Liana, una joven que descubre que es la última descendiente de una antigua línea de guardianes de ángeles. Su vida cambia drásticamente cuando una serie de misteriosos eventos la lleva a ser reclutada por una organización secreta encargada de mantener el equilibrio entre los mundos humanos y celestiales.
A medida que Liana profundiza en su nuevo rol, comienza a desentrañar secretos oscuros sobre su familia y la verdadera naturaleza de su poder. Un ángel caído, caudillo de una rebelión celestial, amenaza con desatar el caos en ambos mundos, y Liana debe enfrentarse a él antes de que sea demasiado tarde.
Mientras navega por traiciones, alianzas inesperadas y su propio conflicto interno, Liana descubre que nada es lo que parece. Cada revelación acerca de su pasado revela un nuevo giro en la trama, desafiando sus creencias y forzándola a confrontar la verdad sobre su identidad y el destino que le espera.b
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Capitulo 12: Revelaciones Oscuras
La biblioteca del Instituto estaba en silencio, salvo por el crujido ocasional de las páginas de un libro antiguo siendo hojeadas. La luna llena brillaba a través de las altas ventanas góticas, proyectando sombras intrincadas sobre los estantes de libros y el suelo de piedra. Liana y Valen habían estado allí durante horas, buscando respuestas en volúmenes polvorientos que parecían contener más secretos de los que jamás podrían imaginar.
—Esto no tiene sentido —murmuró Valen, cerrando de golpe otro libro. Sus ojos, cansados de tanto leer, se posaron en Liana, que estaba absorta en un tomo antiguo con una cubierta de cuero negro.
—Tiene que haber algo aquí —respondió Liana, sin levantar la vista—. Kael no nos enviaría aquí sin razón. Estos libros son más que simples historias.
Valen suspiró, frotándose la nuca mientras trataba de ordenar sus pensamientos. Sabía que Liana tenía razón, pero cuanto más leían, más oscura y confusa se volvía la situación. Habían estado siguiendo pistas durante semanas, y aunque cada una los había acercado un poco más a la verdad, también los había arrastrado más profundamente en una maraña de intrigas y peligros.
Finalmente, Liana levantó la vista, con una expresión que mezclaba determinación y duda.
—Creo que encontré algo —dijo, señalando un pasaje en el libro que estaba leyendo.
Valen se acercó, apoyándose en el respaldo de la silla de Liana mientras miraba por encima de su hombro. Las palabras en la página eran antiguas, escritas en un idioma que sólo unos pocos podían comprender.
—¿Qué dice? —preguntó Valen, intentando descifrar el texto.
—Habla de un ritual —respondió Liana, susurrando como si temiera que alguien más pudiera oír—. Uno que solo puede realizarse en la noche de la luna llena, cuando el velo entre nuestro mundo y el otro es más delgado. Según esto, el ritual revela la verdad oculta, pero a un costo. Las "Revelaciones Oscuras", lo llaman.
Valen frunció el ceño.
—¿Qué tipo de costo?
Liana volvió a mirar el texto, sus ojos recorriendo las líneas antiguas con cuidado.
—No lo dice explícitamente, pero menciona que la verdad que se revela no es para los débiles de corazón. Que al saberla, uno queda marcado para siempre, como si una sombra oscura se apoderara de su alma.
Valen se estremeció ante la idea. Ya habían visto y experimentado cosas terribles, pero esto sonaba diferente, más peligroso.
—¿Crees que deberíamos intentarlo? —preguntó Valen, con la voz cargada de preocupación.
Liana cerró el libro con suavidad, sus ojos reflejando la luz plateada de la luna.
—No tenemos otra opción —dijo, con una resolución que no admitía discusión—. Si esto nos da las respuestas que necesitamos, no podemos ignorarlo. Pero tenemos que estar preparados para lo que sea que vayamos a descubrir.
Valen asintió, sintiendo un nudo en el estómago. Sabía que Liana tenía razón, pero también sabía que cualquier verdad que encontraran podría cambiar todo lo que creían saber.
Poco después, se encontraron en la azotea del Instituto, donde las estrellas brillaban como agujeros en la oscuridad del cielo. Liana preparó los elementos necesarios para el ritual, siguiendo las instrucciones del libro. Había velas negras dispuestas en un círculo, y en el centro, una pequeña daga de plata reposaba sobre un paño de terciopelo rojo.
—¿Estás lista? —preguntó Valen, observando cómo Liana encendía la última vela.
Liana asintió, aunque su corazón latía con fuerza en su pecho.
—No hay vuelta atrás después de esto —dijo, más para sí misma que para Valen—. Pase lo que pase, tenemos que enfrentarlo juntos.
Valen la miró, sus ojos reflejando la misma mezcla de miedo y determinación.
—Siempre juntos —respondió, acercándose para tomar su mano.
Con un último respiro profundo, Liana alzó la daga y cortó la palma de su mano, dejando que la sangre goteara sobre el paño rojo. Al instante, las velas comenzaron a parpadear, como si un viento invisible soplara en la azotea. El aire se volvió más frío, y una sombra oscura comenzó a formarse en el centro del círculo.
—Liana... —susurró Valen, apretando su mano con más fuerza.
La sombra creció, tomando forma hasta que se convirtió en una figura humana, aunque difusa y envuelta en una neblina oscura. Los ojos de la figura brillaban con un fuego interno, y cuando habló, su voz era un eco profundo que resonó en sus mentes.
—Habéis invocado las Revelaciones Oscuras —dijo la figura, su tono gélido y ominoso—. Pero cuidado, porque la verdad que buscáis puede no ser la que deseáis.
Liana y Valen se quedaron inmóviles, sintiendo que algo antiguo y poderoso se desplegaba ante ellos.
—Queremos saber la verdad —dijo Liana con firmeza, aunque su voz tembló ligeramente—. Cueste lo que cueste.
La figura inclinó la cabeza, como si estuviera considerando sus palabras.
—Muy bien —dijo—. Pero recordad, lo que se ha revelado no puede ser deshecho.
Entonces, la sombra se extendió hacia ellos, y en un instante, sus mentes fueron inundadas con imágenes y recuerdos que no eran suyos. Vieron visiones de batallas antiguas, traiciones y alianzas forjadas en la oscuridad. Sintieron el dolor y la desesperación de aquellos que habían caído antes que ellos, y comprendieron que el camino que estaban recorriendo era uno que estaba destinado a repetir un ciclo interminable de tragedia y sacrificio.
Cuando las visiones finalmente cesaron, Liana y Valen cayeron de rodillas, jadeando por aire. Sus mentes luchaban por procesar todo lo que habían visto, pero una verdad se destacaba por encima de todas las demás: la oscuridad que habían enfrentado hasta ahora no era nada comparada con lo que estaba por venir.
La figura se desvaneció, dejando solo el frío eco de su advertencia en el aire.
—Lo que habéis visto es solo el comienzo —dijo la voz, desvaneciéndose—. Ahora, conocéis la verdad. ¿Podréis soportarla?
Liana y Valen permanecieron en silencio, sin respuesta, pero con una nueva carga sobre sus hombros. Las revelaciones que habían recibido no solo les habían mostrado su destino, sino que también habían desvelado los secretos más oscuros que yacían en lo profundo de sus propias almas.
Y mientras la noche se cerraba a su alrededor, supieron que ya no podían confiar en nada, ni siquiera en ellos mismos.