La Sombra de Ashfall narra la épica historia de Cecil, quien tras una trágica primera vida, regresa en el tiempo por el oscuro Lord Umbra.
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Capítulo 12
-Gareth: Siempre, mi Cecil. Siempre.
-Lysander: Siempre, lo dices con tanta facilidad, porque no sabes lo que sucederá.
- Gareth: tu problema es que siempre lo has obtenido todo por tu título, no puedes aceptar un no por respuesta.
-Lysander: recuerda que yo soy tu rey, no somos iguales.
-Cecil: ¡Basta! - la voz de Cecil, aunque no era un grito, cortó el aire con una autoridad inesperada -. Gareth me puedes dejar un momento a solas con nuestro rey, por favor.
-Gareth: no me te perderé de vista por si llegas a necesitarme.
-Lysander: no te preocupes,que lo único que puede pasar aquí, es que tu compromiso se acabe esta misma noche.
Gareth se aleja de ellos, lo suficiente para darles la privacidad que Cecil le había pedido, pero mantuvo una atenta vigilancia a la distancia.
-Cecil, en tu corazón el que estuvo siempre fui yo. ¿Te acuerdas?Desde niños tomabas mi mano y la sujetabas con firmeza, cuando te sentías triste, acudías a mí, no a Gareth, a mi me decías todo lo bueno y malo que sucediera en tu vida, siempre fue el primero, Gareth para ti siempre estuvo en segundo lugar, como un amigo, nunca tuve celos de él, porque sabía que a quien amabas a era a mí, pero ahora lo eliges a él, para lastimarme, ni siquiera me dejas explicarte los motivos de mi boda, me apartas, tomas su mano, ¿Qué paso con nuestro amor? ¿Cuándo desapareció?
-Nuestra relación fue linda, pero se terminó, mientras yo sujetaba tu mano con firmeza, tú me obligaste a soltarla, quieres saber lo que paso con nuestro amor – lo mira a los ojos con firmeza -, se acabó, se acabó para todos cuando llegaste casado, para mí se acabó el día que aceptaste ese matrimonio, cuando no fuiste capaz de defender nuestro amor.
-Fue porque me acorralaron… - Cecil no lo deja continuar.
-No buscaste ayuda, porque sentías que con eso solo mostrarías debilidad, acaso informaste a la corte del reino Ironpeak de lo sucedido…, buscaste aliados ahí…, crees que su gente aceptaría una guerra por los caprichos de su rey, porque te recuerdo que existe una alianza, una alianza que si el rey de Ironpeak rompe causaría un conflicto mayor, recuerda que yo me prepare toda mi vida para asumir el trono a tu lado, no puedes envolverme con palabras y decirme que no había otra solución.
-Entiendo que estes molesta, pero esa era la solución más sencilla.
-Lo sé, sé que era la solución sencilla, la que no te generaba ningún inconveniente. Quédate con tu solución, quédate con tu esposa, a mi déjame hacer mi vida, con el hombre que yo elegí, con el hombre que yo amo.
- El hombre que amas soy yo, no Gareth.
-No vas a aceptar mi relación con Gareth, verdad…, entonces piensa que entro al salón y termino con mi compromiso, luego ¿Qué sucede conmigo? – espera la respuesta de Lysander, pero él permanece en silencio -. Muy bien, parece qué tú no sabes que sucede, te lo digo, no puedes tener dos reinas, entonces yo debería conformarme con el papel de amante, de concubina, crees que Orlaith va a decir bienvenida al palacio, sé que mi esposo te ama, así que dejaré que vivan su amor libremente, mientras yo me aparto y envejezco en este palacio… - su tono era mordaz, lleno de un sarcasmo que le heló la sangre a Lysander.
-Yo…, yo puedo controlarla.
-Claro la controlas tan bien, que este noche se atrevió amenazarme y estabas en la fiesta, acaso lograste defenderme…, acaso lograste controlarla…, ahora lo entiendes, si estuviera contigo, solo sería infeliz, Orlaith, no se detendrá hasta acabar conmigo, y no te atreverás a enfrentarla, volverás abandonarme como lo hiciste al aceptar su matrimonio, ahora ya sabes lo que pasaría, espero que entiendas de una vez que entre nosotros no existe nada – Cecil intenta alejarse, pero Lysander, su agarre firme y desesperado, incapaz de soltarla.
-Dame tiempo, tiempo para resolver esto, te juro que serás mi reina, que te devolveré el lugar que mereces, no te cases, por favor no te cases.
-¡Suéltame! Crees que no sé la manera en la que piensas solucionarlo todo, con una guerra, así Orlaith no existiera, yo no volvería contigo jamás.
-No digas eso mi amor, sé que me amas – la abraza con fuerza, mientras Cecil lo empuja.
Desde la distancia, Gareth observaba la escena con creciente alarma. A su lado, Orlaith, que había llegado un momento antes, no dudó en hablarle, su voz teñida de resentimiento.
-Duque Thylas, le ruego que mantenga a su prometida alejada de mi esposo - Gareth la miró con frialdad.
-Majestad, es su esposo quien no deja en paz a Cecil. Y a diferencia de su matrimonio, el nuestro se da por amor - sus ojos estaban fijos en Lysander, que ahora aferraba a Cecil con desesperación
Al ver cómo Lysander no soltaba a Cecil, y cómo ella intentaba alejarlo, Gareth no dudó un segundo más. Se dirigió rápidamente hacia ellos, seguido de cerca por una furiosa Orlaith. Con una fuerza tranquila, Gareth logró separarlos, enseguida, sus manos recorrieron los brazos de Cecil, revisando que no estuviera lastimada.
-¡Apártate de Cecil! - exigió Lysander, su voz un rugido.
Orlaith, al ver la escena descontrolarse, intentó tranquilizar a Lysander, sin conseguirlo. Fue entonces cuando se volvió a Cecil, sus ojos brillando con ira.
- Será mejor que dejes en paz a mi esposo, Kaeldron. No sabes con quién te estás metiendo - Cecil, agotada pero firme, miró a Lysander y luego a Orlaith.
-Lo ve, Majestad – dijo Cecil a Lysander, su voz cargada de decepción -. No puede defenderme, no puedes controlar a tu esposa como dijo, solo déjennos en paz.
-Cecil, puedo arreglarlo todo – menciona Lysander desesperado.
- Les exijo que se retiren de mi casa, no fueron invitados a esta fiesta, a pesar de eso los recibimos, pero ya causaron suficientes problemas – dice Cecil con firmeza.
-Ya escucharon mi prometida, Lysander si le llega a pasar algo a Cecil, los culpare ambos, y nada podrá detenerme, hasta destruirlos, ahora toma a tu esposa y márchate.
El silencio que siguió a las palabras de Gareth fue un golpe más contundente que cualquier grito. Lysander, con el rostro contraído por la furia y la impotencia, entendió que no había nada más que pudiera hacer en ese momento. Su posición, su orgullo, su poder como rey, todo se desvanecía ante la inquebrantable determinación de Cecil y la feroz lealtad de Gareth. Con un gesto brusco, tomó el brazo de Orlaith con fuerza, ignorando su quejido, y la sacó casi a rastras del jardín, desapareciendo entre las sombras de la noche. La fiesta, para ellos, había terminado.
Gareth y Cecil se quedaron solos en la tenue luz del jardín. El eco de la confrontación aún flotaba en el aire. Una vez que Gareth se aseguró de que Lysander y Orlaith ya no estaban a la vista, se apartó un paso de Cecil, la tensión en sus hombros. La protección instintiva había dado paso a la necesidad de hablar, de procesar lo que acababa de ocurrir.
Amo esta historia!! y Garret es todo lo q esta bien! 🤭