Desconocido

Rocío, le dijo a Dante que se quedara porque era muy difícil salir a altas horas del lugar.

Dante acepto felizmente. Se sentaron en una mesa que estaba en el portal de la casa, a ver las estrellas y a conversar. Ella le ofreció toalla y una muda de ropa para que se pudiera cambiar y tomar un baño.

Luego los dos subieron a la habitación.

- Tiene un hermoso cuarto

— Mi madre, desde que me mude, no lo a cambiado.

- Tienes una madre maravillosa

- Lo sé.

- Tienes muchos libros. ¿Cuál es tu favorito?

- Déjame buscarlo.

Rocío buscó el libro y lo llamo a sentarse a la cama para enseñárselo. Estaba nerviosa, pero cuando empezaron a hablar de libro se le olvidó el nerviosismo.

- Me fascina mucho este libro, es aventurero, tiene magia.

- Así que te gusta la aventuras.

- Sí

- Que te lleven a un bosque y veas la magia de lugar.

Ella sonrió y se acordó de la cabaña.

- Un enorme árbol en forma de casa o una pequeña cabaña. Todo eso suena a magia.

- Te burlas de mí porqué me gustan las cabañas.

— No para nada, También me gusta.

- Mira, encontré un foto álbum.

- Oh, no lo mires.

Rocío trató de quitarle el álbum de fotos, pero cuando intento alcanzarlo y lo levanto al aire, ella no puedo alcanzarlo, haciendo que su cuerpo se inclinará hacia él. Quedando cara a cara. Mirándose muy de cerca. Ella le sonrió y él entró en pánico apartándose de ella.

- Lo siento, solo quería mirar.

- No te preocupes.

Dante nunca se había sentido así, su corazón acelerado. No supo qué hacer. Más ella parecía que quería que él diera un paso, pero se acobardó estúpidamente.

- ¿Te siente bien? Te ves rojo.

- Quizás este cansado. Hoy disfrute mucho conversar contigo y con tu madre. Venir aquí me relajo bastante y tener tu compañía fue agradable.

- Que bueno me alegra escucharlo.

- Bueno deberíamos descansar, ambos debemos ir a trabajar por la mañana.

-íSí, tienes razón.

Rocío quedo profundamente dormida. A la mañana siguiente, ya Dante estaba sentado en la mesa con la madre de Rocío.

- Ven a desayunar, hija. Debes comer para tener fuerza en tu trabajo.

- Buen día, Dante. ¿Cómo durmió?

- Muy bien

La verdad que Dante, no había podido dormir, debido a que estuvo toda la noche pensando en Rocío y en su cobardía.

- Me alegro de que te hayas quedado a dormir.

- Fue muy agradable la noche y su compañía.

- Que joven más amigable.

Ambos terminaron de desayunar, se despidieron y salieron juntos al trabajo.

- Parecemos parejas.

Para Dante había sido un disparo directo al corazón, como podía decirle eso. Para él fue una celebración mental y una invasión de imágenes que pasaban por su mente.

- Sí. Saliendo de la misma casa, durmiendo juntos.

Ella se ruborizó y sonrió coquetamente.

- Cualquiera escucharía y pensaría más allá de lo que es.

- No debería haberlo dicho así.

- ¿Por qué? Es divertido.

Dante estaba muy sorprendido por lo coqueta que podía ser Rocío y eso hacía que cada vez se le acelerará el corazón. Cuando llegaron a su destinos. Se enfocaron en el trabajo y no hubo ninguna conversación sobre la visita a la casa de la madre de Rocío.