Encerrada por un destino, libertad por un amor... que ya era suyo.
NovelToon tiene autorización de Hada Celestial para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capitulo 12
Cuando por fin pude pisar el suelo él me tomo de los hombros y mirándome fijamente a los ojos me dice.
— Deja de maldecirme y decir palabrotas, eres muy hermosa para que opaques tu belleza de esa forma; sube al carro para irnos deja de portarte como una niña mimada.
Voltee mi rostro para dejar de verlo, no estaba dispuesta hacer lo que él quisiera, lo que él me ordenara, como si fuera su empleada o su esclava.
Me quedé parada mirando el suelo, tratando de ignorarlo; creo que se dio cuenta por qué me tomo del brazo y me obligó a entrar al carro, él subió junto conmigo sentándose a mi lado, le ordena al chofer ir a donde vivía; el chofer solo se puso en marcha íbamos en total silencio, yo miraba por la ventana buscando una manera de escapar.
Pero qué tonta era, pensé que por fin tenía mi libertad, pero nada fue cierto, nunca salí de su mirada y nunca podre ser libre; sentía tanto desprecio primero por mis padres, después por los padres de él, que me compraron para su hijo y siento desprecio odio por él, que no solo juega conmigo, sino que también impone su voluntad sobre mí.
Cuando estábamos por llegar a la casa escucho que me dice con una seriedad que me dio un escalofrío.
— ¡Kaia! Vas a despedirte de tus amigas y no quiero que hagas nada tonto o trates de escapar, si ignoras mis palabras, las que pagaran tu mal comportamiento serán ellas, podría dejarlas sin su cafetería, tu amiga no terminaría la escuela, se quedarían sin trabajo y sin casa; espero entiendas muy bien mis palabras porque yo no repito lo que digo.
Quiero decirte que podrás visitarlas o ellas podrán ir a visitarte, pero siempre y cuando no se te ocurra una tontería, a la primera que trates de huir, te prometo que no las volverás a ver a ninguna de ellas y ten por seguro que la pasarán muy mal.
Al escuchar lo que me decía instintivamente, volteo a verlo con desprecio, miro su rostro como me sonreía con una satisfacción que solo me hacía sentir más molesta; cuando el carro se paró yo bajé tan rápido como pude, al entrar a la casa miro a mis amigas sentadas en el sofá con el gran ramo de orquídeas en medio de ellas, la nota en la mano de Mariela y un hombre parado enfrente de ellas.
En cuanto me vieron entrar las dos se levantan y me abrazan con fuerza, sentía su felicidad de verme, después que me soltaron las tome de a mano y las lleve al cuarto, serré la puerta para poder hablar con ellas; yo no pude soportar más el coraje, la frustración, el miedo, la ira, el dolor de tener que separarme de ellas, la agonía que sentía de volver a esa casa, mis emociones que cambiaban de resignación a negación, las abrase con fuerza y mis lágrimas salieron ¿Por qué lloraba? Ni yo sabía si de miedo o de odio, solo llore en los brazos de ellas.
Ellas por un momento no me dijeron nada, solo me abrazaban, dejándome sentir su apoyo y su cariño, cuando pude tranquilizarme las tres nos sentamos en la cama; después de unos segundos de silencio escucho a Lucy que me dice.
— ¡Kaia! ¿Esto es cierto? ¿Tu esposo te encontró? Si esto es cierto, escapemos las tres juntas, ya logramos engañarlo una vez, podemos volver hacerlo; no dejaremos que te lleva, estaremos a tu lado, solo dinos ¿qué quieres hacer?
Volteo para verla, miraba su rostro tan decaído y tenso, realmente su idea me agradaba, pero en mi realidad eso era algo inútil.
Agache mi cabeza, no sabía por dónde empezar y decirle lo que pasaba, que tenía que regresar con ese hombre, que se suponía era mi esposo, eran palabras bastantes duras, no sabía cómo decirlas en voz alta, sin llorar; tenía que decirles, tenía que despedirme, estaba por empezar hablar cuando sentí que Paola tomaba mi mano, volteo a verla, su rostro estaba tan triste, la escucho que me dice.
— ¡Kaia! Vámonos de la ciudad, vendemos todo y nos vamos lejos de aquí, a un país donde él no tenga control, estoy segura de que podemos empezar en otro lugar; sabes que estamos contigo y no vamos a dejar que ese hombre te maltrate nuevamente, aremos todo para salvarte de sus garras.
Al escuchar lo que me decía recordé que no les avía contado toda la verdad.
Suspiré profundamente, tratando de controlar mi voz al momento que les dije.
— Lucy, Paola tengo que pedirles una disculpa, yo no he sido completamente sincera con ustedes; necesito contarles todo como es realmente mi vida.
( Yo empecé a contarles, de cómo mi familia me vendió a esa familia, como me casaron a mis 15 años con un total desconocido, que viví 8 años en total soledad hasta el día que escape, aclare que los golpes no eran por él, sino por mis padres y esta noche el hombre con el que estuve era mi esposo que estaba ahí para regresarme a casa, tambien les conté que esta era la primera vez que lo miraba, que él nunca se había presentado a mí, que en estos ocho años siempre estuve sola en esa casa, sin poder Sali o hablar con nadie.)
Discúlpenme por no haberles dicho la verdad, yo solo quería ser libre y vivir mi vida, pero ya no se puede, él nunca me perdió de vista solo ha estado jugando conmigo.
Una vez que deje de hablar agache mi mirada al suelo tenía miedo verlas a la cara, miedo de que me odiaran y perder lo único bueno que tenía en mi vida, todo por no haberles contado la verdad.
Después de un momento de silencio, al ver que no me dirían nada, decidí solo irme, solo podía pensar que las había perdido; estaba por levantarme y resignarme a mi destino cuando escuché la voz de Lucy.
— Tus padres son lo peor que hay, vender a su hija por unos pesos y tal vez te casaron, pero eso no significa que ese hombre sea dueño de tu vida, que tú no puedas tomar tus propias decisiones; yo estoy contigo y estaré a tu lado, si tenemos que escapar nos vamos.
Kaia tú eres mi familia, las tres somos hermanas tal vez de no de sangre, pero somos hermanas porque nosotras así lo decidimos y estamos para apoyarnos entre nosotras.
Voltea a verla, su rostro se miraba tan triste y sus ojos parecían que iban a llorar.
La abrase fuerte en forma de agradecimiento, pero ya no podía decir más sin empezar a llorar; aunque yo deseaba hacerlo salir huyendo, ser libre, no podía hacerlo, él ya me lo había al vertido, si yo escapo ellas serán las que sufran y tampoco pienso sacrificarlas.
Mientras la tenía abrazada, Paola se unió a nuestro abrazo, la escucho que dice.
— Nosotras tres somos familia, no vamos a apoyar tú solo dilo y en este momento vemos a salir huyendo de aquí; no dejaremos que te lleve sin que hagamos algo.
Sus palabras sonaban tan dulces para mí, tan lindas y su amor era lo que yo más apreciaba.
Como deseaba seguir con ellas, con esa vida donde yo era feliz, yo quería quedarme con ellas, estaba por decir si vámonos cuando la puerta se abrió y entro ese hombre, escuche que dice.
— ¡Kaia! Tenemos que irnos y antes que piensen en cualquier plan tonto, será mejor que no lo hagan, recuerda lo que te dije.
Volteo para verlo, estaba molesta, con mi mirada llena de odio y desprecio; sin nada de ganas le digo.
— Ya lo sé, no tienes que repetir nada, solo cumple con lo que me dijiste.
Al ver su rostro tan lleno de sí mismo, tan seguro y esa maldita sonrisa que tenía solo me daban ganas de golpearlo.
Estaba por caminar hacia él resignada a seguirlo, cuando escucho a Lucy que dice con su voz insegura y se sentía su temor.
— No puede ser, ¡usted es Gael Dachs!.
El empresario que a tenido los mejores proyectos para la empresa de su familia, en tan solo dos años se dio a conocer, se dice que un joven inteligente, con grandes habilidades que puede llegar a ser un gran empresario ¿usted es el hombre que atormenta a nuestra amiga? Será muy poderoso, pero nosotros no dejaremos que se la lleve.
Al escuchar que Lucy dice el nombre de él, me quede sorprendida, su nombre era “Gael Dachs” por fin podía ponerle nombre a ese rostro.
Eso me sorprendió tanto, que sin querer dije en voz alta.
—¿tu nombre es Gael?
Me le quede viendo, esperando su respuesta.