Cadenas Invisibles.

— ¿Qué? ¿Que eres mi bebé? Porque me encantaría que lo fueras, pero como dijiste, tienes límites y es por eso que te lo pierdes. — Parecía igual de agotado que yo. — La gente puede pensar lo que quiera, sabes que no es así y eso debería bastarte.

Lo siguiente me dejó inmóvil, deseosa y con ganas de más. Porque antes de que se abrieran las puertas del ascensor, se paró delante de mí, levantó mi rostro con su índice y me dio un pequeño y delicado beso.

— No finjas que no te atraigo, porque sé que lo hago. A mí me gustas, preciosa, pero tú prefieres ocultarlo y a diferencia tuya, yo no tengo problema con eso.

Se abrieron las puertas y se alejó. Tomó mi maleta y me invitó a salir primero. Lo seguí y abrió la puerta de la suite que compartía con su hermano. El hermano no estaba a la vista y Jasper me tomó de la mano para llevarme a la habitación que tenía la puerta abierta y dejó mis cosas sobre la cama.

— Dúchate y descansa, preciosa.

Ese pequeño besito, ese leve contacto me dejo las hormonas revolucionadas y deteste eso, porque jamás me fijaría en un tipo de su edad por más jodidamente atractivo que fuera.

¡Reacciona Cass!

Eran las ocho de la mañana y tenía al menos cinco horas para dormir antes de ir al aeropuerto.

—¿Tu donde dormirás? No me parece justo que use tu cama cuando ni siquiera pague por ella.

—¿Por qué? —Sus ojos verdes se oscurecieron varios tonos y volvió a quedar frente a mí. — ¿quieres que vayamos juntos a la cama? Porque no tengo problema en hacerlo, solo te advierto de que no dormiremos y después no querrás parar.

Tenía la seguridad y el ego por las nubes, pero para ser sincera, si se me había tentado, pero quería enseñarle que si respetaba mis reglas.

—Tengo mis limites, si te acuestas conmigo en esa cama solo será para dormir, porque no me parece justo que duermas en un sillón por más cómodo que sea.

No sé por qué demonios erguí a espalda y eleve el mentón para devolverle la misma mirada turbia y desafiante a Jasper. Me cruce de brazos y en ese momento, en ese preciso instante, la vida que pretendía vivir, mis deseos para el futuro y mis metas, se fueron al demonio, porque él era ese límite que yo no quería romper y que él se había propuesto a romperlas todas.

—Lo que tú temes es que te guste y después quieras más, bebe. Pero hoy seré bueno, te dejare dormir en mi cama, siento que esta no será la primera vez que te tendré en mi habitación.

Y así nada más se fue, cerrando la puerta y dejando me con la cabeza y las bragas hechas un lio. Porque si, era todo eso que me gustaba pero que no quiera reconocer, estaba harta de los chicos de mi edad y el parecía ser de esos con una gran experiencia.

Me di una ducha rápida para no perder más tiempo, me puse un Jean ancho y una blusa. Obviamente no iba a dormir en pijama y mucho menos en ropa interior y me recosté cerrando los ojos, recordando cada una de las palabras que Jasper me había dicho desde que nos conocimos.

Yo te gusto bebé, pero tú prefieres ocultarlo y a diferencia tuya, yo no tengo problema con eso.

Y minutos después, me quede dormida.

El sonido de mi móvil me despertó, la alarma que había puesto había sonado unas tres veces y me vi obligada a despertar. Eran las dos de la tarde y guarde las pocas cosas que deje fuera de la valija, mi ropa sucia y los zapatos. Me decidí por la comodidad de mis Converse blancas y me hice una trenza cocida invertida. Afortunadamente no tengo resaca, pero si tengo aspecto de zombi de TWD. No tengo ganas de maquillarme, por lo que salgo de la habitación y me encuentro a los dos hermanos bebiendo café, Ethan con una Mac y Jasper con su móvil.

—Buenos días Cassie. —Ethan me saludo amablemente y me tendió un vasito térmico de Starbucks. —No sabía cómo te gustaba, por eso te traje solo negro y sin azúcar.

Me señalo dos sobrecitos sobre la mesita y me senté frente a ellos.

Quien me dice bebé todo el tiempo solo me sonrió con cierta malicia y siguió viendo su móvil.

—¿Puedo ir con ustedes al aeropuerto? Y si no es molestia, me gustaría saber si conocen algún lugar no muy lejos de la universidad donde pueda quedarme.

Ethan dejo de ver la pantalla de su MacBook para verme a mí.

—¿Iras a la Harvard y todavía no tienes donde quedarte? Hay habitaciones compartidas cerca de campus y otras un poco más costosas para los que pueden pagar. ¿Por qué no te organizaste antes?

Cierto, cualquier persona que se va lejos de casa a estudiar, lo primero que hace es buscar opciones de los lugares donde se quedara por ese largo periodo. Yo envié solicitudes a varias universidades pero me admitieron después de un elaborado examen y la presentación de una carta donde explicaba porque quería estudiar allí y cuales eran mis metas para el futuro. Ya lo dije, no soy una idiota, soy inteligente, tres universidades me habían aceptado, pero preferí ir a Boston porque ese era el lugar más alejado para empezar mi nueva vida.

—Es que no me decidía si ir a Harvard, a Yale o a Stanford.

Jasper dejo de mirar su móvil también y ahora tenía una épica expresión de sorpresa en el rostro.

—¿Pediste solicitudes en otras dos y te aceptaron también?

Asentí, me gustaba cuando se sorprendían por algo como eso, y esa era la primera vez que se lo decía a alguien, me sentí orgullosa de mi misma.

Entonces Ethan pregunto:

 —¿Por qué Harvard? Las otras dos universidades son igual de Te ayudare a buscar algo acorde a tus gustos y claro, si puedes pagarlo.