo después de horas de recibir felicitaciones de los invitados.

Toc.. toc.

"Alana, ¿puedo acompañarte? ¿Quizás necesitas ayuda para frotarte la espalda?" bromeó Sky, parado frente a la puerta del baño mientras tocaba, tentando de forma juguetona a la mujer que acababa de casarse.

"Cállate, cierra la boca, Sky," respondió Alana, sin preocuparse, mientras cerraba los ojos disfrutando del calor del agua que la envolvía.

Toc.. toc.

"Anda, Alana, ¿por qué tardas tanto? No puedo esperar para disfrutar nuestra segunda noche juntos," bromeó Sky de nuevo, golpeando repetidamente la puerta.

Alana optó por ignorar los comentarios de Sky, pero un minuto después hubo otro golpe en la puerta desde el exterior; obviamente, era Sky Dwight. Y esta secuencia se repitió varias veces hasta que Alana se sintió irritada.

"¿A dónde se ha ido? ¿Por qué de repente hay silencio?" Decidiendo que su tiempo en el baño había terminado después de casi una hora, salió del baño, se cambió de ropa y encontró su habitación vacía, sin tener idea de dónde había desaparecido su esposo contratado, aunque en realidad no le importaba.

En cambio, sintió un sentido de alivio, por fin capaz de descansar pacíficamente sin interrupciones de Sky Dwight. Pronto, el sueño se apoderó de ella hasta que fue despertada sobresaltada por una voluptuosa sensación que presionaba sus labios, besándola repetidamente.

"Sky, tú..." Antes de que pudiera hablar, sus labios fueron sellados por un movimiento audaz del hombre que de alguna manera se había encontrado encima de ella.

"¡Suéltame, Sky!" Alana forcejeaba mientras sus labios se separaban. Estaba indignada por ese trato, porque el contrato indicaba claramente que no se permitía ningún contacto íntimo o "físico".

"Tus labios son dulces", Sky elogió, sin intimidarse por los continuos forcejeos de Alana. Miró sus labios con incredulidad, ya que los de Alana lo habían vuelto adicto con solo unos cuantos besos intercambiados en su boda anterior.

"¡Basta de tonterías! Ahora déjame ir. Recuerda nuestro acuerdo; si lo incumples, puedo demandarte".

"Demandame, me da igual," Sky se movió para besar a Alana de nuevo, pero ella le dio una fuerte rodilla justo donde más duele. "¡Maldición!" maldijo, gimiendo de dolor. Era la segunda vez que Alana lo golpeaba con la rodilla, y si hubiera una tercera, tendría que considerar a Alana como la mujer más indisciplinada y feroz de todos los tiempos.

"¿Te gusta eso? Ahora, bájate y duerme en el sofá, en el suelo o en cualquier otro lugar menos en esta cama", dijo Alana mientras le lanzaba una manta a Sky. Esta vez estaba verdaderamente enojada, porque Sky había interrumpido su sueño y había cruzado una línea.

Sky simplemente se quedó allí en silencio, sujetando sus partes íntimas, con el ceño fruncido de confusión. En la noche de su matrimonio por contrato, fue expulsado de su propia cama. ¿Acaso los hombres en las novelas que leía siempre estaban al mando, dictando que las mujeres durmieran en el sofá? Sin embargo, aquí estaba él, la víctima real, condenado al sofá.

"Al..."

"Cállate, Sky Dwight". Alana volvió a acostarse para dormir, sin prestar atención a Sky, quien murmuraba irritado.

Al final, Sky resignadamente fue al sofá, cansado después de la celebración de su boda y de haber lidiado con la descarada intromisión de Rachel en su habitación antes. Afortunadamente, Alana había estado en el baño en ese momento, sin saber de la visita de Rachel. "¿Por qué tengo miedo de que ella se entere de Rachel?," Sky se preguntó internamente mientras observaba a Alana dormir pacíficamente.