Alina se encuentra en una situación desesperada.
No solo perdió a su esposo debido a algún malentendido que incluso si ella lo quiere aclarar solo lo oscurece más, sino que sus amigos y madre le dan la espalda.
Con un niño en brazos y otro en el vientre, Alina debe enfrentar un sinnúmero de situaciones que harán su vida difícil.
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Mamá te cuidará
Me mordí el labio mientras esperaba en la sala de espera de la clínica. Sujeté con fuerza la mano de Scarlett mientras le pedía al cielo por la salud de mi hijo.
Realmente me estaba sintiendo como si el mundo se me viniera abajo, no sabía qué hacer, estaba hecha un manojo de desesperación y nervios.
***
Poco tiempo después de que Scarlett dijera que mi hijo se estaba sujetando el pecho, Andresito se desmayó haciendo que mis nervios afloren.
No sabía si mi suerte era buena o mala. Pero justo en ese momento pasó una ambulancia, por lo que sin importarme nada corrí enfrente de ellos con la intención de buscar ayuda.
Gracias al cielo estaba vacía, parecía que se dirigían hacia la clínica.
Cuando les expliqué mi situación, varios paramédicos se bajaron rápidamente de la ambulancia y se acercaron hasta la casa de Scarlett para darle primeros auxilios a mi hijo.
— Está teniendo un infarto, necesita atención de manera urgente.
***
— No lo entiendo, ¿qué fue lo que pasó? Él estaba bien — susurré — ¿Cómo es posible que haya tenido un ataque cardíaco? Esto es tan ilógico. Nunca presentó ninguna enfermedad cardíaca. Yo no lo entiendo.
Cuando dije la última frase, no pude evitar romperme y sollozar.
— Tranquila, Alina. Vas a ver qué tu hijo estará bien — susurró Scarlett mientras me atraía a sus brazos.
— Bien dice que cuando hay un camino hacia arriba hay otro hacia abajo. Los últimos días han sido tan pacíficos, pero ahora…
— No seas negativa, tu hijo está siendo atendido, vas a ver qué todo va a salir bien y tú y él van a volver a su pequeño mundo de dos personas.
Cerré los ojos esperando que Scarlett tuviera razón y que esto solo sea pasajero.
Pero…
Ciertamente, parecía que la vida estaba empeñada en poner las cosas difíciles para mí.
— Luego de hacer las respectivas pruebas y diagnósticos. Se ha llegado a la conclusión de que el paciente presenta un cuadro de insuficiencia cardíaca. Su estado es un poco grave, por lo que se mantendrá bajo observación por algunos días…
— ¿Mi hijo va a morir? — cuestioné sollozante.
— ¿Es tan grave la situación del bebé? Hace unos días estaba bien — comentó Scarlett.
— Mientras siga el tratamiento adecuado y las respectivas indicaciones. Él estará bien. Tuvieron suerte de que la ambulancia haya pasado en ese momento. Unos minutos más y el niño no hubiera sobrevivido.
Cerré los ojos al pensar en sus palabras.
Si algo le hubiera pasado a mi hijo, sería un golpe irreparable para mí, me sentiría tan perdida.
Él es mi todo.
Mientras pensaba en esto, recogí la factura del hospital, así como la cotización del tratamiento de Andresito.
Cuando me di cuenta de los valores que debía pagar y el costo del tratamiento que era a largo plazo.
No pude evitar sentirme desesperada.
— Estoy perdida, vaciando todos mis ahorros, solo me alcanza para pagar la hospitalización — susurré mientras me llevaba las manos al rostro con la intención de limpiar mis lágrimas.
Scarlett me quitó las facturas mientras las evaluaba.
Ella guardó silencio por un momento.
Luego retiró mis manos de mi cara y me miró de manera amable.
— No llores, linda, mira, te ayudaré con la mitad de los gastos de la hospitalización y en cuanto al tratamiento, ya después vemos que hacemos.
Realmente quería rechazar su oferta debido a que sentí que estaba abusando de su confianza y su buen corazón.
Pero cuando las palabras iban a salir de mi boca, no pude emitir ninguna palabra.
No podía hacerlo.
Así que me eche a sus brazos y la abrace a modo de agradecimiento.
— Muchas gracias, por todo. Te prometo que te pagaré todo lo que has hecho por mí algún día. Lo prometo. Lo prometo. Eres mi ángel, Scarlett, mi ángel, no sé que haría sin tu ayuda. Como me hubiese tenido una madre como tú…
Scarlett me dio palmadas en la espalda a modo de consuelo.
— Ya no llores, ya vas a ver qué el sol saldrá para ti. Una vez escuché decir a alguien que si sufres la mitad de tu vida, la otra mitad vivirás feliz. Ya vas a ver qué tú y tus bebés serán muy felices. Además, cuando una prueba se cierra se abren muchas más.
Sonreí entre lágrimas.
— Bueno, ojalá y sea cierto porque yo ya estoy cansada de ser la mejor guerrera de Dios.
Me separé de Scarlett con la intención de ir a ver a Andresito.
Ambas nos dirigimos hacia el lugar en donde estaba.
— Está dormido — susurré mientras lo veía a través del cristal de la ventana.
— Se ve tan frágil, espero que se mejore y vuelva a andar correteando como lo ha estado haciendo los últimos días. Las chicas estarán tan tristes cuando se enteren.
Sacudí la cabeza mientras pensaba en cómo las desgracias podían ocurrir de un momento a otro, sin previo aviso.
Bien dicen que nada es seguro en esta vida.
Incluso cuando salimos de casa no estamos seguros de que volveremos, así mismo cuando cerramos los ojos, no sabemos si al siguiente día podríamos despertar.
Por eso hay que valorar cada momento, apreciarlos.
Eso era lo que yo iba a hacer con mis hijos.
— Duerme bebé, espero que estés teniendo bonitos sueños.
Justo cuando susurré aquello, Andresito sonrió de manera dulce.
— Mamá te cuidará para que ningún monstruo te haga daño — añadí en lo profundo de mi corazón.
Scarlett tenía razón, no podía ahogarme en mi desesperación y ver el lado malo a todo.
Debía ser fuerte y buscar una solución a mis problemas no ahogarme con ellos.
— Iré a casa a cambiarme de ropa y traer algunas cosas para el bebé — le comuniqué a Scarlett.
Ella asintió mientras me daba una sonrisa amable.
— Anda, Alina, te estaré esperando aquí. El doctor dijo que tal vez se quede una semana o cinco días bajo observación. Todo depende de cómo evoluciona su condición.
Asentí mientras miraba por última vez a mi bebé.
— Muchas gracias, de nuevo — susurré — Estoy muy agradecida con tu hermano por haberme llevado hasta tu hogar.
— Yo alguna vez estuve en tu lugar y también conocí a una gran mujer que me dio la mano cuando estaba en mi momento más bajo. Gracias a ella soy la persona que soy y en honor a ella siempre trató de ayudar a personas que se encuentran en una situación similar a la mía.
Hola, pequeña reina, gracias por leer, no te olvides de dejar un like o comentario, con amor, Erica.
pero cuando eso se rompe ya es imposible confiar.