-Esto no puede continuar así María Camila, eres la mayor, no puede ser que esta sea la quinta niñera que renuncia en menos de un año-
-No queremos una extraña en casa papá, yo puedo cuidar a mis hermanos-
-Eso no está en discusión, sabes que tengo que trabajar, habla con tus hermanos de inmediato-
-Desde que se murió mamá has cambiado mucho, sabes te necesitamos en casa, mamá ya no esta y nos duele comprende esto no te duele solo a ti-
-María Camila no te vayas así, hija, escúchame-
Laura no entiendo porque tenias dejarnos solos justo en el momento en que mas te necesitamos.
NovelToon tiene autorización de Katerine Pulgarín Taborda para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capítulo 11: Ahora lo más importante son ustedes
Emiliano
Después de que mi padre regresara a su casa para recoger sus cosas, me quedé en el despacho esperando a mis hijos. Esta conversación la debí tener con ellos meses atrás, pero estaba tan concentrado en mi dolor que dejé a mi familia en un segundo plano.
—¿Puedo pasar, papá? —pregunta Camila tocando la puerta.
—Sí, hija, pasa —le respondo.
—Esperemos a tu hermano, quiero hablar con los dos —le digo.
—Lo siento, papá —dice en voz baja.
—¿Qué sientes, hija? —pregunto con suavidad.
—Haberme comportado grosera contigo esta mañana… sé que no debí hacerlo —responde bajando la mirada.
—Yo también lo siento, hija. Sé que los he descuidado, que los he dejado solos estos últimos meses. Pero la muerte de su madre fue muy dura para mí; sentí que con ella se fue también mi vida entera —le confieso con la voz entrecortada.
—Lo sé, papá, lo entiendo… o trato de hacerlo. Pero nos dejaste solos, con este dolor que nosotros también sentimos. Perdimos a mamá, y tú... tú fuiste muy egoísta al pensar que solo te dolía a ti —me dice mientras las lágrimas comienzan a rodar por sus mejillas.
Me acerco y la abrazo. Ese abrazo lo necesitábamos los dos. No pude evitar llorar junto a mi hija. Qué daño tan grande les he causado.
—No llores, papá. Perdóname también. He sido dura, pero es que desde niña siento tu ausencia. Mamá era nuestra compañía, nuestro apoyo. Al irse, sentimos que quedamos completamente solos —susurra.
—Lo sé, hija. Pero de hoy en adelante las cosas van a cambiar. Me voy a hacer cargo de ustedes como debí haberlo hecho hace muchos años —le prometo acariciándole el cabello.
En ese momento Emiliano abre la puerta.
—Creo que llegué en un mal momento… después regreso —dice incómodo.
—No, hijo, pasa por favor. También quiero disculparme contigo —le respondo.
—¿Por qué tendrías que disculparte, papá? —pregunta confundido.
—Por no ser el padre que necesitan —respondo mirándolo a los ojos.
Tomo aire y continuo:
—Sé que quizás sea tarde, pero quiero recuperar el tiempo que he perdido por estar obsesionado con mi trabajo… y también quiero cumplir la promesa que le hice a su madre.
—¿Y la empresa, papá? Sabemos que es muy importante para ti —pregunta Emiliano.
—Hijo, ahora lo más importante son ustedes —le digo abrazándolos.
Mis hijos mayores responden al abrazo. Los tres lloramos y sonreímos al mismo tiempo. En ese instante, las puertas del despacho se abren de golpe.
—¡Papi! ¡Faltamos nosotros! —grita la pequeña Sol con su vocecita alegre.
De inmediato la alzo en mis brazos, y los gemelos corren a abrazarnos también. Es momento de volver a empezar, de ser el padre que siempre debí ser.
—Perdón por arruinar este hermoso momento, pero el almuerzo está listo. Pueden pasar al comedor —dice Luciana con una sonrisa dulce.
Todos pasamos a la mesa. Ya no había lágrimas, solo risas y alegría. Los gemelos contaban emocionados su día en la escuela; Sol me habló de los dibujos que hizo en el jardín; Emiliano me contó sobre su proyecto escolar y cómo sería promovido anticipadamente por sus buenas calificaciones.
Camila me mencionó que necesitaba hablar conmigo sobre su carrera universitaria… algo me dice que no está estudiando lo que realmente ama, sino lo que yo le impuse.
Fue un almuerzo maravilloso, hacía años no sentía tanta paz y unión en mi hogar.
—Papá, ¿y si nos llevas de paseo? —dice Sol con los ojos brillantes.
—¿Y a dónde quieres ir, pequeña? —pregunto sonriendo.
—¡Al zoológico! —responde con una sonrisa de oreja a oreja.
—Perfecto. Luciana, tú nos acompañarás. Avísale a tu hermana, pasaremos por ella. Creo que llegó el momento de conocerla —le digo.
—Muchas gracias, señor. Vamos, niños, tenemos que cambiarnos el uniforme —dice Luciana con su habitual ternura.
—Emiliano, Camila, cámbiense también. Iremos todos juntos —les indico.
—Papá, tengo mucho que estudiar… —responde Emiliano intentando zafarse.
—Tú y yo sabemos que no. Anda, ve a cambiarte —le digo sonriendo.
—Ya me cambio, papá. Gracias por esto —dice Camila, radiante.
Subo a mi habitación. Ha llegado el momento de guardar los trajes y vestirme de forma sencilla. Mi vida está por cambiar.
En menos de quince minutos todos estamos listos. Salimos juntos, riendo, bromeando, como una verdadera familia. Antes de dirigirnos al zoológico, pasamos por la hermana de Luciana. Es una joven muy bonita, aunque su semblante pálido revela que su salud no es la mejor.
El camino fue alegre, lleno de risas y canciones improvisadas. Mis hijos disfrutaban, y por primera vez en mucho tiempo los veía felices. Sin embargo, hay una sonrisa que no puedo dejar de observar: la de ella.
Luciana.
Esa mujer ha traído nuevamente la luz a este hogar… y temo que empiezo a sentir algo mas por ella.
Muchas gracias por leer...
Estaré atenta a sus comentarios
Espero que pronto cupido haga de las suyas
Quién será ese hombre misterioso ??? 🤔