Cautiva por la Mafia.

Stella.

Hasta que los padres y su hermana son muy agradables para ser una familia de la mafia, son amorosos entre ellos, su madre es muy simpática, me encantó cómo es ella. Pero ¿tendré que pasar por esto cada vez que vaya a algún lugar? Qué fastidio, ¿quién es este hombre tan disputado que ha caído justo en mis manos? Voy al baño y su madre me espera afuera.

Juliana: ¿Podría hablar contigo, hija?

Stella: Claro, mamá.

Juliana: Ven a mi habitación.

Subimos las escaleras, su casa es tan hermosa y enorme como la de Matteo.

Juliana: Siéntate aquí.

Stella: Gracias.

Juliana: Primero, no le hagas caso a Lena, ella está enamorada de Matteo desde que era una niña, pero Matteo no le hace caso.

Stella: Todo el mundo está enamorado de tu hijo.

Juliana: Menos tú, hija mía.

Stella: Yo...

Juliana: Lo sé, Matteo me contó que te obligó y no estoy de acuerdo con eso, pero mi hijo es un buen hombre, a pesar de ser de la mafia, es como su padre, correcto y confiable. Nunca te haría daño.

Stella: Me amenazó y estuve a punto de dispararle hoy.

Juliana: Lo sé, me lo dijo él. Ay, mi hijo, pero mira, si necesitas algo y él no te está tratando bien, házmelo saber. Aunque sea el jefe, aún soy su mamá y puedo regañar a ese cabeza loca, ¿entendido? Si en el futuro no lo amas, te ayudaré a escapar de él, ¿vale?

Stella: ¿De verdad?

Juliana: Sí, hija mía, nadie puede vivir sin amor. Él no sabe cómo amar a una mujer, siempre ha crecido en este mundo y aunque hace lo que debe hacer, es un amor. Nunca ha tenido una mujer que no caiga a sus pies, lo sé muy bien, lo experimenté con su padre. Pero tú eres la señora de la mafia, nunca bajes la cabeza ante nadie, nunca para nadie. Sé que mi hijo hizo la elección correcta, cuando te vi entrar por esa puerta, todo lo que él ha dicho de ti es cierto.

Stella: ¿Qué ha dicho él de mí?

Juliana: Que eres fuerte, decidida, inteligente y astuta, además de hermosa, por supuesto.

Stella: ¿Él dijo todo eso?

Juliana: Sí, ahora vamos a cenar, la comida está divina.

Stella: Sí, vamos, gracias por tus palabras, gracias por recibirme bien en tu casa.

Juliana: Imagina, también eres mi hija.

Bajamos a la sala y ahí está esa zorra queriéndose mostrar ante Matteo, pero conmigo no se la va a creer. Le mostraré quién manda aquí.

Me acerco a Matteo, lo beso en la boca y digo: vamos a cenar, mi amor, tu madre nos está esperando. Es divertido ver la cara de sorpresa de Matteo y la cara de la zorra es la mejor, por poco no me pega porque había mucha gente en la sala.

Matteo: Sí, vamos.

Rael: ¿Te quedas a cenar, Lena?

Lena: Sí, gracias, tío.

Aff, que esta noche no dure mucho.

Fuimos a cenar, la comida estaba deliciosa. Me senté al lado de Matteo y la zorra no dejaba de mirarlo, mientras él no le prestaba atención. Terminamos de cenar y fuimos a la sala, esta vez hice algo diferente, me senté al lado de Matteo, muy cerca de él, y actué como si estuviera enamorada de él, y el pícaro se aprovechó de la situación.

Lena: Entonces, Stella, ahora solo te quedarás en casa, recatada como deberías.

Stella: Al contrario, Lena, voy a trabajar junto a mi esposo en la empresa.

Lena: ¿Dejaste que Matteo decidiera eso?

Matteo: Para ti es don, Lena, y sí, fui yo quien sugirió que ella sería excelente para la empresa.

Rael: Qué bien, aprovecharé que Stella estará allí y me tomaré unas vacaciones con tu madre.

Stella: Puedes ir, papi, cuidaré bien de la empresa con Matteo.

Lena: ¿En serio? No sabes nada sobre empresas.

Stella: Parece que me conoces muy bien, Lena, hasta podrías saber el número de mi zapato.

Lena: Solo lo digo...

Matteo: No hables de lo que no sabes, Lena, es mejor que te calles. Y hablando de eso, papi, mamá, ya nos vamos, ¿verdad, cariño?

Stella: Sí.

Juliana: Pero, hijo, aún es temprano.

Matteo: Stella tiene que acompañar a su madre mañana y yo tengo que ir a la empresa.

Lena: ¿La familia de ella está aquí?

Stella: Sí, se va a quedar aquí. Mi esposo hace todo lo possible para complacerme, ¿verdad, mi amor?

Matteo: Sí.

Lena: Ustedes me dan asco.

Stella: Qué coincidencia, tú también.

Lena: Tú...

Matteo: Cuidado con la boca, Lena. Nos vamos, Arriverderci.

Entonces nos despedimos y entramos en el coche en silencio hasta llegar a casa. Llegando a casa, subimos a la habitación.

Stella: Esa amante tuya es muy atrevida.

Matteo: Ella no es mi amante.

Stella: Ah, claro, no me digas que nunca has dormido con ella, cuéntame otro.

Voy a reescribir la novela en español manteniendo la estructura de los párrafos en su estado original y sin añadir explicaciones adicionales.

Matteo: ¿Estás celosa?

Stella: Yo, hazme un favor, quiero que te vayas al diablo, solo sé que tendré que encontrar a cada amante tuya haciéndome esto a mí.

Matteo: Ellas no van a hacerte nada, solo son palabras y sabes muy bien cómo lidiar con ellas.

Stella: Ellas van a ordenar y matarme, eso sí.

Intento pasar junto a él para tomar una ducha, pero él agarra mi brazo.

Matteo: Nadie va a tocarte ni un solo cabello, lo juro.

Stella: Te odio, suéltame.

Matteo: ¿Y si no te suelto?

Intento soltarme de él y no puedo, al final, soy arrojada contra la pared y él se presiona contra mí en ella.

Matteo: Me desafías, Stella.

Stella: Suelta, maldito.

Matteo: Te mereces un castigo.

Stella: ¿Qué vas a hacer, morderme de nuevo?

Matteo: No, voy a hacer algo mejor.