Mi nombre es Fernanda, vivo en una época donde las mujeres vivimos esclavas de las normas morales, de los valores, ética y las disque buenas costumbres de la sociedad.
Hoy estoy en el fango, cometí el peor error de mi vida, creer en las promesas de amor de un falso hombre y aquí estoy embarazada, siendo la peor mujer para la sociedad, la gente me mira mal, me hace un lado y todos me dieron la espalda por qué soy una mujer indecente.
Pero la vida me tenía que abrir los ojos a golpes, entender que no todos son buenos y no todos son malos, como la mujer que se convirtió en mi suegra, ahora no se ¿debo odiarla o quererla?
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CAPÍTULO 20
No dejaba de verlo, lo extraño fue que se puso serio y dijo. – No puedo hablar sobre eso, espero no ofenderte, pero es algo de lo que no se me permite hablar.
Jorge se quedó callado, creo que hasta se miraba triste, su mirada no parecía la siempre, limpia, sin pensares, pero en este momento parecía que estaba cristalina, lo bueno que mi padre dijo. – Sabino, estas preguntas no se hacen y mucho menos puedes hablar de lo que miras en tu trabajo, eres de la parte contable, tu trabajo te requiere discreción, no tienes permitido hablar sobre los salarios, mucho menos preguntar este tipo de cosas, si tus superiores se llegan a enterar pueden despedirte y no creo que quieras quedarte sin trabajo.
Mi padre sí que era consciente y lo malo era que yo no tanto, esto me abrió más la curiosidad sobre la vida de Jorge, creo que él tiene un secreto bastante grande, algo que deseo saber; no está mal que en el futuro le pregunte seré su esposa, tengo que conocerlo bien.
La conversación que Sabino quiso empezar quedo ahí, mi padre empezó hablar sobre lo pesado que era su trabajo y le dijo que lo iba ayudar a que cambiara de área, que lo cambiaran a trabajar en su cuadrilla, pero Jorge le dijo que no se podía, que era mejor que no lo intentara o se podía meter en algún problema incensario.
Los comentarios de Jorge solo me hacían sentir más curiosa sobre él y al parecer no era la única mi padre tambien lo miraba de manera extraña, como si quisiera preguntar ¿Por qué se metería en problemas? ¿Qué era lo que realmente pasaba? Pero al final solo lo escuche suspirar y se hizo un silencio, lo bueno que mi madre llego hablarnos a todos para que fuéramos a comer.
Toda la familia se arrimó a la mesa, cada uno tomo un lugar, yo le ayudé a mi madre a servir los platos y arrimarlos a la mesa, tambien nos ayudó mi hermana María, hasta su esposo, lo más lindo fue que Jorge tambien se levantó ayudarnos con los vasos de agua fresca; como siempre mis hermanas y mis cuñadas sentadas esperando la comida en la mesa, no dije nada para no arruinar la comida, pero sí que se miraban mal.
Nos sentamos a comer, como siempre fue en silencio, pero lo lindo fue que Jorge se la pasaba al pendiente de mí, cuando me termine el vaso de agua, rápido me sirvió otro y pude ver que mi padre me miraba de una manera extraña, parece que no le gustaba mucho ver como Jorge me atendía, más bien como que esperaba que fuera yo quien lo atendiera de esa manera.
Después de la comida Jorge se quedó una hora más hablando con mi padre y mis hermanos, para las 4 de la tarde ya se estaba despidiendo de mí; el día fue agradable y esta noche volví a dormir tranquila.
Al día siguiente mi madre como siempre se levantaba temprano a tortear, no comprábamos tortillas en la tortillería, mi padre prefería las que mi mamá hacia; era otro día hacerle lonche para que mi padre se lo llevara, no iba a venir a desayunar, pero a las 2 de la tarde ya estaba en casa para la comida.
Estaba siendo un día tranquilo, aunque esta vez no pude ver a Jorge, le tocaba trabajar toda la semana; eran las 5 de la tarde cuando se me antojo un dulce, le pedí un peso a mi madre que en este tiempo era bastante, con esto podía comprar mi dulce, un pan y unas papas doradas.
Mi mamá me dio el peso y fue a la tienda que estaba al lado de la tortillería enfrente de la cenaduría; compré un dulce de tamarindo que era enchiloso, unas papas con mucho chile, en la tienda me encontré con unas personas y con la señora más chismosa del pueblo, se llama Paulet.
La señora Paulet se acercó a mí, me abrazo para felicitarme por mi boda y empieza a decirme. – No entiendo como una joven tan hermosa como tú, viniendo de buena familia se va a casar con un hombre sin padre.
Entiendo que sea un joven bastante apuesto, hasta es bueno, pero que vida te va a dar, es un simple chapopotero, vas a tener una vida tan dura y no logro entender cómo te dejaste convencer para entregarte a él.
Te deshonro antes de la boda, te dejo embarazada, la verdad siempre creí que era un joven responsable, con buenos valores, pero que se puede esperar de un joven que no tiene padre; es una tristeza que esto te esté pasando a ti, eras una jovencita tan hermosa, que creo te merecías algo mejor, pero bueno ya no es bueno hablar de estas cosas, lo bueno que al final fue responsable se va a casar contigo y parece que va a ser una gran boda.
Me molesto mucho lo que me dijo, la verdad Jorge no es un mal joven y es mucho mejor que esos jóvenes que tienen a su padre a su lado; ahí está Marcos, que viene de buena familia, que se supone que tiene una excelente educación, al final solo me hizo promesas falsas y cuando supo que estaba embarazada solo me dio la espalda, pero esto no se lo puedo decir nadie, es un secreto que tengo llevarme a la tumba.
Aunque tampoco puedo dejar que esta mujer hable tan mal de Jorge, tengo que decirle algo; respire profundamente y tratando de sonar calmada le dije. – Jorge es bueno, me quiere y yo tambien, creo que él me va a hacer muy feliz, va a ser un buen padre.
No me arrepiento de estar con Jorge y mientras estemos juntos seremos felices; señora Paulet, la verdad creo que me lleve el tesoro del pueblo, es el joven más guapo y trabajador, mire el hermoso anillo que me compro para nuestro compromiso.
La mujer al ver mi anillo tomo mi mano, se miraba bastante sorprendida y con un tono de sorpresa dijo. – Fernanda, este anillo es de los más caros, Jorge sí que sabe hacer las cosas bien, no es nada codo y parece que quiere lo mejor para ti.
Creo que es suficiente para que nadie más hable mal de Jorge, no quiero más chismes negativos en mi vida y sé que después de la boda esto se va a terminar; poder seguir con mi vida sin tener que preocuparme de nada, solo cuidare de mi bebé y de mi esposo.
Sali de la tienda dejando a Paulet hablando con la señora de la tienda, sé que su tema de conversación iba a ser yo, pero por lo menos esta vez será por envidia, hablaran de mi gran anillo de boda y de todo lo que Jorge se está luciendo para estar conmigo.
Ya estaba oscureciendo, por ser lunes el pueblo estaba algo solo, en las calles no había mucha gente y el camino a mi casa si era algo solitario; estaba por empezar a subir la calle inclinada que estaba para ir a mi casa, que era la entrada al callejón, cuando Mateo me tomo del brazo y me jalo con una fuerza, hasta llevarme a la parte más solitaria del callejón.
NO reaccione, me tomo por sorpresa y cuando menos pensé ya mi espalda estaba pegada a los durmientes que daban el límite de una de las casas que estaban en ese callejón, y enfrente estaba él; me aprisiono con su cuerpo y los durmientes, me miraba a los ojos, en ese momento lo escuche decir. – Por tu culpa mi padre me castigo y me golpeo.
Esto es algo que no pienso perdonarte, pienso desquitarme por el problema en que me metiste; dime algo Fernanda, ¿Cómo esta nuestro bebé? Tengo que decir que el padre que le conseguiste no me parece digno, es un donnadie, que no merece que mi hijo le llame padre, pero al final que puedo esperar de ti, no eres tan lista para poder estar con un hombre digno, solo puedes aspirar a un pobre tonto como ese, que cree en tus mentiras.
¿ya te entregaste a él? Que pregunta más tonta, claro que ya te entregaste a él, si no como lo abrías convencido de que es padre ¿te gusto? ¿Quién te lo hizo mejor? Si no te a dejado satisfecha puede pedírmelo a mí, aún estoy dispuesto a complacerte, te puedo quitar las ganas que seguro te dejo.
Maldición Marcos sí que es un idiota, ¿Qué tonterías me está diciendo? Me sostiene con tanta fuerza, que no puedo liberarme, no quiero estar cerca de él, ¿Por qué no me deja en paz?
Aunque la más tonta soy yo, por estar escuchando sus tonterías, tengo que soltarme o por lo menos gritar para que me libere y lo peor de mi estupidez era que mi corazón latía con fuerza de la emoción de poder tenerlo tan cerca, creo que aún lo quiero, pero él no se lo merece, porque soy tan débil, no logro entenderme.
Marcos acerco más su cabeza a mí, parecía que me iba a besar y yo no supe que hacer, solo me le quede mirando, viendo cómo se acercaba a mis labios; si que soy una tonta, porque por un momento desee este beso, una última vez, como una despedida.