Rose Thompson pierde toda su vida feliz y su libertad en tan solo un día, luego de tanto tiempo sin ver a su padre, este la busca para darle su condena matrimonial.
Cansado de dejar que ella jugara a ser "la enfermera del pobre" como él llamaba de manera despectiva, ha decidido que le dejará su empresa a su nieto varón.
Informándole así que al día siguiente sería su boda, de modo que ella pudiera cumplir con su deber de entregarle su próximo heredero o de lo contrario el hospital donde ella trabajaba perdería a su mayor benefactor.
¿Podrá el amor y la felicidad surgir en una situación de chantaje total? ¿Podrá tener un final feliz?
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Cita
Rose veía la cara de su esposo, tratando de descifrar que cosas pasaban por su cabeza, no hace mucho tiempo, entro gritando y pataleando, ahora entra diciendo que quiere salir con ella.
- Me estás pidiendo que salga contigo? es una cita? - le dijo Rose, con cara de no me lo creo.
- Si, te estoy pidiendo, conocernos, si tenemos que estar un tiempo juntos, hasta que logres quedar embarazada, mejor sería pasarlo bien. que pasarlo mal, no crees? - Le respondió Antón, viendo que por la expresión de la mujer, está noble creía ni una palabra.
- Dónde quieres ir? - le pregunto Rose, para sorpresa de Antón.
- Vamos a cenar, solo tú y yo, te parece?
- Bien, dame un momento para vestirme - le dijo Rose, mientras entraba en la habitación.
- Ok, te espero abajo, no tardes - Antón salió de la habitación.
Era extraño, que bicho le pico a ese hombre, de un momento a otro cambio totalmente de actitud, bueno que más daba, no perdería el tiempo pensando que pasó para que tuviera ese repentino cambio.
Se fue a dar una ducha rápida, se vistió con un vestido blanco de tela muy suave, decorado con flores amarilla, se puso unas sandalias blancas, decoradas con un girasol, se peino y se maquillo. Salió de la habitación y bajo las escaleras, Antón ya estaba esperando en el recibidor, estaba vestido de forma casual, era la primera vez que Rose lo veía vestido de esa manera.
- Ya estás lista? - le pregunto Antón.
- Si, a dónde vamos ?
- Vamos a conocernos - el le sonrió y le extendió la mano.
- Muy bien, pues vamos - tomo la mano que el le ofrecía.
Estuvieron caminando por las calles del lugar, luego por las caminatas de las colinas, mientras hablaban cada uno de su vida y de sus gustos. Fueron caminando hasta llegar al puerto, se sentaron en una banca, había un hermoso atardecer.
- ¿ Que hay de los romances ? - le pregunto Rose a Antón.
- ¿Que quieres saber? - le dijo el
- A cuántas mujeres has amado en tu vida? - le pregunto ella.
- Esa pregunta es fácil de responder, solo he amado a una mujer en mi vida - Antón cambio la expresión de su rostro.
- ¿ Que paso con ella? - Rose no sabía, si esa pregunta fue muy atrevida.
- Me dejó plantado en el altar y me envió una nota con uno de mis sirvientes. - Desde lo ocurrido con Esmeralda Antón no había platicado tanto ni se había sincerado con ninguna mujer, como lo estaba haciendo con Rose.
- Vaya, debió ser muy duro para ti- Rose entendió perfectamente el como se ha de haber sentido Antón en aquel entonces.
- tú qué me dices del amor? - le pregunto Antón.
- Yo, tuve un solo amor, duramos siete años de relación, hasta que un día descubrí que me estaba engañando con mi mejor amiga. - el recordar eso, era muy duro para Rose, ese mismo año, tuvo que perder a dos personas muy queridas para ella.
- Wow, eso sí que es lo peor de lo peor. - Le dijo Antón, tratando de suavizar la atmósfera.
- Siiiii, son cosas que suceden, uno con el tiempo las supera - respondió Rose, tratando de restarle importancia a ese pasado.
Antón en ese momento, volteo a ver el mar, al ver lo hermoso que se veía, acompañado del atardecer, alguien muy querido para el vino a su mente.
- Mi madre, adoraba mucho el mar - le comento a Rose, de manera espontánea, hacía mucho tiempo que no pensaba en su madre.
- De verdad, tu madre adora el mar, yo también, es muy relajante y te hace olvidar todos y cada uno de tus problemas.
- Si, tienes toda la razón - le dedico una sonrisa - tienes hambre? vamos a un lugar aquí cerca para cenar.
Fueron a un lujoso restaurante, siguieron charlando mientras cenaban, Rose se sentía más a gusto con la compañía de Antón, al igual que el ya estaba más cómodo hablando con ella. terminaron de cenar, mientras comían el postre Rose le pregunto a Antón.
- Aún amas a tu ex prometida? - Rose tuvo la curiosidad de saber.
- Si, aún después de todo lo mal que me hizo sentir su desplante, aún la sigo amando - Antón quería ser sincero con ella, Rose lo miraba atentamente - Es difícil dejar de amar a alguien, por más que me allá herido, para mí es imposible dejarla de amar.
- Eso quiere decir que si vuelve algún día buscándote, le darás una segunda oportunidad. - le dijo Rose, basada en los sentimientos de el.
- Estás celosa ? - le pregunto Antón con una sonrisa pícara
- Como crees que yo voy a estar celosa, idiota - Rose se rió también.
Al terminar el postre, Antón pago la cuenta y tomaron un taxi hasta la mansión nuevamente, entraron hasta el recibidor, se pararon uno frente al otro.
- Disfrute mucho la salida, muchas gracias - dijo Rose con una sonrisa.
- Si, fue agradable, nada mal para un patito feo - Antón se rió a carcajada.
- No me digas así- le dijo Rose mientras. reía con el y le intento dar un pequeño golpe en el pecho.
Antón le atajo la mano, se quedaron un momento viéndose el uno al otro, hasta que espontáneamente, se besaron, fue un beso tierno, dulce y lleno de muchos sentimientos.
Pararon de besarse y Antón cargo a Rose, escaleras arriba, hasta su habitación, una vez allí, despojo a Rose de toda su ropa, la acostó en la cama y se poso sobre ella, la beso nuevamente de forma apasionada, comenzó a repartirle besos por todo el cuerpo, iniciando por su cuello y bajando por su abdomen, al llegar a sus pierna, fue muy minucioso, de allí paso a su entre pierna, hasta llegar a su intimidad, lamió, beso y absorbió de una manera tan lasciva, hasta hacerla alcanzar el clímax.
Subió hasta encontrarse cara a cara y se besaron nuevamente, Rose sintió la gran erección de Antón, en un impulso llevada por el momento, tomo su gran miembro entre sus manos y comenzó a moverlas, tratando de darle el mismo placer.
Antón estaba fascinado por ver esa faceta tan atrevida y sexy de Rose, no aguanto más y se hundió dentro de ella, realizando movimientos fuertes y lentos, quería sentirla cada vez más, ella estaba toda mojada y caliente en su interior, eso lo volvía loco, al escuchar los gemidos de placer de Rose, Antón aceleró un poco el ritmo, hasta que llegaron un clímax en el que sintieron algo, muy diferente a la noche anterior, era un sentimiento agradable, que ninguno de los dos pudo describir.
Al cabo de un momento, Antón se quitó d encima de Rose y se acostó su lado, justo cuando pensó en abrazarla, la mujer se levantó de la cama tapándose con las sábanas.
- Que haces? - Le pregunto Antón
- Me voy a mi habitación - le respondió Rose mientras caminaba a la salida.
- No te vayas, quédate aquí - Antón le hizo señas con la mano para que se quedara - Vamos, vas a hacer que te ruegue ?
- Muy bien, creo que solo por hoy. - Rose soltó la ropa de ella que tenía en la mano y se acostó nuevamente al lado de Antón.
Al ver a la pequeña mujer acostada a su lado, no resistió en pensar en ella como una hermosa muñeca pequeña, puso su brazo bajo la cabeza de la mujer y la abrazo.
- Que haces? - le dijo Rose
- Me estoy acomodando para dormir, tú también duérmete patito - Antón hundió su nariz en el cabello de Rose y lo olfateo, olía a rosas, champú y a sudor femenino. le encantó su olor.
en un momento ya estaban dormidos, juntos, en la misma cama y abrazados.