Juana María, una Dominicana que reencarnó en una de sus novelas favoritas, pero no puede creer que corrió con la mala suerte de reencarnar en la villana de la historia.
—No, no, en la villana no, en la villana nooo ¡Quiero ser la protagonista!
Grita en medio de la sala del banquete.
NovelToon tiene autorización de Gena Jim para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capitulo:08
AMBER:
— Quítate la ropa Vicent Leroux, quiero ver tu cuerpo.
El rostro del hombre es un poema, pero aun así me hace caso y se comienza a desnudar lentamente.
La capa de ropa superior es quitada, así mostrándome ese hermoso cuerpo trabajado, sus músculos firmes y su abdomen perfectamente marcado como una tabla de chocolate.
—Alto ahí.
Le digo y me acerco a él para pasar mi lengua lentamente por su abdomen.
—Tu cuerpo es perfecto.
Murmuro dejando pequeños besos mientras acaricio y manoseo la mercancía.
A propósito toco lo que está en medio de sus piernas y sonrío al sentirlo listo.
—Vaya, que rápido se activa.
Mi voz sale algo ronca y media sonrisa de sus labios hace que mi corazón salte de la emoción.
Bajo su pantalón y me siento satisfecha al ver la semejante anaconda que se carga.
—Sí que es grande archiduque.
—Te lo dije.
Dice con el ego por las nubes y yo ruedo los ojos mientras me coloco de pies.
—¿Qué quieres que haga ahora?
Me pregunta con evidente burla y yo le guiño un ojo.
—Tranquilo, aún tenemos tiempo suficiente.
Con una sonrisa me arrodillo frente a él y este me mira extrañado.
—Amber... No creo que... Ahhh.
Observo perfectamente como cierra sus preciosos ojos cuando lo entro a mi boca de golpe.
—¿Qué decías?
Pregunto cuándo lo saco de mi boca y comienzo a darle lamidas de arriba abajo.
Siento como sus piernas tiemblan y un ronco y extraño gruñido sale de sus labios cuando lo vuelvo a entrar a mi boca.
Sus grandes manos sostienen mi cabello con fuerza mientras yo me ocupo de hacer un trabajo bien hecho.
De un momento a otro Vicent se aparta de mí, y en un ágil movimiento me lanza a la cama.
—Quítate la ropa... O voy a destrozarla
Dice con la voz más grave de lo normal haciendo que me prenda como fuego.
—Destrozarla.
Murmuro y en fracciones de segundos estoy desnuda bajo su gran cuerpo.
Sus grandes manos acarician mi suave piel con desespero, mientras su boca mordisquea mis senos hasta bajar lentamente hasta mi dulce florecilla.
— Estás muy mojada ¿Tanto te pongo?
—Deja de hablar y...
Mis palabras mueren cuando su boca arropa mi capullito dándole el placer que necesito.
—Vicent...
Gimo su nombre mientras este hombre me devora como una fiera.
Cuándo estoy a punto, él se separa de mí y abre mis piernas para luego penetrarme de golpe haciendo que sienta un fuerte dolor.
—Mierda, mierda... ¿Por qué no me dijiste que eras virgen?
Me pregunta y yo lo miro mal.
—Al menos debiste de ser más delicado idiota.
Golpeo su pecho mientras mis piernas permanecen enredadas alrededor de su cintura, evitando que se separe de mí.
—Estoy caliente, ahora mismo no estoy pensando con claridad... ¿Te duele mucho?
—No mucho, pero no te muevas.
Susurro mordiendo mis labios.
—Me estás apretando demasiado, creo que voy a llegar.
—¿Tan rápido? ¡Cielos! ¿Acaso eres un gallo?
—¿Estamos teniendo una pelea mientras estoy dentro de ti?
—Creo que sí...
El hombre sonríe para luego besar mi frente y juntar la suya con la mía.
—No te muevas.
Susurra y yo obedezco quedando quieta.
A los pocos segundos el dolor desaparece de mi sistema y lo miro raro.
—¿Qué hiciste?
—Absorví tu dolor... Ahora podemos continuar.
Dice y sale de mí para luego volver a entrar lentamente mientras sus labios besan los míos delicadamente.
Conforme pasan los segundos nuestro cuerpo vuelve a calentarse y no hay agua que apague este fuego que nos consume a ambos.
—Déjame ir arriba.
—No, así estás mejor.
No le presto atención a sus palabras y me giro quedando encima de él.
—No te preocupes querido, ahora voy a cabalgarte como una verdadera jinete.
(...)
Unos besos en mi espalda me hacen abrir los ojos y fruncir el ceño.
—Ya despertó la bella durmiente ¿Cómo te sientes?
Escucho la voz de Vicent e intento incorporarme, pero siento mi cuerpo muy adolorido.
—Hay, acabaste conmigo animal.
Murmuro tallándome los ojos y el hombre sonríe orgulloso.
—Aún tengo la fuerza suficiente para darte más cariño ¿Qué dices?
Lo miro como si estuviera loco y recuerdo todas las veces que lo hicimos anoche.... ¿Cinco? ¿Seis? Creo que perdí la cuenta de las veces que lo hicimos y en las posiciones en las que estuve.
—No lo puedo negar, eres una excelente amante, solo que necesitas más práctica para que me aguantes y no te desmayes...
—Por supuesto que soy excelente e incomparable... Ahora será mejor que me lleves a mi casa antes de que mi padre se entere de que no estoy en casa.
—Pobre duque, piensa que su adorada hija está en casa durmiendo.
—No hables así, te recuerdo que tú me invitaste a venir aquí, todo fue tu idea.
—Podías negarte, pero no, la señorita quiso venir a probar...
El archiduque se queda en silencio por unos segundos.
—Cámbiate, tenemos que irnos de aquí.
Dice con el cuerpo muy tenso y yo me alarmo.
—¿Qué pasa?
—No hagas preguntas, colócate eso y vámonos rápido.
Él me tiende una enorme capa que cubre todo mi cuerpo y a la hora de levantarme me duele todo, y sin esperarlo, Vicent me toma en sus fuertes brazos y abre una pequeña puerta para salir conmigo a toda velocidad.