Luego de una decepción amorosa Lila viaja a Londres buscando la contención de su padre pero en el camino encuentra algo más que solo amor y contención familia. Una nueva historia da comienzo en medio de toda su crisis sentimental.
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capítulo 12
El club estaba apenas comenzando a llenarse de gente, pero en la oficina privada ubicada en la planta alta, Dimitri apenas si podía concentrarse en los números. Había cerrado la laptop con más fuerza de la necesaria y llevaba más de una hora revisando los mismos documentos sin avanzar. El ambiente estaba tenso, y su humor se volvía más oscuro con cada minuto que pasaba desde que él había salido de la casa.
Un golpe en la puerta interrumpió su concentración, seguido de la voz inconfundible de Leo:
—Hey, amigo... ¡Tres años sin vernos y ni siquiera me saludas!
Dimitri levantó la vista apenas un segundo, sin siquiera amagar una sonrisa.
—Bueno, yo no soy quien anda secuestrando hermanas en plena calle. Por cierto, solo esta vez te la dejaré pasar.
Leo entró como si estuviera en su propia casa, sonriendo como siempre, con ese aire despreocupado que a veces irritaba a Dimitri.
—Tranquilo, hermano. Por lo que vi, esa actitud tuya está haciendo que tu hermanita te odie.
Dimitri frunció el ceño y cerró el portapapeles que tenía en mano.
—La relación con mi hermana no es asunto tuyo.
Antes de que Leo pudiera replicar, Vladímir entró también. Llevaba una chaqueta de cuero y un gesto preocupado.
—Bueno, en eso te equivocas. Ahora sí es asunto nuestro, sobre todo porque mi madre está preocupadísima. Tu hermana decidió irse.
Dimitri se levantó de golpe.
—¿Qué? ¡¿Se fue?! ¡¿Y MI PADRE LO PERMITIÓ?!
Vladímir se encogió de hombros, cruzó los brazos y lo miró con severidad.
—¿Y qué querías que hiciera? ¿Que la atara a una cama? Se fue porque no quería soportarte.
Dimitri soltó una carcajada vacía.
—Ja... ahora la culpa es mía. Ella se comporta como una cualquiera y yo soy el loco.
Leo, que hasta ese momento se había mantenido relajado, frunció el ceño y dijo, esta vez con voz grave:
—Hermano... te estás pasando de la raya.
Vladímir asintió, sin dejar de mirarlo fijo.
—Lila puede que ya no sea la niña que dejaste en Estados Unidos, pero eso no la convierte en una cualquiera. Es tu hermana. Deberías respetarla más.
Dimitri apretó los puños.
—Y por eso mismo lo digo. Mi madre engañó a mi padre durante años. Le vio la cara, y yo me enteré de uno solo, pero vaya a saber Dios con cuántos más lo hizo... Y ahora Lila sigue sus pasos. ¡No viste los titulares! Su prometido dice que la infidelidad fue por parte de ella.
El silencio se hizo de golpe. Vladímir, hasta ahora contenido, explotó:
—Cierra la boca, imbécil... tu hermana es virgen.
Dimitri lo miró como si acabara de escuchar un disparo. Giró el cuello, tenso.
—¿Qué dijiste...?
Leo, al ver que su hermano estaba perdiendo el control, intervino, esta vez con cautela:
—Lo dijo frente a tu padre cuando tomaba sus cosas para irse. Estábamos abajo, ella estaba alterada. Escuchamos toda la conversación. Dijo que lo más irónico de todo esto es que mientras tú la tratas como una cualquiera, su prometido la engañó precisamente porque quería llegar virgen al matrimonio.
Dimitri sintió como si le arrancaran el aire del pecho. Se dejó caer en la silla, atónito. Las palabras de Lila, las que no escuchó pero ahora sabía, le pesaban más que cualquier reproche.
—Fui un idiota...
—Sí —respondieron Leo y Vladímir al unísono.
Leo, conociéndolo mejor que nadie, dio un paso adelante y puso una mano sobre su hombro.
—Llama a tu padre... Sé que esto es un asunto familiar, pero no dejes para mañana lo que puedes arreglar hoy. Llevan años distanciados, no sigas cometiendo errores que los alejen más.
Dimitri alzó la mirada, y por primera vez en mucho tiempo, se veía vulnerable. Se pasó las manos por el rostro.
—La traté como una extraña... ni siquiera la escuché.
—Y ella solo quería reconectar contigo —agregó Vladímir con calma—. Te buscó, regresó a una casa en la que no se sentía bienvenida, todo por ti.
Leo se cruzó de brazos.
—Tienes que ir a buscarla.
—No sé ni en qué hotel está. ¿Papá dijo algo?
Vladímir negó con la cabeza.
—No. Estaba tan molesto como decepcionado. Pero si la llamas, capaz contesta. Aunque tendrás que bajarte del pedestal y pedir disculpas como se debe.
Dimitri suspiró, derrotado.
—Ni siquiera sé por dónde empezar...
Leo se encogió de hombros.
—Empieza por admitir que te equivocaste. Por mirarla como la mujer que es, no como el reflejo distorsionado de una madre que también te falló.
Dimitri se quedó pensativo. Finalmente, se levantó.
—Tienes razón.
Tomó su teléfono y marcó el número de Sergei. Tardó un poco en responder.
—Hola...
—Papá... soy yo.
Hubo un silencio tenso.
—Qué quieres, Dimitri.
—Quiero saber dónde está Lila.
—Se fue. No quiso decirme el nombre del hotel.
—Necesito hablar con ella. Necesito arreglar esto.
Sergei suspiró al otro lado de la línea.
—Está bien. Te mando la dirección por mensaje. Pero te advierto algo: si vuelves a herirla, esta vez yo mismo te saco de su vida.
Dimitri asintió aunque no pudiera verlo.
—No volverá a pasar. Gracias, papá.
Colgó y recibió el mensaje con la dirección al instante. Tomó su abrigo y miró a sus amigos.
—Voy por ella.
Leo le dio una palmada en la espalda.
—Ve y no digas estupideces.
Vladímir agregó con una sonrisa ladeada:
—Y si llora otra vez por tu culpa, esta vez te rompo la cara yo.
Dimitri salió de la oficina sin responder, decidido. Tal vez era tarde para borrar lo dicho, pero nunca era tarde para intentar enmendarlo.
dañó a su familia por un desliz que ni siquiera fue seguro.
Su madre se merecía eso por dañar todo.
Pero Lila no
Básicamente ellos dañaron la relación de sus hijos.
TODO.
Ella traicionó a su familia, y luego hizo escoger a sus hijos, más que nada el hecho de que el otro se enteró de la peor forma, no fue capaz de nada.
le segunda el padre al no ser fuerte y dejarla a tiempo, que dañó a sus hijos.
y para colmo ella se descarga con su hermano que no tiene culpa, no es obligación querer hablar con su madre
Que fastidio cuando dices algo y no cumplen, yo me largaba de ahí 🙄🙄
dos hermanos y ahora con quién. dioooooos que dilema