Tras el entierro de su hermano mayor, Kate busca cumplir su sueño de ser doctora en una sociedad que la desafía por ser mujer. En su camino se cruza con Keith, quien busca respuestas sobre el hermano de Kate. A medida que crece la atracción entre ellos, deberán enfrentar los obstáculos de un pasado que los une de manera inesperada desafiando su futuro juntos.
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UN JOVEN NOBLE (parte 3)
Decidí sentarme en las gradas del patio y tomar un poco de sol. El examen duró dos largas pero largas horas donde tuvimos que responder las 150 preguntas. El director nos comunicó que ese mismo día nos darían los resultados de la prueba y solo me queda ser paciente, dijeron que no se demorarían mucho asi que asumo que serán un par de horas.
—¿Puedo sentarme? —preguntó una voz.
Alcé la cabeza para ver quien me hablaba y me encontré con el brillo del sol que envuelve la silueta de esa persona, haciéndome difícil ver su rostro con claridad.
—¡Claro, adelante!
Él se sienta a mi lado y se presenta.
—Soy Henry, ¿y tú?
—Soy Kate.
Se quita los lentes y los cuelga en el bolsillo de su chaleco. Viéndolo bien Henry es mucho más simpático sin ellos.
—¿Resolviste todo? ¿Te pareció difícil? —pregunta directamente.
—Mmm, fue desafiante, pero creo que me fue bien. ¿Y a ti?
—Lo mismo. ¿De dónde eres por cierto?
—… de aquí mismo.
—Oh, vaya. Yo vengo de la Nación de Gekalnt.
—Imagino que fueron muchas horas de viaje.
—Bastante, me tomo dos días en llegar. Luego me hospede en una posada cercana y aquí estoy.
Henry me cuenta un poco de su viaje y luego vuelve a preguntar:
—¿Notaste cuántas mujeres se presentaron al examen?
—Por eso es que me hablaste, ¿o no?
—Hmph. Si. —se burla.
Por la forma en como habla noto que es petulante. No me sorprende ya que todos los nobles lo son y este chico claro que no es la excepción.
—No quiero hacerte sentir mal con mi opinión respecto a las mujeres, pero no creo que todas ingresen. Se abran sentido emocionadas por el anuncio de Su Majestad, pero solo fue eso… una ilusión, no serán buenas como un hombre. Solo date cuenta. —señala a unas cuantas—. Ellas, por ejemplo, se nota que no les fue bien. Vez el temor en sus rostros, eso es un fracaso definitivo.
—Hmph. Y ese grupo de allá. —señalo—. Lo que dices también se aplica a ellos. El movimiento de sus manos, el cruce de dedos y la postura que tienen reflejan lo mismo… fracaso.
—Exacto. —ríe—. Eso es lo que nos diferencia de todos los aquí presentes. Estás calmada y serena igual que yo, además eres observadora. Eres una noble, ¿cierto? —asegura asintiendo, cruzando los brazos— A nosotros nos enseñaron como ocultar nuestras emociones y actuar bien ante todo tipo de situación.
Me sorprendió, muestro una pequeña sonrisa y respondo:
—Lo era, a diferencia de ti nunca fui alguien arrogante.
—Oh, eso dolió. —se hace la víctima—. Fue un golpe bajo, Kate.
Me burlo de él sobre los gestos llamativos que hace.
—¿Y qué hay de ti? ¿Por qué dejaste de ser noble? —pregunto sacando un par de mandarinas del bolso. Pensé comerlas luego de regreso a casa, pero me dio hambre al continuar esperando los resultados.
—Gracias. —dice aceptando la fruta—. Mi padre quería que ingrese a la Academia Militar Warforge para ser un Caballero. Las cosas del ejército no es lo mío, prefiero ayudar y curar a quien lo necesite. Mi madre me dio algo de dinero y aquí estoy. ¿Y tú?
—Algo similar. —miento.
Luego de una charla amena y entretenida, ambos notamos que la mayoría de los aspirantes comienzan a reunirse en torno a un gran tablero colocado en el centro del patio. Un grupo de hombres comienzan a pegar unas hojas con una lista de nombres junto con la nota y el sello de “Aprobado” o “No Aprobado”. El aire está cargado de una mezcla de expectación y nerviosismo, y los murmullos de los estudiantes se hacen cada vez más intensos.
Nos acercamos al tablero, y la multitud que se arremolina a nuestro alrededor hace que la atmósfera se vuelva aún más tensa. El sol parece brillar con más intensidad mientras nos acercamos, iluminando los rostros ansiosos de los aspirantes. Mi corazón late con fuerza en mi pecho mientras busco desesperadamente mi nombre entre las hojas de papel. La tensión aumenta con cada segundo que pasa sin encontrar lo que busco.
Algunos aspirantes cercanos al tablero reaccionan visiblemente a los resultados. La felicidad estalla en gritos y abrazos entre aquellos que ven sus nombres con el ansiado "Aprobado". Sus lágrimas de alegría y sus celebraciones se mezclan en una escena de pura emoción. Al mismo tiempo, el desánimo se refleja en los rostros de aquellos cuyo nombre aparece bajo "No Aprobado". Sus lágrimas silenciosas y la tristeza en sus ojos revelan la magnitud de su decepción.
Finalmente, mis ojos encuentran mi nombre en la lista de aprobados. Un suspiro de alivio escapa de mis labios y una sonrisa de alegría se dibuja en mi rostro. La misma emoción se refleja en Henry, quien también ha encontrado su nombre en la lista. Nos miramos y sonreímos, intercambiando felicitaciones y palabras de aliento.
—143 puntos, nada mal, Kate. Bien hecho. —me dice Henry con una sonrisa genuina, estirando la mano para estrechar la mía—. Seremos colegas. De un ex noble a otro, apoyémonos en el futuro.
Sus palabras resuenan con sinceridad, y no puedo evitar sentir un sentido de camaradería con él. Henry ha obtenido 147 puntos de 150, una puntuación casi perfecta que destaca su habilidad y preparación. Estrecho su mano con firmeza y le devuelvo la sonrisa, asintiendo en acuerdo con sus palabras.
En ese momento, un instructor se acerca y llama la atención de todos.
—¡Atención a todos los estudiantes! A todos aquellos aprobados en el área de enfermería asomarse a la mesa del lado izquierdo para recibir la ficha de acceso para el Centro de Estudios Médicos. Para el área de medicina asomarse a la mesa del lado derecho.