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Eros, ¿Un Dios Distraído?

Eros, ¿Un Dios Distraído?

Status: Terminada
Genre:Romance / Completas / Malentendidos
Popularitas:3.3k
Nilai: 5
nombre de autor: Maria Esther

Existen muchas probabilidades que la muerte de cada uno de nosotros dé lugar a problemas de orden legal. El fallecimiento de una persona puede implicar el pago de una doble indemnización con cargo a una póliza de seguro. Esta misma póliza puede contener una cláusula en la que se señale que la compañía no pagará un solo centavo si el beneficiario se suicida dentro de los dos años siguientes a la fecha de entrada en vigor del documento.

NovelToon tiene autorización de Maria Esther para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Solo hablaré en presencia de mi abogado.

Su nombre completo es Jesús Coronado, explicó Martínez, representa a la compañía de seguros. La visitará, probablemente. En este caso, lo más normal es que se presente ante usted con una cartera de mano que procurará colocar a su lado o enfrente. Luego, le hará unas cuantas preguntas.

en esa cartera de mano llevará un magnetófono... Se trata de uno de esos aparatos especiales que se hallan dotados de un micrófono súper sensible.

Quiero que le diga al señor Coronado que hay algo en litigio y que siente usted una de las partes no procede la entrevista, a menos que su abogado se encuentre presente. Después, mirándole francamente a los ojos le preguntará si su cartera contiene algún magnetófono.

Intente obtener una respuesta a su pregunta, afirmativa o negativa, él se sentirá terriblemente embarazado.

Entonces, si procede, se mostrará usted irritada, condenándole que se marche e informándole que solo le concederá una entrevista hallándose presente su abogado. ¿Obrará de acuerdo con mis instrucciones?

Haré todo lo que acaba de indicarme, pero señor Martínez... esto resulta muy alarmante.

¿Alarmante? ¿Por qué?

Bueno, le diré que sus palabras me han producido una impresión terrible. Yo creía que todas esas cosas pertenecían al pasado, que una vez abonado el importe de la póliza ya todo queda zanjado... ¿Es que no existe ninguna disposición de carácter legal que imponga limitaciones en lo concerniente a la revisión de ciertas medidas?

Nos enfrentamos con una situación muy peculiar, dijo Martínez. Esa gente puede alegar que hubo fraude deliberado y que gracias a su habilidad no lograron descubrirlo hasta hace unos días. La compañía de seguros puede alegar a sí mismo que su esposo se suicidó, o que fue asesinado.

Eso tendría que ser obra de Walter Ortiz, manifestó la señora Rodríguez. Él es quien sembró esa semilla.

Exactamente, repuso el abogado. Bueno, ahora sea reservada, no se confíe a nadie. Una cosa es el rumor y otra muy distinta un pleito.

Muy bien, intentaré hacer lo que me indica, sin embargo, todo esto resulta muy inquietante... Esa pretensión de la compañía de recuperar su dinero... es algo que supondría mi ruina

Cleofas Martínez repuso:

Hay algunas otras cosas que todavía no le he referido, cosas que saldrán a la luz en las horas que se avecinan. Me ocupo de sus intereses, señora Rodríguez, poniendo en juego toda mi capacidad. Procure vigilarse a sí misma y utilice su cabeza. Adiós

Adiós, señor Martínez, dijo ella débilmente.

Martínez colgó el teléfono.

¿Impresionada?, preguntó Alicia.

Martínez replicó al cabo de unos segundos:

Asustada, contestó él.

El lunes por la mañana, al entrar en su despacho, Cleofas Martínez encontró a Alicia García muy excitada.

¿Oíste el boletín de noticias de las 8 en la radio?, le preguntó la joven.

Martínez movió la cabeza.

¿Hubiera debido escucharlo?

Habrías oído algo sumamente interesante.

Explícate de una vez, Alicia.

El fiscal del distrito, en un movimiento de sorpresa, se procuró una orden para conseguir la exhumación del cadáver de Fermín Rodríguez, quién murió hace unos 13 meses, a consecuencia de haber ingerido, al parecer, alimentos en mal estado. El locutor señaló que a raíz del examen preliminar se ha podido descubrir la presencia de arsénico en el cuerpo.

¡Oh! ¡Oh!, exclamó Martínez.

La radio dijo también que había otra prueba en poder de las autoridades, que no sería revelada por la policía ni por el fiscal del distrito a los medios informativos, ya que estos no deseaban privar a la persona acusada de la menor oportunidad de ser juzgada Imparcialmente.

¿La persona acusada?, repitió a Martínez, ¿dieron su nombre?

No.

Todo eso es propaganda de la peor índole. Es como decir: Por razones de ética, no podemos declarar que ha sido dictada una orden de detención a nombre de la viuda y, por consiguiente, no formularemos ninguna declaración acerca de su nuevo y sobresaltador acontecimiento relativo al caso.

¿Crees que van a dictar esa orden de detención?, le preguntó Alicia.

En todos los casos hay un acusado cuando ha sido expedida una orden de detención y alguien ha quedado bajo la custodia de la justicia.

El abogado se quedó caviloso como si intentase digerir bien la información que acababa de recibir.

Sonó el timbre del teléfono.

Atendió Alicia García la llamada.

¿Qué hay, Guti?, se irguió, añadiendo: un momento, el señor Martínez querrá hablar con ella.

Alicia García se volvió hacia el abogado.

Es Kendra Rodríguez... Un hombre de una compañía de seguros apellidado Coronado, ha ido a verla, solicitando de ella una declaración concerniente a la muerte de su marido. La señora Rodríguez dice que de acuerdo con tus instrucciones...

Déjame hablar con ella.

El abogado se puso al habla.

Soy Martínez, señora Rodríguez, dijo.

Sonó la voz de la mujer, débil y como atemorizada.

Señor Martínez...

¿Está el señor Coronado ahí?

Sí.

Dígale que solo hará declaraciones en presencia de su abogado, ordenó Martínez.

El abogado esperó un momento, oyó confusamente un rumor de palabras.

Solo haré declaraciones en presencia de mi abogado.

Luego, Kendra Rodríguez, dijo:

El señor Coronado desea saber si puede hablar con usted ahora mismo, por teléfono.

Dígale que se ponga al habla, indicó a Martínez.

La voz del hombre tenía un tono persuasivo y también una inflexión autoritaria.

Señor Martínez dijo represento a la compañía de seguros accidente y vida.

¿Su nombre?

Jesús Coronado.

Siga.

Estamos llevando a cabo una nueva investigación sobre la muerte de uno de nuestros asegurados, Fermín Rodríguez.

¿Y qué hay acerca de ella?

La causa inicial de la muerte (o quizá debiera decir la causa de la muerte consignada en el certificado médico inicial) fue una gastroenteritis originada por ingestión de alimentos en malas condiciones, con complicaciones de eso derivadas.

Perfectamente, contestó Martínez, continúe.

La compañía de seguros recibió una información bastante inquietante y tengo entendido que posteriormente el cadáver fue exhumado. Un examen preliminar del mismo ha revelado la presencia de arsénico. En estas condiciones, resulta esencial para nosotros hacer indagaciones acerca de las circunstancias en que fue preparado el alimento causante de la muerte de nuestro asegurado. Ella se niega a facilitármela.

¿Se ha negado?, inquirió Martínez.

Bueno, ha dicho que solo formulará declaraciones en presencia de su abogado.

No ha dicho que se negara, ¿verdad?

No, exactamente...

Pues entonces, si usted tiene que hacerle algunas preguntas, ¿por qué no se presenta en mi despacho en compañía de Kendra Rodríguez?

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