Mi Ángel
Liana se encontraba en la biblioteca de su abuelo, una sala oscura y polvorienta que siempre había evitado. Las estanterías repletas de libros antiguos se alzaban hasta el techo, sus lomos decorados con títulos en idiomas que ella no reconocía. La penumbra del lugar era interrumpida solo por la luz titilante de una vela sobre el escritorio central.
Desde niña, Liana había oído las historias de su abuelo sobre ángeles y guardianes, pero siempre las había descartado como cuentos para asustar a los niños. Ahora, sin embargo, después de la reciente muerte de su abuelo, algo la había impulsado a entrar en esa sala que él siempre le había prohibido.
Mientras sus dedos recorrían los lomos de los libros, notó uno que parecía diferente. Era un tomo pequeño, encuadernado en cuero oscuro, sin título alguno en su portada. Lo sacó con cuidado, sintiendo el peso del conocimiento que contenía. Al abrirlo, descubrió que sus páginas estaban llenas de símbolos y dibujos que no comprendía.
En el centro del libro había un dibujo detallado de un colgante con una piedra brillante en su centro. El colgante parecía familiar, como si lo hubiera visto antes en algún lugar. De repente, recordó un momento de su infancia: su abuelo mostrándole un colgante similar y diciéndole que era una herencia familiar, algo que debía proteger a toda costa.
Sus pensamientos fueron interrumpidos por un ruido sordo. Giró rápidamente y vio que una de las estanterías se había desplazado ligeramente, revelando una abertura en la pared. Con el corazón latiendo con fuerza, Liana se acercó a la apertura y, tras dudar un momento, decidió entrar.
El pasaje secreto la llevó a una pequeña habitación oculta, iluminada por una suave luz dorada. En el centro de la habitación había un pedestal, y sobre él, el colgante del dibujo, brillando con una luz propia. Liana se acercó lentamente, como si el objeto tuviera un poder magnético sobre ella.
Al tocar el colgante, una corriente de energía recorrió su cuerpo, y de repente, las imágenes y símbolos del libro comenzaron a tener sentido. Una voz susurrante llenó su mente, contándole sobre su verdadero legado: ella era la última descendiente de una antigua línea de guardianes encargados de proteger el equilibrio entre el mundo humano y el celestial.
Confusa y asustada, Liana se dejó caer al suelo, tratando de asimilar lo que acababa de descubrir. Pero antes de que pudiera procesar todo, una figura oscura apareció en la entrada de la habitación secreta. Era un hombre alto, con una presencia imponente y ojos que brillaban con una luz etérea.
—Liana —dijo la figura con una voz que resonó en su mente—, es hora de que aceptes tu destino. El equilibrio de los mundos depende de ti.
Las palabras del extraño resonaron en su mente mientras la realidad de su nuevo rol se asentaba en su conciencia. La vida de Liana nunca volvería a ser la misma. Había descubierto su legado oculto, y con él, una responsabilidad que no podía ignorar.
Liana se levantó lentamente, sus piernas temblando bajo el peso de la revelación. La figura imponente la observaba con una mezcla de severidad y compasión, como si comprendiera la magnitud del choque que ella estaba experimentando.
—¿Quién eres? —preguntó Liana, su voz apenas un susurro.
—Soy Eryon, guardián de este santuario y protector del legado que ahora te pertenece —respondió la figura, dando un paso hacia adelante. La luz etérea de sus ojos parecía iluminar la habitación, proyectando sombras danzantes en las paredes de piedra.
Liana tragó saliva, intentando ordenar sus pensamientos. Todo esto parecía salido de uno de los cuentos de su abuelo, pero la realidad tangible del colgante en su mano y la presencia de Eryon la anclaban en el momento.
—¿Por qué ahora? —susurró, mirando el colgante que brillaba con una intensidad hipnótica.
Eryon la observó en silencio durante unos instantes antes de responder.
—El equilibrio entre los mundos se está desmoronando. Los ángeles caídos, liderados por un antiguo traidor, están reuniendo fuerzas para desatar el caos. Solo un guardián de tu linaje puede detenerlos y restaurar el equilibrio.
Liana sintió un nudo en el estómago. La idea de ser responsable de algo tan grande y peligroso era abrumadora.
—No sé cómo hacerlo —dijo, su voz quebrada por la incertidumbre y el miedo.
Eryon se acercó, su presencia imponente pero no amenazante. Colocó una mano etérea sobre el hombro de Liana, y una cálida sensación de calma la inundó.
—No estás sola, Liana. Te guiaré y entrenaré. Tienes el poder dentro de ti, el mismo poder que ha protegido a la humanidad durante siglos. Solo necesitas aprender a canalizarlo.
Liana cerró los ojos por un momento, dejando que la calma la llenara. Cuando los abrió, había una nueva determinación en ellos. Si realmente era la única que podía salvar ambos mundos, no podía permitirse dudar.
—¿Qué debo hacer primero? —preguntó, su voz ahora firme y decidida.
Eryon asintió con aprobación.
—Primero, debes aprender a controlar tu poder. El colgante es la clave, pero solo funcionará si tu mente y corazón están alineados. Vamos, hay mucho que aprender y poco tiempo.
Liana siguió a Eryon fuera de la habitación secreta y de vuelta a la biblioteca. Mientras caminaban, se dio cuenta de que estaba a punto de embarcarse en un viaje que cambiaría su vida para siempre. Pero, por primera vez desde la muerte de su abuelo, sintió que había encontrado su propósito.
Los estantes llenos de libros ya no eran solo una colección de historias antiguas, sino una fuente de conocimiento que necesitaba desesperadamente. Con Eryon a su lado, se dispuso a desentrañar los secretos de su legado y a prepararse para la batalla que se avecinaba. La oscuridad se cernía sobre ambos mundos, y solo ella tenía el poder para detenerla.
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Comments
SandraPRN
Muy buen primer capítulo 😎 Seguiré leyendo 👍Gracias autor@ 😁 Bendiciones ❤️
2024-08-28
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