Muchas veces creemos que el amor es condicionado, que debería ser, te amo si me complaces, te amo si me das, te amo si me haces feliz, pero Paul y Michelle nos enseñaran que el amor es una decisión que va por encima de todo y TODOS...
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Advertencia...
Paul...
¡Carajos! ¿Es que Isabella puede ser más perfecta? Esos buenos días estuvieron deliciosos... Y lo que hizo después... Me encantó, fue atrevido y quiere decir que está cogiendo más confianza. Y es que quiero que ella sepa que inclusive con tan solo mirarme de forma coqueta o morderse los labios, me tendrá a sus pies y con mi amigo como una vara por y para ella.
La vi organizarse y me dieron ganas de no dejarla salir a ninguna parte, de quedarnos dándonos amor, pero sé que es la jefa y debe estar en su lugar después de haberse ausentado por bastante tiempo. Por lo que me contengo, pienso en mis negocios también y me controlo. Al salir, la veo que está junto al retrato de su papá y de inmediato llego para que sienta mi compañía. Cómo lo he dicho desde el principio, ella NUNCA más estará sola.
Salimos de casa, y ví como el portero nos miró como si fuésemos par de freaks. Me di cuenta de que ella se sintió mal, por lo que la agarré de la mano, la giré hacia mi y le estampe un beso delicioso, húmedo y caliente. Sus ojos me miraron con sorpresa pero a la vez con disfrute. Me acerqué a su oído y le dije Recuerda que eres mía, que no importa como los demás nos vean, eres mía, no le debemos nada a NADIE y eres MÍA. Concluí agarrando una de sus deliciosas nalgas que se marcan deliciosamente con esta falda.
Su actitud pasó de ser cohibida a ser juguetona. Eso me encantó, así que subimos a su auto y aunque me toco rogarle para que me dejara conducir, finalmente accedió y nos fuimos a la empresa. Ella me fue guiando y en cuestión de 20 minutos estábamos en el lugar. Parqueé el auto y la ayudé a bajar, la tomé de la mano y me dediqué a seguirla. Vi como saludó a cada empleado por nombre. Preguntó por sus familias, preguntó sobre cosas que para cualquiera serían una estupidez, pero para un empleado, eso le hace sentir importante.
Todos nos miraban raro, y aunque sé que hubo momentos en los que quiso soltar mi mano, no se lo permití. Al llegar a su oficina, una mujer como de unos 45 años, nos recibió amablemente. Conversaron un ratito y seguimos de largo. Al entrar, me dio un abrazo que sé que era como de triunfo. Si, de triunfo porque logró pasar hasta su oficina sin sufrir ningún juicio. Devolví el abrazo, y en silencio esperé a que ella se calmara. Nos sentamos y ella comenzó a revisar los papeles que tenía para firmar y revisar. Al rato entró Gío.
Ellos conversaban mientras yo también estaba concentrado viendo informes que me envían mis delegados en todos los lugares donde tengo inversiones. Entonces Gio hizo la pregunta que yo me estaba aguantando. ¿Y? ¿cuándo lo piensas presentar como tu novio o marido o no sé cómo lo quieras tu presentar? Vi su rostro y sé que tiene miedo. Pero me seguí quedando en silencio. Ella está pensando y pensando, entonces escuchamos un alboroto afuera.
Cómo para variar el menú, la abuela de ella está afuera con la tía, la mamá de Regina. ¡Díganle a ella que su abuela está aquí, que me atienda! La cara de Gio es de pura ira, enojo y molestia. Diles que no... ¿Hasta cuándo pretenden lastimarte? ¿Por cuánto tiempo más hay que aguantarlas? ¡Ya basta Isabella Spinelli! ¡Ya no más por favor! Ella está como demasiado sobrepasada por todo lo que está pasando hoy.
Entonces Gio me dio una mirada fulminante y me dijo O sales tú o salgo yo y te juro que de aquí salgo preso. No doy más para estar peleando con esas brujas. Asentí porque sé que a él le ha tocado lidiar con ellas por años. Por lo que me levanté, me organicé el traje y salí, al salir, las mujeres se me quedaron mirando. Yo tenía mi mejor cara de mafioso, se me da muy bien esa actitud, y es que al ser ruso con latino, mis facciones son un tanto duras y perversas. Buenos días. Digo en mi perfecto italiano. ¿Quiénes son y para qué buscan a la señorita Spinelli? El rostro de la arrugada prehistórica se arrugó mucho más como si fuese posible. ¿No sabes quién soy yo? Yo soy la abuela de la dueña de este lugar. Tengo todo el derecho de estar aquí y de entrar a ver a Isabella Di'Giacomo.
Mi furia va aumentando con cada palabra que me dice la momia ésta que tengo frente a mi. Mi madre me enseñó que a las mujeres se les respeta, pero es que está mujer no se merece nada bueno en esta vida. Estoy a punto de descubrir que es lo que se trae entre manos para con mi mujer. La miro y le digo... Pero esta no es la manera de llegar a ningún lugar. Puede ser usted la dueña del sitio, pero se debe tratar a los empleados de la misma manera en la que usted espera ser tratada. Así que le agradezco que trate con más respeto a la secretaria de la Dra. Spinelli.
La furia bailaba en los ojos de la mujer mientras yo hablaba. Entonces de inmediato habló... ¡Ja! Dra.? ¿Me estás hablando de Isabella? Ja, ja, ja... Ella no es doctora nada. Y tú ¿quién eres para defenderla tanto? ¿Eres el puto abogado o eres un simple guardaespaldas? No seas entrometido y deja de meterte en los asuntos que no te interesan.
Yyyyyyy.... Hasta allí llegó mi paciencia. Le dí un golpe al escritorio que si no hubiese medido mi fuerza, quiebro en 2 el escritorio de la pobre secretaria que casi se muere de un infarto y la vieja momia también. ¿Quiere saber quién soy yo? Pues le informo que de este momento en adelante soy su peor enemigo, porque con mi mujer NADIE se mete y queda impune de ello. Y ustedes (Dije refiriéndome a las 2) Y su otra nieta, no van a salir sin consecuencias por todo lo que le han hecho a MI MUJER. Isabella Spinelli es desde este puto momento en adelante la persona a la que van a tener que besarle por donde camine. Porque de ella dependerá el futuro de ustedes.
El vejestorio maquillado se quedó en blanco por un momento, hasta que de pronto estalló en una carcajada neurótica. ¿Tú eres su marido? ¡Ja! Con esa vaca ¿quién se va a querer relacionar? Ja, ja, ja... Esa perdedora no tiene ni perro quien le ladre, y su perro faldero ese tal Gio es simplemente un asqueroso gay que a lo mejor hasta lepra tendrá. Cuando esa mujer despotricó contra Gio, ví la primera oportunidad de dejar un puñal enterrado en ellas. Cuidado con lo que dice señora, porque usted no sabe si tiene a alguien así, más cerca de lo que usted cree. Dije mirando con una sonrisa burlona a la hija quien de inmediato cambio la actitud bravucona con la que había llegado y se puso pálida.
Sus ojos se abrieron de par en par y me miró como indagando en que sé y que no sé. Fui un poco más lejos y le dije. Ya está advertida señora. No me tiente y aléjese de mi mujer, de lo contrario, va a conocer mi furia en todo su esplendor. Entonces en el momento en el que quiso decir algo más, Isabella salió. Señora Di'Giacomo le voy a agradecer el favor que salga de aquí. No quiero volver a ver su rostro aquí en mi empresa. Ni el suyo ni el de Regina tampoco. Les agradezco que se retiren ¡ahora mismo!
La vieja decrépita intentó darle una bofetada a mi mujer, pero no lo permití. De inmediato le sostuve la mano. Váyase señora. Dije con autoridad. No me haga tener que llamar a seguridad para que la saquen y si me obliga, tendré que grabarlo con mi celular y subirlo a las redes para que las personas vean la humillación que le haremos pasar.
Esa mujer tenía la cara que casi le explota de la ira y rabia que tenía. Me voy, pero sabes que más temprano que tarde, me las vas a pagar ¡marrana inmunda! Yo le dí la espalda y simplemente abracé a Isabella. Ella me abrazó y enterró su cara en mi pecho y me dijo... Lo siento... lo... No le dejé que dijera nada más. Simplemente la besé y le hice cariños Te amo mi chiquita. Te amo con todo mi corazón Isabella Volkov.
Historia de temas muy toco tocados. Y la describes de manera excelente.