La Otra Cara Del Placer [Duele Amar - II]

...TRAVIS...

Soy un desastre que sale de un problema para meterse a otro. Quisiera entender por qué me va tan mal en la vida. De mi cabeza no sale la imagen de Dusan paralizado aquí en la puerta de mi estudio; me consta que mi estupidez me hizo perder a la única persona que me apreciaba y me era leal incondicionalmente. En verdad no quiero que mi relación con él termine en simples golpes, tengo la necesidad de ir y explicarle las cosas, pero no creo que sea conveniente, apenas ayer Dusan salió del hospital y tener impresiones fuertes le haría mal. Dejaré las cosas así por el momento.

—Señor —una de las sirvientas se asoma por la puerta—, alguien lo busca.

—No estoy de ánimos para recibir visitas.

—Dijo que era urgente hablar con usted.

—¿Eres sorda? Te dije que no estoy para nadie.

Sin volver a llevarme la contraria se retira.

Esta servidumbre de hoy en día quiere pasar por encima de sus patrones, es demasiado.

Al cabo de tres minutos la puerta vuelve a abrirse, y esta vez ya no se trata de la sirvienta, sino de una inesperada visita que me tomó por sorpresa, literalmente.

—Si no querías recibirme podías ir tú mismo a decírmelo en la cara en lugar de enviar a esa pobre mujer asustada —dice Aiden, sentándose al frente de mí—. ¿Cómo estás, Travis?

—Mentiría si no dijera que tu presencia me ha dejado sin palabras. La última vez que nos vimos juraste no volver a pisar mi casa, mucho menos cruzar palabra conmigo.

No sé qué lo trajo hasta aquí, pero se podría decir que me agrada volver a verlo.

—Mantendría mi juramento si no fuera porque es importante lo que debemos hablar.

—¿Y mi hermana sabe de esto? —le sirvo un trago que duda en aceptar—. ¿Melody está al tanto de que estás aquí, cuñado?

—Si ella se entera me meteré en graves problemas, no le menciones ni una palabra de esto. No vine a conversar contigo, sino a pedirte una explicación de porqué hiciste eso.

—¿Hacer qué? —enarco una ceja.

—Mandaste a la hija de Dawson, de la que no sabía de su existencia hasta hace unas horas, con el fin de que le revelara todo lo que pasó con su madre, ¿no es así?

—Yo no he mandado a nadie —aseguro.

Al final mi intuición acertó; sabía que el cabrón de Andrew se encargaría de utilizar la información que le di a Rahab para manipularla de alguna manera, quizá para ganarse su confianza. Fue más rápido y fácil de lo esperado.

—No mientas, Travis. Eres el único empeñado en vengarte de Dawson desde lo que aconteció con tu padre. Recapacita, estás siendo egoísta, si sigues tomando tantas malas decisiones pondrás en riesgo a toda tu familia.

—Hey, yo no envié a esa chica.

—¿Entonces quién?

Sin hallar una respuesta correcta evado su mirada, volteando la silla, dándole la espalda.

—¿Qué estás escondiendo, Travis?

—Cuando sea el momento adecuado te lo diré, lo prometo. Pero te pido que me ayudes en algo.

Suspira pesadamente.

—¿En qué?

—Contáctate con esa chica y dile la verdad.

—Ni lo pienses —responde determinado—. El desgraciado de Dawson ya me amenazó una vez; tengo una esposa y un hijo a los que cuidar, también debo velar por la seguridad de los niños de la fundación. No me involucres en tu venganza, Travis, hace mucho dejé esta vida.

—Ni a mi hermana, ni a mi sobrino, ni a los niños de la fundación les pondrán un dedo encima —giro la silla, posando mis ojos en los suyos—. Confía en mí, por favor, Aiden.

—Si Melody se entera…

—No lo hará, te lo prometo.

A pesar de su resistencia inicial, su postura comienza a ceder lentamente, su mirada revela dudas hasta que, finalmente, asiente con la cabeza, aparentemente convencido.

—Tú ganas, te ayudaré.

Si sigo manejando mis cartas como lo he hecho hasta ahora, pronto tendré a Rahab comiendo de mi mano.

...DAPHNE...

—Y, ¿qué opinas de esta casa?

La magnitud de esta mansión me deja atónita, mientras recorro los lujosos detalles, todavía no logro asimilar que este será mi hogar y mi lugar de trabajo.

—Es más linda que la de Dusan —respondo, volteando a ver a Nolan—. Pero aún no me has dicho de qué voy a trabajar; quién es mi jefe; porqué me aceptaron si no han visto qué tan bien me desenvuelvo.

—Esta es la mansión de mi mejor amigo, se decidió en ayudarte cuando le platiqué de tu situación, él me prometió que no te daría un trabajo pesado en vista a que no tienes experiencia en nada.

—¿Y dónde está él?

Sin apenas terminar mi pregunta, el hermano de Travis, el mismo tipejo que me humilló en casa de Dusan, baja de las escaleras, con una sonrisa que hiela mi sangre. ¿Es una broma?

—Acabamos de llegar —se adelanta Nolan en explicar—. Andrew, te presento a Daphne; ella es mi hermana. Daphne, te presento a Andrew; él es mi mejor amigo.

—Es para mí un placer conocerte, Daphne —fingiendo demencia el cínico se dirige a mí—. ¿Te parece si te llevo a conocer la casa para que te vayas adaptando al lugar en el que vivirás y trabajarás a partir de hoy?

Siento como si las palabras se me atascaran en la garganta, la ansiedad me paraliza. Todo en mí grita por salir de aquí, lamento profundamente haber venido.

—Yo me voy, se me hace tarde para llegar a negociar con los rusos —oigo decir al idiota de Nolan—. Te dejo en buenas manos, Daphne —se despide con un beso en la frente que aprovechó en darme en medio de mi parálisis, y tan pronto como reaccioné ya lo vi cruzar la puerta de la salida.

—Nolan…

—Ni corriendo podrás alcanzarlo —me interrumpe el cínico que tengo a mi lado—. Ven, quiero mostrarte la mansión…

—¡Está loco si piensa que voy a quedarme en este maldito sitio con usted! —decidida en irme veo a dos tipos obstaculizando mi pase en la puerta—. ¿Qué es esto?

—Quédate, tengo una propuesta que hacerte; si una vez oyéndola no te convence, serás libre de irte.

—¡Ordénele a estos sujetos que se quiten de mi camino! ¡Ahora!

Con total desfachatez, hace caso omiso de mis palabras y se dirige hacia algún lugar de la mansión. Me resigno a seguirlo, frustrada por la situación, hasta que finalmente se detiene en lo que parece ser el patio. Justo antes de retomar la discusión sobre la situación, mis ojos se posan en una mesa elegantemente servida con platos diversos, pero claramente dispuesta para solo dos comensales. Esta situación no me agrada en absoluto.

—Tomemos asiento.

—Diga lo que tenga que decir y luego me largaré —exijo impaciente.

—Llevemos la fiesta en paz, hagámoslo por tu hermano. Te propongo que hagamos borrón y cuenta nueva; olvídate de todo lo que te dije en casa de Dusan.

—¿Y a qué se debe ese cambio repentino de actitud?

—Bueno… Si bien como me expresé contigo no era la manera correcta, me justifico indicando que lo hice por mi hermano; mi intención era que ninguno de los dos tuviese problemas si alguien llegaba a enterarse de lo que pasó entre los dos, pero ya es tarde, a estas alturas Dusan está al tanto de todo, ¿de qué me serviría seguir ofendiéndote para alejarte de Travis?

—Sea directo conmigo.

—Quiero expresarte mi arrepentimiento tendiéndote la mano, sé cuánto lo necesitas; tu relación con Nolan es pésima y no soportas vivir con él, por eso quiero darte un lugar seguro en el que vivir.

Ruedo los ojos, dejando escapar una risita incrédula.

Tipos manipuladores como este ya he tratado antes, no me sorprende para nada estos cuentos.

—¿Era todo lo que tenía que decir, señor? —sin ganas de esperar una respuesta le doy la espalda para irme, y solo entonces lo oigo decir algo que desordena todo en mi mente:

—Te gusta Travis, ¿no es así?

Mientras observo por encima de mi hombro, noto cómo me señala una silla. Dudo un instante antes de decidirme a ocuparla, quedando así sentada frente a él en la mesa.

—Si aceptaste sentarte es porque admites tus sentimientos por él, ¿no?

—No negaré que tengo sentimientos encontrados por él, pero no creo que eso a usted le interese.

—Me interesa, y mucho. Te ayudaré en tu conquista fallida si me lo permites.

—Para enamorar a Travis no necesito de usted.

—¿Segura? —sobre la mesa deposita un par de fotografías de un rostro familiar—. Ella es Rahab, tu media hermana.

—¿Y eso qué?

—Travis tiene los ojos puestos en ella. Quizá tú no lo sabías, pero mientras ibas a darle visitas sorpresas a mi hermano él tenía a tu hermana en su casa.

Una extraña opresión se apodera de mi pecho, confundiendo mis pensamientos. Sin darme cuenta, aprieto los bordes de mi vestido mientras tenso la mandíbula. ¿Será esto lo que llaman celos?

—No me interesa —miento.

—Bueno, en ese caso no creo que sea necesaria mi propuesta…

—Continúe. ¿Cómo me ayudaría a acercarme a Travis, a enamorarlo?

—Es un proceso largo, pero valdrá la pena. Si te quedas en esta mansión todo será más fácil y rápido. Una vez aquí, nos pondríamos de acuerdo en cómo quitar a tu hermana del camino de Travis.

Fijando la mirada en él, me recargo en la mesa y me inclino hacia adelante.

—¿Por qué está haciendo esto? —cuestiono—. ¿Qué busca de mí? No soy tonta, si se está ofreciendo a ayudarme es porque algo quiere a cambio.

Sonríe con los labios entreabiertos antes de llevarse la copa de vino a los labios.

Algo oculta, lo sé.