Una Esposa Para El Príncipe Maldito

El rey apenas había terminado su brindis.. cuando el principe se inclinó hacia su padre.

Principe: padre, creo que no es necesario recibir a todos los invitados.. podemos retirarnos después del brindis, ¿no?

el rey Jafar, que aún sonreía, iba a responder cuando Nora se adelantó con una expresión serena y un tono dulcemente preocupado.

Nora: su majestad.. creo que sería un gesto hermoso que el príncipe saludara a todos. así los nobles y las familias del reino podrán conocer lo amable y amoroso que es él.

la palabra “amoroso” sonó como un golpe disfrazado de flor. el príncipe giró la cabeza lentamente hacia ella, fulminándola con la mirada.

Principe (susurro): no lo hagas..

pero Nora siguió hablando, con esa sonrisa radiante que ya todos empezaban a admirar.

Nora: además, eso haría muy feliz a su majestad el rey. ¿verdad?

el rey Jafar, conmovido por el gesto, asintió alegre.

Rey: ¡magnífica idea, mi querida Nora! ¡Que todos los presentes pasen a saludar a los novios!

la orquesta cambió de melodía y los invitados comenzaron a acercarse en una fila elegante. el príncipe Jahir se tensó al instante, mientras Nora, encantadora, extendía la mano y saludaba uno a uno con palabras amables.

Nora: es un placer tenerlos aquí..

cada tanto, se inclinaba hacia el príncipe para susurrarle, sin perder la sonrisa..

Nora (susurro): vamos, su alteza, no muerda a nadie… son solo saludos.

él apretó la mandíbula, sin responder, hasta que ya no pudo más. rodeó su cintura con un brazo, atrayéndola hacia él con fuerza..

Nora (susurro): suéltame

- sin perder la sonrisa para los invitados.-

Principe (susurro): termina con los saludos y te suelto..

Nora: ni lo sueñes.. aún faltan los condes del norte y las damas de Ceresia.

Principe: entonces me temo que estaremos así toda la noche..

de lejos, el rey los miraba satisfecho, creyendo que se trataba de un gesto romántico.

Rey: ¡qué jóvenes tan apasionados! se nota que se aman profundamente.

Nora lo escuchó y por poco no se atraganta de risa. el príncipe, en cambio, cerró los ojos un instante, conteniendo la furia..

ella aprovechó para susurrarle con ironía..

Nora (susurro): tranquilo, príncipe. recuerda lo que dijo tu padre… somos fuego y hielo.

Principe (susurro): y tú estás a punto de arder..

mientras seguían saludando, sonriendo como si fueran la pareja más feliz del reino.

Los condes del norte se acercaron con sonrisas satisfechas, seguidos por las damas de Ceresia, que lucían curiosas.

—Su alteza, debo decir que hacen una pareja espléndida —comentó una de las damas—. Siempre creímos que el príncipe era un hombre frío y distante, pero ahora… se le ve distinto.

—Sí —añadió el conde—. Casi diría que… ¡irradia ternura!

Nora contuvo una risa y asintió con aire inocente.

Nora: El príncipe siempre ha sido así.. Solo que nadie lo conocía de verdad. Es un hombre muy amoroso. Estoy segura de que pronto nadie en el reino le tendrá miedo.

El príncipe la miró con una mezcla de incredulidad y furia.

Principe (susurro): No digas esas cosas..

Nora (susurro): ¿Por qué no? Es verdad, su alteza… todos deben saberlo.

Él entrelazó su brazo con el de ella, con fuerza suficiente para que solo Nora sintiera la presión.

Principe (susurro): Basta..

Pero Nora siguió, dirigiéndose a los nobles..

Nora: Incluso con los niños fue encantador. Todos quedaron maravillados con su calidez.

El príncipe apretó un poco más su agarre, inclinándose hacia ella, fingiendo una cercanía afectuosa ante los presentes.. moviendo su mano hacia su muslo..

Principe (susurro): Te advertí que no lo hicieras..

Nora, sin inmutarse, sostuvo la sonrisa perfecta y respondió apenas moviendo los labios:

Nora (susurro): Y yo te advertí que me dejaras hablar.

Los nobles rieron, ajenos a la tensión que bullía entre ambos.

—Qué pareja tan apasionada —comentó una de las damas de Ceresia—. Se nota que el amor es verdadero.

El príncipe inclinó la cabeza con cortesía fingida, pero sus ojos ardían.

Principe: Sí.. Mi prometida… siempre sabe cómo dejarme sin palabras.

Nora se giró levemente hacia él, todavía con esa sonrisa que lo desarmaba y lo enfurecía a la vez.

Nora (susurro): Y sin paciencia también..

La duquesa Marwen, una mujer imponente con un abanico de plumas blancas, se adelantó sonriente.

—Vuestra alteza —dijo con voz firme—, solo falta una cosa para acallar los rumores.

El príncipe arqueó una ceja.

Principe: ¿Y qué cosa sería, duquesa?

—Un beso —respondió ella, sin dudar.

El silencio cayó sobre el salón… y luego se rompió con una ola de vítores.

—¡El beso! ¡El beso! —gritaron los nobles con entusiasmo.

Nora sintió cómo la tensión se apoderaba de su cuerpo. Dio un paso atrás, pero el príncipe ya había entrelazado su mano con la suya..

Nora (susurro): No te atrevas —le susurró entre dientes, sin dejar de sonreír.

Él inclinó ligeramente la cabeza, divertido.

Principe (susurro): ¿No quieres?

Nora (susurro): Dame un beso en la frente o en la mejilla.. solo eso..

susurró ella con los dientes apretados, manteniendo la compostura..

Principe (susurro): Oh, querida.. ahora me las pagarás por todo lo de antes.

Antes de que ella pudiera reaccionar, el príncipe la rodeó con un brazo por la cintura y la atrajo hacia sí.

El salón estalló en aplausos justo cuando él inclinó su rostro y la besó con una pasión teatral.. tan repentina como calculada.. un beso que hizo que las damas solteras suspiraran y que los señores de la corte se miraran sorprendidos.

El rey Jafar, con los ojos brillando de alegría, comenzó a aplaudir con fuerza.

Rey: ¡Así se demuestra el amor! —exclamó, riendo con entusiasmo.

Nora, aún aturdida por el atrevimiento, se separó lentamente. Su rostro ardía de furia, aunque ante todos solo mostró una sonrisa helada..

El príncipe la observó con triunfo y susurró lo bastante bajo para que solo ella lo oyera:

Principe (susurro): Tú empezaste este juego, prometida mía.

Ella se inclinó con elegancia y respondió en el mismo tono..

Nora (susurro): me vengare querido..

Principe (susurro): ya lo veremos..