Gianna Garza es una joven de 17 años a la espera de cumplir 18 y conocer a su loba normalmente la conocen a los dieciséis, pero debido a que es una omega su cambio se ha retrasado.
Ella es la hija de un beta y una omega que murió al dar a luz a la pequeña Gianna, esto ha hecho que su padre no la quiera tanto.
Mariano se casó con una beta y tuvieron dos hijos, a Mariana, que es un año menor que Gianna y a otro de doce años.
la joven por ser omega siempre ha sido blanco de burlas y bromas, por ser “Débil” por eso ha entrenado con sus abuelos quienes le enseñaron a usar armas como el arco y las espada, ellos dicen que la debilidad es mental y así se defenderá
Gianna está enamorada de Jackson Makris, Alfa de la manada Big silver moon él tiene 22 años y aún no tiene mate, él necesita una luna para su manada, detesta a Gianna por ser omega y porque según molesta a Mariana, él la detestará más al saber que es su mate y la rechazará, humillándola delante de todos.
¿Podrá Gianna ser feliz?
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Gran día
Gianna regresó a su casa feliz; por fin curó a alguien y no era un pajarito o un conejo; era un enorme dragón. Aunque era joven, curó a un dragón. Ella no aguantaba para contarles a sus abuelos lo que había hecho. Su abuela la escuchaba feliz; los ojos le brillaban al hablar de lo que hizo; era emocionante oírla.
—Fue fantástico, maravilloso, yo salvé a un dragón, lo oyen a un dragón, no sé si me entendió, pero lo ayudé. Dijo feliz y sus abuelos la miraban orgullosos.
—Hija, estoy muy orgulloso de ti, no sabes cuánto, ves, no eres nada débil. —Dijo su abuelo.
—Sí, abuelo, me encantaron esas criaturas, ¿qué saben de ellos?, conocí a la hija del rey dragón. Él sonrió y contestó.
—Sé lo que todos saben, hija, nacen de huevos de dragón y son fieles al reino dragón. Los del reino dragón son humanos con un corazón noble, guerreros, y los dragones luchan al lado de esos humanos. Ella asintió.
—Pensé que el rey era joven, no así con hijos grandes. Él sonrió.
—El rey dragón es casado con su reina, tiene hijos grandes y tú conociste a la menor. —Dijo él.
—Debe tener sus años ya, hace mucho no lo veo, pero debe tener más de sesenta años y gobierna con nobleza su reino. —Dice él.
—Ellos tienen la mejor artillería y poder montar a una de esas criaturas les da más ventaja sobre todos los demás. —Explica él.
—Estás muy interesada, bebé. —Dice su abuela
—Ay, Abu, es solo que son maravillosos; sería genial ser guerrera y montar en uno de ellos. Se ríe emocionada y su abuela le dice:
—Que no te escuché, tu posesivo alfa. Ella asiente.
—Lo sé y no se lo diré.
Luego de eso los días siguieron y Jackson seguía siendo el hombre perfecto; cada momento que ella pasaba con él era único; el amor de su vida era ese hombre.
—Hola bonita, ¿cómo te preparas para mañana? Dice Jackson en la puerta de su habitación y sus ojos la recorren con deseo; él no avisó que vendría y ella solo tenía unos shorts y una blusa de tirantes; su cabello estaba suelto, se lo había peinado y olvidó su coleta.
—Hola, mi amor, ¿qué haces aquí? No te esperaba. Se acerca y él la besa, le come los labios y baja sus besos por su cuello.
—Eres hermosa, cariño. Ella suspiró y lo besó, rindiéndose ante el deseo y el amor que sentía por él. Mañana sería la boda que más daba, pensó ella y sacó su blusa y miró lo hermosa que era en ese sujetador de encaje rosado. El hombre estaba perdido, y ella comenzó a sacar su camisa.
—Mi cielo, eres mi hermosa, bonita. —Dijo mientras quitaba la camisa de su cuerpo cuando fue por su pantalón.
—Gianna… Jackson… Están allí, bajen; hay que ver algo de último minuto. — Dijo Mariana y él la ignoró y siguió besándola, llevó sus manos a su sujetador y…
—Gianna, abre y sal, Jackson… La voz de Mariana era insistente, así que suspiró y se vistió.
—Ya vamos, estamos conversando. —Dijo y ella tomó rápidamente su ropa habitual y se la colocó.
Jackson abrazó a Gianna y la besó una y otra vez.
—Apresúrense. Gritó de nuevo Mariana.
Jackson tomó la cara de Gianna con sus dos manos y la besó.
—Eres hermosa, bonita y si luego vamos a otro lado necesito estar contigo hoy. —Ella asintió.
—Claro, amor, pero luego de mañana seré solo tuya. Sus ojos destellaron rojo.
—Ya lo eres, por siempre okay. —Dijo y ella sonrió.
—Sí, Orestes, por siempre… Te amo, mucho, muchísimo a ambos. — Salieron y fueron abajo donde Mariana los cansó con cosas ya listas y luego él tuvo que irse. No les dio tiempo a estar juntos.
Él, antes de despedirse, la volvió a besar y la abrazó fuerte, aspirando su aroma.
—Adiós, mi bonita. —Dijo y ella quedó feliz y enamorada.
Durmió toda la noche pensando en lo que haría mañana.
Un nuevo día se asomó. Todo era perfecto; ella pasó todo el día ocupada, arreglándose y ultimando detalles. La hora pasó volando, se puso el vestido que escogió y se preparó, lo más hermosa posible; iba a ser la reina y debía verse como tal.
El vestido era estilo corsé con un escote de corazón, unas delicadas mangas a los lados con transparencias y un poco de encaje, su falda ancha estilo princesa con un bordado plateado encima y una hermosa corona de diamantes que fue de la madre de Jackson.
vestido de Gianna
La jovencita salió en un auto con sus abuelos. Su padre, hermana y madrastra estaban allá en el lugar.
El camino duró veinte minutos y se detuvo en el lugar donde sería la boda en lo alto de una montaña, cerca de un hermoso acantilado. Estaban las mesas, las flores, los brillos y lujos y un altar a lo lejos con un arco de flores blancas y el novio esperando.
Gianna sonrió en el camino. Sus abuelos le decían lo hermosa que era y lo mucho que la amaban.
Muchas manadas estaban reunidas; el antiguo rey estaba en el altar para oficiar la ceremonia. La mujer miró, y la luna estaba presente y ella sentía su corazón saltar en su pecho. Miraba la luna y le daba gracias a su madre y a la diosa. La joven caminó por el camino de flores; allí se veía Jackson muy guapo con un traje negro elegante creado para él.
El arco de flores en el altar era tan grande que tenía pasillos a los lados; el hombre sonreía mientras su abuelo la entregaba; su padre nunca apareció, de hecho ni siquiera su madrastra y hermana.
La montaña quedaba en un punto neutral, el acantilado daba una hermosa vista y las flores únicas que allí crecían le daban el toque perfecto.
Cuando la joven llegó al altar con los ojos de todos encima de ella, su abuelo se la entregó y se retiró y Jackson la miró y dijo.
—Hoy me caso, hoy le daré a la manada una luna maravillosa, hoy me caso con alguien digna de mí y de ser reina, hoy me caso con la mujer que amo. Dijo y esas palabras eran perfectas; casi lloró de alegría, pero Jackson estiró su mano hacia la derecha donde estaba un pasillo de risas y de allí salió Mariana en un hermoso vestido de novia estilo princesa.
La cara de Gianna y la de todos era de shock.
La joven no entendía en qué momento se durmió; de seguro estaba aún en el auto dormido, pero no.
—De verdad pensaste que yo, el rey alfa, el supremo, un ser encargado de muchas manadas, estaría contigo, una omega que aparte de todo humilló por mucho tiempo a mi futura esposa. Se rió con sorna.
—Eres una ilusa, eres un ser despreciable; tuve que aguantar mis ganas de alejarte porque me repugnas. Siguió.
—Una débil no es digna de la corona —dijo y se la arrancó del peinado dejándola alborotada. Hoy me caso con Mariana. Ella solo negaba, lloraba en silencio, todos murmuraban, sus abuelos querían acercarse, pero no los dejaban; su padre la miró con desprecio, al igual que su madrastra.
—No, no… Esto es una pesadilla, no estoy aquí… —murmuró ella.
El corazón de Gianna ya no existía. Estaba roto, aunque faltaba más.
—Yo, Jackson Makris, rey supremo de todos los licántropos, te rechazo a ti Gianna Garza como mi luna y reina de esta manada. Un dolor como si cien dagas de plata le atravesaran el pecho, y calló al suelo, pero suspiró, secó sus lágrimas con brusquedad y dijo:
—Yo, Gianna Garza, acepto tu rechazo; Jackson Makris, rey supremo de los licántropos, renuncio a ser tu mate, tu luna, tu reina o a tener algún tipo de lazo contigo. Dijo con su frente en alto y mirándolo fijo, pero estaba rota; el dolor era insoportable.
—Que sea muy feliz con la mujer que se merece, porque créame, su majestad, que son el uno para el otro. Gianna caminó hacia atrás, viendo a sus abuelos llorar, pero no les permitían acercarse; los sujetaban unos guerreros.
Sin nada más que perder y con el aullido de dolor de su loba en su cabeza, siguió retrocediendo. Mientras arrancaba su velo y sus mangas, las lágrimas espesas bajaban por su rostro y cuando se alejó suficiente de los invitados, fue allí cuando su abuela y abuelo se soltaron y corrieron hacia ella. Los demás giraron para ver cómo la joven no se detenía. …
—Cariño no… Detente, respira. —Dijo su abuela.
—Mi pequeño, brillitos… No lo hagas, ven, vámonos lejos, pero camina hacia mí. — Dijo su abuelo; la cara de todos era de terror, los ojos de Jackson se querían salir, el padre de Gianna se aterró y todos se acercaron. Mariana solo rodó los ojos y dijo que estaba simplemente dramatizando. Todo era un caos; ella seguía retrocediendo con sus brazos abiertos y decidida a dejar de sufrir.
vestido de Mariana
Gracias
Pobre Marcus,
aunque Dexter dejaría que me chupara todo lo que el quiera es poquito, pero suyo.