Un Omega Disfrazado~

Elliot se aferró instintivamente a Cassian cuando sintió su agarre firme. Su cuerpo temblaba, y aunque el alfa lo sostenía con fuerza contra su pecho, la sensación de asfixia aún lo dominaba. Su mente estaba nublada, sus pulmones ardían y el agua fría lo mantenía en un estado de pánico. Solo cuando sintió que era elevado hacia la superficie, pudo soltar un jadeo entrecortado, llenando sus pulmones de aire con desesperación.

—¡Cof, cof…! —Elliot comenzó a toser de inmediato, luchando por recuperar. Sus pestañas temblaban, y su cuerpo estremecido, intentaba adaptarse al repentino cambio de temperatura. Todo a su alrededor parecía girar, pero lo único que percibía con claridad era el calor del cuerpo que lo sostenía con tanta fuerza.

El agua resbalaba por su rostro, arrastrando los restos del polvo negro que usaba para disfrazarse. Sin darse cuenta, su secreto había sido completamente revelado.

Cassian, aún sujetándolo, observó fijamente cada detalle de su cara desnuda. Durante años había guardado en su memoria la imagen de aquel niño que alguna vez iluminó su mundo. Ahora, finalmente, lo tenía frente a él… ya no un niño, sino un omega de belleza cautivadora, con facciones delicadas y expresivos ojos que ahora lo miraban con confusión y miedo.

Su corazón martilló con fuerza. No se había equivocado. Elliot era el niño que había buscado todo este tiempo.

Pero Elliot, ajeno a la tormenta de emociones en la mente de Cassian, finalmente recuperó el habla y protestó con voz temblorosa:

—J-joven amo… ¿por qué me empujó?

Cassian, aún en estado de shock, no respondió de inmediato. En cambio, su rostro adoptó una expresión arrogante y burlona, ocultando sus verdaderos pensamientos tras una máscara de indiferencia.

—Hmm... Vaya, así que no eres negro, ¿eh? —murmuró con una sonrisa ladina.

Elliot se congeló. Su cuerpo se tensó de inmediato al darse cuenta de lo que acababa de ocurrir. Instintivamente, se llevó una mano al rostro, pero era demasiado tarde. Todo su disfraz había sido arruinado.

—J..Joven amo, esto… —balbuceó, su mente trabajando a toda velocidad en busca de una excusa—. ¡Lle... Lléveme al borde de la piscina primero!

—¿Eh?.... No quiero. Seguro intentarás escapar.

La respuesta de Cassian fue tajante. Sujetaba firmemente su cintura, impidiéndole moverse. Elliot tragó saliva. No podía soltarse ni nadar hasta la orilla por sí mismo. Estaba completamente atrapado.

Cassian lo miró fijamente y, de repente, retiró sus manos.

—Si no me explicas ahora mismo, te empujaré —amenazó, viendo cómo el omega reaccionaba con pánico.

Elliot, por puro instinto, rodeó el cuello de Cassian con los brazos, aferrándose a él con desesperación.

—N-No, por favor, joven amo…

El alfa lo sujetó de nuevo, pero su mirada seguía siendo intensa.

—Entonces, habla.

Aunque Cassian ya conocía la historia por parte de su padre, quería escuchar la propia versión del omega.

Elliot tembló de miedo e impotencia. No tenía más opción que confesar la verdad. Así que, con la voz entrecortada, comenzó a relatarle todo: cómo su tía y su primo lo despreciaban, golpeaban, y cómo había terminado disfrazándose para evitar ser reconocido.

Cassian escuchó en silencio, pero en su mente solo existía una idea: hacer pagar a la señora Bell y a Julian por todo lo que le habían hecho a Elliot.

Cuando el omega terminó de hablar, Cassian le lanzó una mirada crítica.

—Entonces, ¿hasta cuándo planeas seguir escondiéndote?

Elliot bajó la vista, sintiéndose avergonzado.

—Mi idea era ahorrar lo suficiente y marcharme de la mansión. No puedo seguir ocultándome para siempre…

—¿Prefieres huir antes que enfrentar el problema? —Cassian no podía creerlo. ¡Qué fácil se lo ponía Elliot!

En ese momento, tomó una decisión: le pediría a su padre que no le pagara ningún sueldo a Elliot. Así, el omega no podría escapar de su lado.

—No creo poder ganar contra mi tía y Julian. Son demasiado poderosos… por eso decidí marcharme —murmuró Elliot.

Cassian chasqueó la lengua, exasperado.

—Pero me tienes a mí. Puedes aprovecharme tanto como quieras.

Elliot alzó la cabeza, atónito.

—¿Aprovecharme de usted? ¿Por qué querría ayudarme? No tengo nada que ofrecerle a cambio…

Cassian entrecerró los ojos.

"No necesito nada a cambio. Solo quiero que me recuerdes…" pensó el alfa para sí mismo.

Sin añadir más, lo llevó hasta el borde de la piscina y lo ayudó a salir. Elliot comenzó a temblar de inmediato por el frío.

Cassian frunció el ceño y con un suspiro, agarró una toalla. Sin decir una palabra, la colocó sobre los hombros de Elliot, frotando suavemente su espalda para darle calor.

Elliot se quedó paralizado por la inesperada calidez.

—Ve a descansar a tu habitación. Te llamaré más tarde, así que no apagues tu teléfono —ordenó Cassian con seriedad.

Elliot apretó la toalla contra su cuerpo.

—Está bien, joven amo…

Por ahora, solo podía hacerle caso.

Pero justo cuando estaba por marcharse, Cassian habló una vez más:

—Y piensa bien en mi propuesta. Estoy hablando en serio… Quiero que me uses todo lo que quieras, omega...

Elliot sintió un escalofrío recorrerle la espalda. No sabía si Cassian hablaba en un sentido literal o si había algo más en sus palabras.

Sin embargo, la intensidad en los ojos del alfa le dejó claro que lo que acababa de decir… no era una broma.

...