— nadie va a quitar tu lugar como mi señora, no es para tanto.
Respondió el mientras sostenía a otra mujer en sus brazos.
Ella se burló
— no necesito ese lugar de porquería.
En su mente solo necesitaba vengarse, quería quitarle lo que más le importaba, por lo que busco a quien podía ponerlo en su lugar.
— ¿seré entonces tu herramienta?
Pregunta el hombre con tez pálida, se notaba mucho que estaba enfermo.
— si
Respondió ella
— estoy de acuerdo en serlo.
Ella no lo amaba,solo era su medio, quien diría que su plan sería totalmente destrozado.
— aléjate
Dijo ella empujándolo, el tomo su cabello y lo beso con ternura.
— digiste que sería tu herramienta.
Sus ojos fríos la recorrieron, ella tembló.
— no quiero una herramienta que no pueda manipular.
— entonces te dejare hacerlo, pero recuerda, eres mi mujer no soy muy paciente cuando miras a otros hombres.
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cap 12
— Papá
Carlos se giro.
— Que sucede
— Si tengo a un bebé, la familia salva pertenecerá al niño.
Carlos se burló como si hija podría ser tan ingenua.
— Eres estúpida, un bebé no puede manejar una familia tan grande y ¿tú? ja, que puedes hacer tu.
El rostro tranquilo de Cristina reveló irritación y tristeza, acaso por ser mujer no puede manejar las cosas.
— papá tu mentalidad está demasiado anticuada.
— somos una familia que respeta tradiciónes.
Ella resoplo, eso molesto aún más a Carlos.
— Tu no podrás manejar esa familia pero Guillermo si, serás la señora Ortega y manejarlas esa enorme familia, entiendes, solo tienes que obedecer lo que digo.
— Papá, Guillermo ya tiene un hijo, dejo embarazada a su amante y esperas que yo me quedé con el.
sus ojos se llenaron de lágrimas, casi nunca llora pero espero el apoyo de su familia, pero ahora lo que estaba haciendo era una humillación, entonces se supone que no soportar el engaño es malo.
Carlos continuo con su sermón.
— Cristina no puedes pegarte de eso, simplemente sopórtalo, ese niño no te quitará nada.
Ella fruncio el ceño, no pudo soportar su ira y gritó.
— ¡¡Cómo puedes decirme eso, soy tu hija!! me pides que soporte a un hombre que me engaño, quieres que vuelva con él, que te pasa papá, que pasará conmigo, alrededor de los años, seguiré recibiendo hijos de sus amantes, soy tu hija, por qué no estás de mi lado.
Sus lágrimas empezaron a caer por sus mejillas, tenía tanta ira, cómo podía su padre no entender.
Carlos miro las lágrimas de Cristina, no podía entender por qué el escándalo.
Que le era tan difícil de aceptar.
— Cristina, deja de comportarte como una bebe, ya estás grande para esto, eres la mayor, es tu deber velar por la familia, seca esas estúpidas lágrimas y hazme casó, lo hago por tu bien.
El saco un pañuelo y seco sus lágrimas.
— Hija, Guillermo te quiere, además es normal que los hombres socialicen afuera, todos son iguales, no te enojes por esas pequeñeces, tu lugar nadie lo robara.
Ella sintió como si su pecho se contrayera.
Se supone que este hombre es su padre, por qué no le importaba las cosas que le pasaban a su hija, por qué no la apoyaba.
" Que tontería, tam bien es hombre, además ya hizo lo mismo"
Pensó mientras secaba sus lágrimas.
— Entiendes ahora.
Ella Asintió.
— Entiendo, entiendo que eres igual que el bastardo de Guillermo, eres un irresponsable, engañaste a mamá, entonces mamá también puede hacerlo.
— Cristina ese no es el punto.
— ¿no lo es? Padre eres un irresponsable por tener relaciones fuera, tienes una familia pero aún vas y te acuestas con la que se te aparezca, si es así, yo también puedo salir y socializar, entonces Guillermo lo aceptara.
— Cierra la boca, eres una mujer, dónde saldrías a hacer eso.
— Por qué, tienes miedo de que socialice también, tienes miedo de que me encuentre con un hijo ilegítimo tuyo.
¡¡BOFETADA!!
La oficina quedó en un enorme silencio, Carlos miro el rostro rojo de su hija, lo hizo por impulso.
— Cristina, hija yo...
Ella se alejo, sus lágrimas se detuvieron, arreglo su cabello, detrás de su oreja, luego observo a su padre.
Sonríe profesional mente.
— No volveré con él, puedo hacer lo que me propongo, si tú no estás de mi lado, buscaré a alguien que lo esté, la mentó interrumpir tu día.
Se giro para irse.
— Cristina, no tengas a su hijo.
Ella sonríe.
— No tengo por qué hacerte caso, no tengo por qué depender de un hombre, puedo velar por la familia Soriano sola, además si estamos en esta situación es por tu trabajo incompetente, no estaríamos dependiendo de el estado de ánimo de Guillermo si supieras manejar la empresa del abuelo.
Dejando esas palabras se alejo, el grito horrible de Carlos vino detrás de ella, pero jamás se detuvo.
— Hermana.
se acercó Delia, traía varios libros en sus manos
— Adónde vas.
Pregunto Cristina, Delia sonríe pero su sonrisa se congelo al ver el rostro rojo de su hermana.
— Hermana esto.
— No es nada, no te preocupes
Delia apretó con fuerza los libros de textos.
— Vas a la escuela.
— Yo voy
— Ok, te llevaré
Las dos salieron de la villa, el auto estaba en un completo silencio, pronto el auto se detuvo en la entrada del colegio.
Delia salió del auto, antes de cerrar la puerta dijo.
— Hermana no te preocupes, trabajaré duro para que podamos salir adelante.
— Estaré esperando el día, ve con cuidado, mi pequeña estrella.
El auto se alejó, una chica de cabello rubio de acercó a Delia.
— ¡¡He!!, Delia quien va en el auto.
— Mi hermana.
— Estás bien, tienes mala cara
— Solo pienso, que los hombres son unos malditos.
— no piensas lo mismo de emanuel verdad.
Delia cubrió su boca, miro el auto con que se alejaba con culpabilidad.
— cállate.
La rubia se rió a carcajadas.
— Jajaja tienes razón, lo peor de todo es que los más a morir, aunque sean asi.
Delia Asintió.
— Eso es cierto, vamos.
Cristina bajo la ventana que dividía el auto, sus lágrimas bajaron, su padre no estaba de su lado y su madre dirá que lo soporte.
El recuerdo de su padre diciéndole que era normal el engaño de un hombre resono en su mente.
Tal vez estuvo mal que terminará, talvez debió soportar.
Ella negó con la cabeza.
— Que estupideces estoy diciendo, quieres que caiga en tus manos, vuelve a nacer, bastardo.
Dijo mientras maldecía en su mente a Guillermo.
“ No estuve equivocada, era él el que lo estaba, por qué todos me culpan a mi, que tontería es esta”.
Cristina se había decepcionado de su padre para él, Guillermo no hizo nada malo, era normal lo que hizo a los ojos de su padre.