Hay un justo momento en la Vida, que se cruzan los caminos, de dos personas destinadas a estar juntas, cual es la fuerza que los atrae, quién los une? se han preguntado porque solo con una mirada, se revoluciona todo, nuestro ser sin pensar objetivamente. Estará dispuesto Fernando Cáceres permitirse vivir esto que está sintiendo o seguir con su vida. como si nada hubiese pasado.
Fernando tendrá que Permitir el nuevo amor de su Madre Emma.
Emma, dejara atrás los prejuicios, y se entregara al amor. A que edad se deja de sentir.
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Capitulo 12 Revelaciones
Fernando: regresé a mi habitación, no puedo creer la locura que acabo de hacer, me desconozco. La vida me está mostrando que controlar y planificar todo a veces no tiene nada que ver con la realidad. Aquí estoy en una casa de unos extraños buscando una mujer que no sé si me quiere, y lo peor que no sé qué estoy buscando; solo me dejó mover por esa fuerza que no la puedo frenar.
Diego: ¿Dónde estabas, amigo?
Fernando: En la cocina.
Diego: Fernando. Por favor, a quién engañas, primera vez desde que te conozco, estás haciendo una locura tras otra; estamos en el fin del mundo buscando una mujer; todavía no reconoces que estás enamorado.
Fernando: Está bien, estaba en la habitación de Sofía, antes de entrar en la habitación de Saúl. Casi muero del susto.
Diego: nunca pensé que te atrevieras a tanto; si el tío de Sofía o el primo te ve entrar en su habitación, te van a colgar.
Fernando: No podía esperar más; necesito hablar con ella. Me voy a volver loco.
Diego: Espera, hermano, todo a su tiempo. Mañana en cualquier momento hablas con ella y aclaras las cosas y sus sentimientos.
Fernando: Vamos a tratar de dormir un poco.
Diego: cómo te ha dominado una mujer bonita, mantén el control.
Fernando: Estoy dormido profundamente. De repente escucho un estruendo, un golpe fuerte. Me despertó conmocionado; no sabía dónde estaba. Cuando por fin logro abrir los ojos y ver bien, veo a Diego en el piso. Hermano, qué te pasó.
Diego: Se me olvidó que está en la parte superior de la cama. Desde el niño no duermo en una de estas. Se abre la puerta, y entre la tía y la prima de Sofía, ¿qué ha pasado? Y en eso detalló a la prima que está en pijama, qué piernas.Ay, te golpeaste, dice la prima.
Al verla tan sexy se aprovecha; sí, me duele la cabeza. Dice Diego.
Pobrecito, la prima me consuela, hasta que mi amigo dice, ya, Diego, levántate, no pasa nada, mantén el control.
Diego: Sí, entendí lo que quiso decir.
Hola chicos, Dice Saúl que mi padre lo espera en el establo; dice que quiere mostrarle cómo funciona la granja.
Responde la prima. Fernando puede ir, pero Diego está adolorido.
Fernando: Levante a Diego, no tienes nada; Saúl, dile a tu papá que ya vamos, y salió llevándose a su hermana. Se escuchó cuando le reclamó que haces así vestida en el cuarto de ellos. No es tu problema, responde la prima. Bajamos. Diego, ¿dice qué hora es? Las 6:00 am.
Diego: Hay, Dios, en este viaje vamos a morir.
Fernando: Deja el drama.
Diego: Estoy adolorido, Fernando.
Fernando: En el establo, nos esperaba el señor Augusto;
Tío: Buenos días, chicos, hoy le voy a enseñar a trabajar de verdad. Comenzaremos por ordeñar vacas…
Que no, no, dice Diego
Tío: anda, niños mimados. A trabajar.
Dos horas después, por favor, Fernando, vámonos, si seguimos aquí vamos a morir en serio, dice Diego.
A desayunar, dice la Sra. Julia, estaba todo preparado en un comedor que estaba en la terraza trasera.
Cuando llegamos a la mesa, todos se ríen.
Tía: Pobres chicos, Augusto, porque eres así, ellos vienen de visita.
Tío: ¿Qué tiene de malo que trabajen un rato?
Fernando: Veo llegar a Sofía; casi no me mira. Tengo que buscar la oportunidad para hablar con ella. Gracias Todo estaba delicioso.
Tía: Augusto deja a los chicos quietos, que salgan de paseo a caballo. Suban, échese un buen baño.
Fernando: Después de un refrescante baño voy saliendo de mi habitación y veo a Sofía entrar en la suya, no lo pensé, y en tres detrás de ella. Necesitamos hablar. Sofía.
Sofía: Qué haces aquí, nos vas a meter en un problema. Está bien; ¿vamos a hablar por qué viniste hasta aquí?
Fernando: Sofía, desde que te conocí, siento algo muy especial. Nunca había experimentado algo así. Creo que podría ser amor. Lo que sí sé es que no puedo estar lejos de ti. Regresa, trabaja para mí, eres muy talentoso; podrías desarrollarte en la empresa familiar.
Sofía: Lo de la empresa lo podemos hablar después, puedo aceptar, pero yo me hago mi propio camino.
Fernando: Está bien, está bien, pero regresa.
Sofía: De lo que siento…
Fernando: Tocan la puerta, ¿puedo pasar? Dice la señora Julia.
Sofía me susurra; debajo de la cama está nerviosa; me escondo.
Sí, tía, puedes entrar.
Tía: Hola, mi niña. Quisiera hablar un momento contigo; desde que llegaste te he sentido rara; no eres la misma; estaba un poco preocupada, pero al ver esos ojos azules sé por qué estás así.
Tía, podríamos hablar en otro momento.
No, Sofía, ahora no tengas vergüenza, yo soy como tu madre o eso quiero ser. No me tienes confianza.
Tía, no es eso; solo que no quiero tocar ese tema ahora.
Ay, mi niña, Estás enamorada por primera vez, se te nota en tu mirada; a mí no me engañas, bueno, hija, y si te digo la verdad, ese joven es un espécimen único, es bello, alto, musculoso.
Tía, qué dices.
Tía: Hija, soy una mujer casada. Amo a tu tío, pero no soy ciega. Cuéntame, te viniste porque se pelearon; esta conversación no la hemos tenido porque tú nunca habías tenido novio, pero llegó el momento, te estás cuidando.
Tía, nos vamos a tocar ese tema.
Tía: Es algo normal, hija, yo creo que él fue tu primer beso, verdad, y de lo otro ya estuvieron juntos.
Sofía: Tía, por favor.
Tía: Solo quiero aconsejarte; él también se ve enamorado; espero que puedan desarrollar lo que sienten. No te asustes, ve poco a poco. Cuando estés lista de hablar no dudes en buscarme. Te amo, sabes.
La señora sale del cuarto; salgo de mi escondite, está roja como un tomate, y le digo qué conversación tan reveladora. No sabía que era el primero que te había besado.
Sofía: Bueno, bueno, eso no es importante.
Fernando se acerca la besa de la manera más delicada que puede hacerlo. El beso fue subiendo de tono; nos separamos solo para respirar. Fernando, qué haces.
Fernando: Dime qué sientes por mí.
Sofía: Al igual que tú, no sé si es amor, pero no quiero tenerte lejos. Lo abrazo y rodeo su cintura con mis piernas. Caímos en la cama; nos besamos sin parar, hasta que escuchamos a Diego llamándome Fernando.
Nos separamos; se levantó corriendo.
Fernando, estás allí, el Sr. Augusto te está buscando; nos va a matar, sal si no quieres morir hoy mismo.
Sofía: Me da un beso rápido y sale del cuarto.
Fernando: Que acabo de hacer, ya esto no tiene freno.