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Amor Bajo Contrato

Amor Bajo Contrato

Status: En proceso
Genre:Posesivo / Matrimonio arreglado / Hija rica en bancarrota / Juego del gato y el ratón
Popularitas:7k
Nilai: 5
nombre de autor: America Blancas

Violeta Meil siempre tuvo todo: belleza, dinero y una vida perfecta.
Hija de una de las familias más ricas del país M, jamás imaginó que su destino cambiaría tan rápido.

Recién graduada, consigue un puesto en la poderosa empresa de los Sen, una dinastía de magnates tecnológicos. Allí conoce a Damien Sen, el frío y arrogante heredero que parece disfrutar haciéndole la vida imposible.

Pero cuando la familia Meil enfrenta una crisis económica, su padre decide sellar un compromiso arreglado con Damien.
Ella no lo ama.
Él tiene a otra.
Y sin embargo… el destino no entiende de contratos.

Entre lujo, secretos y corazones rotos, Violeta descubrirá que el verdadero poder no está en el dinero, sino en saber quién controla el juego del amor.

NovelToon tiene autorización de America Blancas para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

El heredero de los Sen

Capítulo 3: El heredero de los Sen

(Desde la perspectiva de Damien Sen)

La mañana empezó con el mismo brillo imponente que siempre entraba por los ventanales de mi oficina, reflejándose sobre las paredes de vidrio y acero.

Todo era perfectamente calculado: los relojes, las carpetas, las pantallas, incluso la temperatura del aire.

Así me gustaba: bajo control.

Siempre.

Pero ese día era distinto.

Mi padre estaba aquí.

—Hijo, creo que es momento —dijo con su voz grave, la misma que dominó medio mundo empresarial y que aún podía poner nervioso a cualquiera—. A partir del lunes, serás oficialmente el nuevo CEO de Vlader Sen Corporations.

Lo miré en silencio, con los brazos cruzados, apoyado en el escritorio de roble oscuro.

Había esperado este momento durante años, y aun así, escuchar esas palabras de su boca me revolvió el estómago.

No por miedo.

Por orgullo.

—Ya era hora —respondí, intentando sonar neutral, aunque una parte de mí sonrió internamente.

Veintisiete años.

Un imperio esperándome.

Un apellido que pesaba más que cualquier cadena.

Y una sombra… la de mi padre.

Vlader Sen asintió despacio, con esa mirada que usaba cuando intentaba medir cada reacción mía, como si fuera una acción bursátil.

—No creas que esto fue fácil para mí, Damien. Eres mi hijo, y he sido duro porque quiero que superes lo que yo logré.

«Ah, claro… el viejo discurso del sacrificio paternal», pensé, conteniendo una risa sarcástica.

—¿Y qué hay de Mia Lang? —solté, con el tono más frío que pude reunir—. ¿También fue parte del plan para que yo “superara lo que lograste”?

Su rostro cambió, apenas, pero lo suficiente para saber que había tocado el punto débil.

—Sabes bien que esa relación no te convenía —replicó, cruzando las manos detrás de la espalda—. Los Lang son competencia directa. Una distracción emocional no puede dirigir una empresa.

—Claro, porque tú nunca te distraes, ¿verdad? —lo interrumpí, sin poder evitar que se me escapara la amargura—. Todo en tu vida ha sido una transacción. Hasta mamá.

Por un momento, el silencio llenó la oficina.

El aire parecía más pesado.

Mi padre suspiró, y por primera vez en mucho tiempo, sonó casi… humano.

—Algún día vas a entender que el amor no mantiene imperios, Damien. Las decisiones sí.

Recuerda eso.

Me acerqué a la ventana.

Desde el piso 52, la ciudad se veía diminuta, como un tablero de ajedrez donde todos se movían según nuestras reglas.

El poder.

El control.

La reputación.

Eso era lo que realmente importaba en el mundo de los Sen.

—¿Terminaste, padre? Tengo trabajo que hacer —dije, sin girarme.

—Terminé, sí. Pero quiero que pienses en algo. —Su voz se suavizó, lo que me tomó por sorpresa—. Deja el orgullo a un lado alguna vez. Tu madre pregunta por ti, y yo… bueno, a veces también.

Podrías venir a casa, aunque sea una vez.

“Casa.”

Esa palabra sonó más vacía que nunca.

—Lo pensaré —mentí sin remordimientos.

Vlader asintió y salió sin decir más.

El sonido de sus zapatos alejándose resonó como un recordatorio de todo lo que había aprendido a no sentir.

—¿Te dejó sin palabras otra vez? —La voz de Caleb Dil irrumpió segundos después de que mi padre cerrara la puerta.

Mi mejor amigo, y también mi asistente ejecutivo, entró con su típica sonrisa relajada y un montón de carpetas bajo el brazo.

Llevábamos años trabajando juntos, y aunque era un desastre con la formalidad, su eficiencia era impecable.

—No diría sin palabras —respondí, sentándome detrás del escritorio—. Más bien me dejó recordando por qué no quiero terminar como él.

Caleb soltó una carcajada.

—Y aun así, te estás convirtiendo en una versión más joven y peligrosa de Vlader Sen. —Dejó caer las carpetas frente a mí—. Aquí tienes los informes de los nuevos ingresos. Empiezan el lunes. Algunos perfiles son impresionantes.

Comencé a hojear los documentos uno a uno.

Nombres, universidades, historial académico.

Nada fuera de lo común… hasta que un apellido familiar captó mi atención.

Violeta Meil.

Fruncí el ceño.

—¿Los Meil? —pregunté, alzando una ceja.

Caleb asintió, tomando asiento frente a mí.

—Sí, recomendación directa de sus profesores. Graduada con honores en Administración. Viene del país M. —Sonrió, con ese tono burlón suyo—. Hija de Rodrigo Meil y Amelia Meil… los dueños de ese imperio de bienes raíces y joyería, ¿no?

—Exacto. —Cerré la carpeta con un golpe seco—. No puedo creer que hayamos contratado a una Meil.

—¿Problemas con los ricos, jefe? —Caleb se echó hacia atrás, divertido—. Pensé que tú eras uno de ellos.

—Hay ricos… —dije, mirando hacia la ciudad—. Y luego están los Meil: mimados, consentidos, creyendo que todo se consigue con una sonrisa o con el apellido.

No necesito ese tipo de gente en mi empresa.

Antes de que pudiera decir algo más, una notificación en mi teléfono vibró.

Un mensaje de Twitter.

Le di clic… y lo que apareció en pantalla me dejó sin habla por dos segundos.

Un video.

“La heredera Meil armando un escándalo en un antro de lujo del país M.”

Toqué el video y la imagen se expandió.

Ahí estaba ella.

Violeta Meil, con su cabello rubio platinado, su vestido rosa de diseñador, gritando a una chica que intentaba lanzarle una copa.

Y lo peor… la forma en que se defendía, sin miedo, sin perder la compostura, con una mezcla entre arrogancia y seguridad que, para mi desgracia, no pude ignorar.

—No puede ser —murmuré, llevándome una mano a la sien—. Dime que no es la misma que contratamos.

Caleb, curioso, se acercó a mirar la pantalla.

—Oh, wow… —dijo entre risas—. Sí, esa es ella. Y… su amiga, Olivia Meg. ¿No es la hija del ministro de relaciones exteriores?

—La misma. —Solté un bufido—. Perfecto. Las princesas del país M, las reinas de los titulares de chismes… y ahora trabajarán aquí.

Caleb no dejaba de mirar el video, como si se tratara de una película.

—Admito que tienen estilo. Esa morena—señaló a Olivia— es increíble. Pero Violeta tiene algo más… una especie de fuego. Esas chicas son puro espectáculo.

—¿Fuego? —repetí, con un tono irónico—. Yo lo llamaría problema con patas.

Y créeme, Caleb, no quiero tener que apagar incendios emocionales en el piso ejecutivo.

—Vamos, jefe. Un poco de drama en la oficina no le hace daño a nadie —bromeó, mientras se dejaba caer en la silla frente a mí—. Además, será entretenido verla tratar de impresionar a “el gran Damien Sen”.

Seguro se muere por complacer al CEO.

—No me interesa que me  complasca, y tampoco me interesa verla fracasar —respondí con seriedad, aunque la verdad… una parte de mí sí quería verla luchar.

Ver si realmente tenía algo más que apellido y carisma.

Porque si algo me irritaba, era la gente que creía que podía tenerlo todo sin ganárselo.

—Voy a ponerla a prueba —dije, tomando su expediente otra vez—. Quiero verla enfrentarse al mundo real, lejos de sus fiestas, sus lujos y sus padres millonarios.

Caleb alzó las cejas.

—¿Una prueba? Suena a tortura disfrazada de mentoría.

—Llámalo lo que quieras —dije con una sonrisa leve—. Si logra aguantar mi ritmo de trabajo, entonces quizás merezca quedarse. Si no… —cerré el expediente con un chasquido—, se irá tan rápido como llegó.

Caleb soltó una risa.

—A veces pienso que disfrutas demasiado de esto, Damien.

—No lo niego. —Me incliné en la silla, cruzando las manos—. Ver caer a los arrogantes me recuerda por qué estoy donde estoy.

—Y aún así, tú eres el más arrogante de todos —respondió, dándome una palmada en el hombro.

No lo contradije.

Porque tenía razón.

Horas después, cuando el día terminó y las luces de la ciudad comenzaron a encenderse como un enjambre dorado, seguía pensando en aquel video.

No en la pelea en sí, sino en su mirada.

Había algo en esos ojos azules —una mezcla de desafío y orgullo— que no era lo que esperaba de una heredera mimada.

«No te emociones, Damien», me reprendí.

«Solo será otra niña rica que cree que el mundo gira a su alrededor.»

Y aun así…

Algo me decía que Violeta Meil no sería tan fácil de ignorar.

Mientras cerraba el expediente por última vez esa noche, murmuré para mí:

—Bienvenida al infierno, señorita Meil.

Caleb, que aún no se había ido, sonrió desde su escritorio.

—¿Planeas recibirla tú mismo el lunes? —preguntó.

—Oh, sí. —Me levanté, ajustándome el saco con calma—. Quiero verla llegar con su aire de princesa.

Y cuando descubra que en Vlader Sen los títulos no sirven de nada…

Veremos si la “reina del país M” sobrevive al reino del hierro.

Salí de la oficina sin mirar atrás, con esa sensación familiar que solo aparecía cuando un nuevo juego comenzaba.

Y, de algún modo, supe que esta vez, el tablero no iba a ser tan predecible como de costumbre.

1
Jessica Gonzalez
espero que no se quede con el
Jessica Gonzalez
asta ahora me gusta mucho está novela el ego de Damien es muy grande pero se encontrará con ella que no se dejará pasar a llevar
maria alejandra landaeta
excelente 😘
maylen urquiza
por favor querida escritora no me hagas sufrir más a nuestra querida violeta deja que ese mamón se de cuenta de la arpía que es esa mía pero que sea demasiado tarde y que ya violeta se le haya borrado ese amor y que le pongas a alguien que si la ame de verdad y que ese idiota de Damien se coma su hígado cuando se de cuenta que perdió a la mejor mujer que pudo tener a su lado gracias y espero su actualización 🥰🥰🥰
bela
por favor en lo mejor...espero que se valla que mande todo por un caño un asco de hombre.....espero que actualicé y que conozca la bruja que esta poniendo en su propia casa No aguanto esto ....que asco
maylen urquiza
uf querida escritora me tienes con los nervios de puntas y loca por ver cómo termina está belleza de novela que me tiene loca desde que la empecé a leer por favor actualiza rápido y que tan lindo como hasta ahora gracias 🥰🥰🥰🥰🥰🥰🥰
Gladys Torin
Que horror, me dejas en ascuas, no se vale
maylen urquiza
hola querida escritora me tienes loca con esta novela espero que nuestra querida violeta no sufra tanto y espero que el idiota de Damien se de cuenta de lo que está perdiendo por ser un tonto de lo peor y que cuando se de cuenta de no sea demasiado tarde para recuperar a nuestra querida violeta espero que siga así de linda y hermosa tu novela como hasta ahora la cual me gusta mucho 🥰🥰🥰🥰
maylen urquiza
querida autora me tienes enganchada con la novela por favor sigue actualizando así rápido 🥰🥰🥰🥰🥰🥰
maylen urquiza
hasta ahora excelente escritora espero y hagas que ese estúpido se arrepienta de haberla tratado como lo hizo y que cuando quiera regresar ella ya lo haya olvidado que se encuentre un hombre que la ame de verdad y la respete por lo que es y por favor no la embarazes de ese estúpido porque no se la merece ella merece algo mejor
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