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Un Café Para Mi Jefe

Un Café Para Mi Jefe

Status: Terminada
Genre:Romance / Comedia / CEO / Completas / Contratadas / Romance de oficina / La mimada del jefe / Donde hubo fuego cenizas quedan
Popularitas:1.7M
Nilai: 4.8
nombre de autor: Paola Alejandra Paolini

Briza necesita un nuevo empleo con urgencia. Daniel necesita una secretaria que además de hacer su trabajo prepare un buen café.

NovelToon tiene autorización de Paola Alejandra Paolini para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

capitulo 11

Luego de un largo y agitado día de trabajo llego a mi apartamento con la promesa de que esta noche nos volveremos a ver. En definitiva, este hombre me va a consumir. En estos días que, si contamos desde el viernes hasta hoy, he tenido más sexo que en toda mi vida.

No me quejo me siento hasta más ágil y debo remarcar que mi nivel de azúcar en sangre esta mejor que nunca. Recuerdo que un médico me dijo que era importante el ejercicio diario y por primera vez estoy de acuerdo con él.

Apenas pongo un pie en mi departamento, como si invocara a algún tipo de Dios, mi teléfono suena. Miro y veo que es un número que no tengo registrado. Lo dejo pasar.

Me dirijo al cuarto de lavado y coloco la ropa que tengo para lavar antes de que la pila sea catastrófica y luego me decido a ver que cuentan mis amigos del juego.

Prendo mi pc y mi celular de nuevo vuelve a sonar. Lo tomo y veo que se trata del mismo número. Decido contestar mientras espero a que mi Pc inicie sesión. Necesito comprar un disco solido así no se infarta cada vez que prendo esta carcacha.

—¿Hola? —contesto la llamada.

—Hola hija al fin me respondes —me congelo en mi lugar y creo que hasta dejo de respirar—. ¿Estás ahí?

—¿Quién le dio mi número? —digo mirando mi reflejo en el monitor.

—No importa como lo conseguí, necesito verte, quiero hablar contigo como padre a hija —ruedo los ojos, esto me suena a chantaje.

—¿Ahora soy su hija? Mire señor no sé qué pretende, pero yo no quiero nada de usted —corto la llamada he inmediatamente procedo a bloquear el número.

Ese tipo solo trae problemas. No sé qué quiere de mí, si nunca me quiso y ahora pretende hacer como que nada pasa y borrar años de ignorancia. Eso solo me lleva a pensar que necesita algo muy gordo de mi sino no me llamaría, más si tiene a su perro faldero para todo.

Como sea, mi pc ya está encendida así que, que mejor distracción que loguear en mi juego favorito y por un rato ser alguien diferente.

Pasan dos horas en las que me entretengo tanto que cuando mi celular comienza a sonar pego un brinco. Miro la pantalla asustada.

—¿Qua pasa Jasi? —pregunta mi líder de banda a través de Discord.

—Lo siento Destructor, mi teléfono suena y casi me infarto —digo con mi mano en el pecho. Tomo mi teléfono que sigue sonando—. Un momento, chicos que debo atender, es mi jefe.

—¿A esta hora Jasi? Mándalo a freír churros —dice Alvin, otro de los jugadores—. Ya quisiera. Enseguida estoy con ustedes.

—¿Amor? —digo nomas tomo la llamada y desde Discord escucho la burla de mis compañeros, si supieran quien es no creo que se burlarían tanto.

—¿Estoy esperando a que me abras la puerta ¿No estás en tu departamento? —pregunta y yo miro la hora y me agarra un patatús.

—Lo siento, me colgué un poquito. Ya te abro —digo y doy dos pasos y termino en el piso. Los pies se me enredan con los cables de los auriculares y termino oliendo el piso— ¡Mierda! —grito levantándome.

—¿Todo bien Jasi? —preguntan mis amigos en línea.

—¡Briza! ¿que fue ese ruido? ¡Abre! —grita y aporrea la puerta mi novio, hay que bien que suena eso. Sonrió como boba y me duele la nariz por el golpe.

—Ya voy Dan, solo tropecé —Grito para calmar a mi mole y mirando mi pc digo—. Todo bien chicos e ácido nada más —tranquilizo a mis amigos del juego y me levanto para atender antes de que mi jefe tira la puerta.

Camino a trompicones y abro la puerta. Daniel entra arrastrándome con él mientras me inspecciona buscando alguna lesión.

—Solo es un tropiezo, no es para que te pongas loco —le digo deteniendo su impacción, tomo su cara y beso sus labios.

—Me asuste, solo eso —dice abrasándome y pegándome a su pecho, enseguida me prendo a su pecho y olfateo su aroma— ¿Qué hacías?

—Estoy en línea con mis compañeros haciendo mazmorra, tenía los auriculares, no escuche —digo y tomo su mano para guiarlo hasta mi pc— Lo siento chicos, tengo un compromiso. El tiempo paso y ya es hora.

—O vamos Jasi, que falta poco para finalizar ¿no puede esperar unos minutos? —dice el líder del grupo y miro a mi jefe.

—Por mí no hay problema, de paso veo como se desenvuelve el juego desde otro punto de vista —dice él y toma una silla para sentarse a mi lado.

—¿Nunca juegas tus juegos? —pregunto asombrada.

—Sabes que mi tiempo es corto y el que tengo libre ahora lo paso contigo, pero anda no impacientes al líder del grupo.

—No te preocupes sin mí no son nada —digo agrandándome y él se ríe negando.

—Al igual que yo, vamos mueve esas teclas —dice y trato de no derretirme al escuchar aquello, beso levemente sus labios y me siento frente a mi pc, tomo los auriculares para dejarlos de lado. Prefiero hablar sin ellos para no dejar fuera de rango a mi jefe.

—Bueno compañeros, podemos continuar —digo y pongo en movimiento a mi personaje para continuar con la mazmorra.

—¡Eres genial Jasi! —grita Lente, otro de los jugadores.

—Pues agradézcanle a Dan, que no tiene drama —digo mientras junto un montón de NPC para matarlos todos juntos, soy el Tanke de las Raid.

—Gracias Dan —gritan todos.

—De nada, muchachos —dice el a mi lado y posa una de sus manos en mi rodilla, mierda ya me hace tragar— ¿Qué me dicen del juego?

—¿Lo juegas? —pregunta Destructor y yo lo miro para saber que responderá.

—Digamos que algo así —dice y me sonríe y luego comienza hacer círculos sobre mi pierna con sus dedos.

—Bueno acá siempre nos quejamos de que por ser un juego con suscripción recibimos pocos incentivos —siento que me pongo rojo porque la que se queja siempre de eso soy yo — ¿Verdad Jasi?

—E... Mmmm... sí, puede ser —digo sintiendo que me perfora con sus grises.

—¿Qué dices que puede ser si la que se vive quejando eres tú? Siempre dice que de ser posible sugerirías que den regalos o cosas así —Dice Alvin y siento la mano de mi jefe que aprieta mi pierna, lo miro.

—¿Qué sugieres? —pregunta él y yo deseó que la tierra me trague.

—Bueno... no es para que lo tomes... —digo dudosa.

—Pero quiero saber para tener en cuenta. Podemos hablarlo con los programadores —dice el moviendo mi silla para que quede en frente de él y mis piernas entre las suyas.

—No sé, no quiero que lo tomen mal —digo mirando mis manos.

—¿Acaso conocen al dueño del juego? —pregunta Lente desde Discord y miro a los ojos a mi jefe, no sé qué responder.

—Si, lo conocemos y podemos darle sugerencias —responde el.

—Pueden empezar con las redes sociales, ahí puede encuestar a la gente y preguntar qué le agregarías o sacarían al juego —sugiere Destructor.

—A mí me gustaría que haya un sistema de Loguin con recompensas diarias —aporto mi idea.

—Bien tomaremos apuntes —dice Daniel colocándome en mi anterior posición—. Ahora si no es mucho pedir me gustaría que terminen esa partida que muero de hambre —dice mi jefe y todos se ríen.

—Bien, movamos los dedos que nuestro nuevo amigo nos robara el Tanke —dice Alvin.

Terminamos la mazmorra, riendo, hablando pavadas y con un Dan que prestaba atención a cada movimiento que dábamos. Cada tanto me daba un beso en el cuello ocasionando que haga cualquier cosa en el juego y mis compañeros me regañen.

Como ya se había hecho demaciado tarde mi jefe pidió que nos trajeran una piza a casa y mientras esperábamos yo apagué mi computadora, luego fui a la cocina y de mi refrigerador saque una cerveza bien helada para comer junto con la piza.

Luego de comer mientras hablábamos del trabajo y la convención que llegaría la semana que viene.

—Me gusto las ideas que sugirieron, puedes hacer un informe con las sugerencias así lo proponemos en la junta directiva del viernes.

—¿Estás seguro? —pregunto dudosa.

—El cliente siempre tiene la razón y la idea tuya junto con la de tus amigos pueden traer más jugadores —responde y se levanta de la mesa y toma las cosas para llevarlas a la cocina—. ¿Vemos una peli? —propone.

—¿No íbamos a ir a tu apartamento? —pregunto en cambio.

—Quiero estar contigo no importa donde —responde y se acerca a mi para rodearme con sus fornidos brazos—. ¿Vemos una peli?

—Bueno... —respondo sonriendo—. Pero en mi habitación que estoy cansada.

—Bueno.

Vamos de la mano hasta mi cuarto y mientras busco mi pijama él se saca su ropa y la deja sobre una silla. Solo con su bóxer se recuesta en mi cama y toma el control de mando para buscar algo que ver.

Me uno a su lado y me recoge en sus brazos. Como no nos poníamos de acuerdo con que película ver, decidimos ver un capítulo de la nueva serie de Netflix “Sandman”.

Desde el minuto cero la serie me atrapo, pero en sueño que cargo encima, más si tenemos en cuenta el fin de semana agitado que tuve, mis bostezos cada vez eran más ruidosos ocasionando la risa de mi jefe.

—Mañana seguimos viendo la serie, mejor durmamos —sugiere deteniendo la reproducción del capítulo.

—Si quieres la vas tu —digo acurrucándome en su pecho con los ojos ya cerrados.

—¿Qué gracia tiene que la vea yo solo si es algo que quiero que compartamos juntos? —murmura y deja un beso en mi frente, apaga el televisor y se acomoda mejor en la cama. Sin dejar de abrazarme su mano en mi espalda sube y baja hasta que el sueño me transporta a otro plano.

Por la mañana me despierto al escuchar un ruido estridente que no es la alarma de mi celular. Manoteo y me percato que un cálido cuerpo está pegado a mi espalda, el sonido jodido deja de arruinar mis oídos y pronto la mano de mi jefe se aferra a mi cadera, sube por mi cintura y llega a una de mis pechos.

—Buenos días —susurra ronco en mi oído, apoya su hombría en mis nalgas y no puedo evitar refregar mi trasero en ella.

—Buenos días —respondo, volteo y su boca enseguida me recibe. Su lengua danza con la mía.

Sus fuertes manos me toman para subirme a horcajadas sobre él. Quito la parte superior de mi pijama ante la atenta mirada lujuriosa de mi jefe. Sus manos masajean mi cuerpo y pronto la habitación se llena de dulces gemidos que son el eco de nuestra pasión.

Antes de ir a la oficina, pasamos por su departamento. Se cambio de ropa y luego salimos rumbo a la oficina. Insistí en que me deje una cuadra antes de llegar, pero no freno su coche y juntos llegamos al parquin del gran complejo de oficinas.

Enfurruñada bajo del coche y casi corro huyendo de su cercanía. Pero como sabrán con dos pasos que él hace ya está a mi altura. Toma mi brazo y me pega a su cuerpo.

—No huyas cobarde —me acerca más a él y tomando mi nuca junta mi boca con la suya.

Para su suerte al separarnos no hay nadie mirando y puedo respirar tranquila, pero eso no quita que le dedique una mirada enojada.

—Sabes perfectamente que no quiero crear más rumores de los que ya corren, respeta mis decisiones —indico apuntándolo con uno de mis dedos de uñas esmaltadas en un hermoso rojo metalizado.

—Lo siento amor, solo que como ya sabes, no quiero esconder lo que tenemos y mucho menos quiero dejar de tomarte en cada rincón de este complejo —lo miro boquiabierta, hay veinte pisos con más de cinco oficinas en cada piso, por lo tanto, si su idea en tomarme en cada rincón tendré que ir comprando alguna cremita, vitaminas y alguna poción de renacimiento.

—¿Cada rincón? —no puedo evitar preguntar el me mira divertido y me toma de la cintura para acercar su cara a la altura de la mía.

—En cada rincón —mierda, paso saliva y me despego de el con un fuerte latido en mi centro.

Como era de esperase cuando entramos juntos al edificio somos objetivo de varias miradas. Trato de que no me intimiden y sigo caminando detrás de mi jefe que justo atiende una llamada de su móvil.

Entramos al ascensor y junto con nosotros entran los tipos que ayer compartieron el recinto conmigo. Casi me pego a mi jefe al ver la mirada lasciva de uno de ellos. El me mira y luego mira a nuestros acompañantes. Se mueve de manera tal que quedo totalmente engullida con el cuerpo de mi jefe y ya no puedo ver más que su trasero ya que mi mirada está dirigida hacia abajo.

Llegados al piso donde los dos tipos bajan puedo volver a respirar tranquila.

—¿Qué fue eso? —levanto la mirada y veo sus grises que me miran preocupado.

—No se —respondo—. Ayer cuando subí, compartí ascensor con esos tipos y la mirada de ese tipo no me abandono en todo el trayecto. Me hizo sentir incomoda. Al igual que ahora, gracias por protegerme.

—Siempre, siempre voy a protegerte —dice abrazándome—. Eres lo mejor que tengo —me toma de los hombros y me aleja para mirarme mejor— Otra vez que llegues y veas que esos están esperando o en el ascensor esperas y tomas el siguiente o me llamas. A mi pesar son los mejores programadores que tengo, pero si llegan a intentar algo no dudare en despedirlos.

—No te preocupes, esperare o te llamare ¿Sí? —le doy un beso para que se tranquilice justo en el momento que las puertas se abren del ascensor. Para mi mala suerte Laura está parada en frente y nos mira con la boca abierta, yo me aterro y lo primero que hago al tener las manos en las mejillas de mi jefe, es soplar su ojo—. Listo ya salió eso que molestaba su ojo, Señor Black. Pero le sugiero que vea un oculista —digo soltando su rostro, me mira confundido. Luego mira hacia afuera del aparato y ve que Laura nos mira atentamente, carraspea.

—Si, gracias señorita Riles, hágame el favor de pedir una cita con el doctor Falco —dice y sale del interior del habitáculo tan frio como nunca lo había sido—. Buenos días Laura —saluda a la recepcionista que casi tiembla cuando pasa por su lado.

—Buenos días Sr. Black —lo saludo y el sigue su camino— Buenos días Briza —dice con su habitual sonrisa.

—Buenos días Lau —digo y junto a ella caminamos a mi oficina.

—Llego cualquier cantidad de correspondencia para el Sr. Black y hay un sobre para ti —dice tendiéndomelo y lo recibo extrañada.

—Gracias querida Lau —digo dejando de lado el sobre que es para mí.

—Dime que sentiste al tener al Sr. Black tan cerca de ti —dice como si estuviera viendo una novela turca.

—Nada ¿por? —Miento, ya que siempre que lo tengo en mis manos me mojo toda.

—Es que es tan lindo, con esa mirada de acero. Yo creo que me infartaría si lo tuviera como tú, así de cerca —infarto sufre mi centro cada vez que entra en mí.

—Ahora que lo pienso esta como quiere el jefe —le digo en modo de chiste y ella asiente frenética.

—La primera vez que lo vi casi me caigo enredada con mis pies —cuenta recordando—. Pero es tan frio que le quita todo el encanto.

—¿Sabes si tubo algo con su antigua secretaria? —aprovecho para preguntar.

—Según los rumores dicen que se enredaron en un viaje de negocio, pero como ella se creía la futura señora Black el, la echo dándole una jugosa remuneración para que no moleste —dice en confidencia y eso confirma los rumores sobre lo mujeriego.

—Entonces nuestro querido jefe es un mujeriego ¿Verdad? —pregunto en tono jocoso, pero por dentro estoy hirviendo.

—Yo no lo llamaría así, siempre fue medido con las mujeres. Nunca lo vi envuelto en escándalos amorosos por lo tanto no lo considero de esa calaña —responde y por dentó suelto un largo suspiro de alivio.

—O valla eso es nuevo —digo y ella asiente.

—¡Señorita Riles que le paso a mi café que todavía no lo tengo en mi escritorio! —escucho su fuerte voz atreves del intercomunicador y me percato que estoy boludeando y no atendiendo a mi querido jefe que necesita un café y quizás algo más.

—Bueno te dejo trabajar antes que ambas terminemos de patitas a la calle por cotillear —dice Laura y sale de mi oficina.

Preparo un café para mi jefe y otro para mí. Pongo todo en una bandeja junto con fruta cortada, pastelillos y panecillos. Con todo en mano me dirijo a la oficina de mi jefe y entro sin llamar.

—¡Al fin! Ya estaba por ir a tu oficina y tomar mi desayuno ahí si no venias pronto —dice levantándose y tomando la bandeja de mis manos. La deja sobre la mesa en la que desayunamos ayer y yo como me siento algo cachonda por la conversación que tuve con mi querida Laura, trabo la puerta y me le abalanzo encima de mi querido jefe.

—¿Qué era eso de ser discretos en la oficina? —pregunta mientras reboto sobre su dureza como si jugáramos al ping pon.

—Que te calles y me des duro, que siento que me quemo —digo tirando su cabello, besando sus labios para que trague mis gemidos.

—Este sí que es un buen desayuno —dice cuando nuestro cuerpo comienza a sincronizar nuestros espasmos, me aprieto más a él y los últimos vestigios de nuestro orgasmo lo siento en toda mi piel.

Lentamente me ayuda a incorporarme, vamos al baño para asearnos y luego volvemos a la oficina para tomar el desayuno y ponernos al día con la agenda de mi querido jefe.

1
Lillian Ramirez
Excelente
rosalis torrez
Espectacular la novela me encantó toda felicidades autora
Rosa Magdalena Chávez
tan ansioso estaba por verla que se tomó el tiempo de ir a comer a un restaurante
Rosa Magdalena Chávez
está casado?
Fanny mend
para ser diabética,lleva una vida sin restricciones,
Tayde Castillo
hermosa historia, felicidades escritora 🌹☘️
Brisa Gomez Vargas
Excelente
Lupita Toledo
hola, autor (a). lo pongo así para no error, y si me gusta mucho la trama romántica y normal para luego pasar a lo cachondo.
y mis respetos para ti, por poder expresar e hilar bien las ideas de lo que quieres pasmar. felicidades y continúa así y sobretodo con miras hacia adelante.
C Matacruz
genial gracias por compartir tu novela corta y corta felicidades y bendiciones sigue escribiendo novelas cortas y cortas, aunque faltaron fotos pero chida tu novela corta 😊😁🙂🤪😲😆🤔😝😀😵‍💫😏😛😱🙃😜🤨😃☺️
Kely Johana Gonzalez Gonzalez
está preciosa me encanta😍😍😍
Laura Schmal
vayamos
Laura Schmal
suave
C Matacruz
jajaja jajaja son 20 pisos pero que bien la vamos a pasar jajaja 😊😁🙂🤪😲😆🤔😝😀😵‍💫😏😛😱🙃😜🤨😃☺️
C Matacruz
jajaja jajaja Dios hasta yo quiero ésas revolcadas 😊😁🙂🤪😲😆🤔😝😀😵‍💫😏😛😱🙃😜😃🤨☺️
Maritza De Jesús Seña Pantoja
una historia. super romántica. nada de violencia, ni maltrato, espero continue asi
C Matacruz
jajaja Dios creo que hasta yo estoy teniendo orgasmos jajaja jajaja 😊😁🙂🤪😲😆🤔😝😀😵‍💫😏😛😱🙃😜😃🤨☺️
Laura Schmal
volar
Adriana Chaparro
espero q el padre no aparesca
Laura Schmal
Excelente
Maritza De Jesús Seña Pantoja
uuyy que pelmazo! o está muy confiado o es un , un ... estúpido, muero por leer la reacción de...la prota. no recordé el nombre
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