Después de una larga y feliz amistad llega un penoso y accidentado matrimonio para terminar en un frío y amargo divorcio
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Dolor
El esfuerzo de Phillen por distraer la atención de Isabella estaba rindiendo frutos.
Isabella y él se dirigían en dirección contraria a dónde estaba Massimiliano, Eloísa y su pequeño hijo.
Cuando Philen comenzaba a relajarse, un niño repentinamente se estrello con Isabella, el niño cayó al piso y comenzo a llorar.
Isabella no soportaba ver a un niño derramar lágrimas, se apresuró a ayudarle a ponerse de pie, Philen estaba aún más nervioso, lo que deseaba evitar, inevitable cayó sobre ellos como un destino imposible de evadir.
— ¡Emiliano! ¡Emiliano! – se escuchaban los gritos desesperados de dos personas
Al escuchar ese nombre Isabella se congeló, el niño levantó el rostro y le sonrió a Isabella.
— Gracias, señorita – dijo el niño con voz lechosa mientras se sacudía el polvo de la ropa.
Pronto dos personas estaban cerca de ellos, Massimiliano tomo de la mano a Emiliano, sin mirar el rostro de la mujer que lo sostenía.
— ¡Suelta a mi hijo! – dijo de forma violenta mientras acercaba al niño a su propio cuerpo.
— ¡Oh! Emiliano, me preocupe mucho por ti, no debes salir corriendo – dijo Eloísa mientras abrazaba al niño.
El rostro de Isabella se quedó sin sangre, su propio esposo estaba frente a ella, ahora sabía porque no estaba en su oficina.
— ¿Por qué lloras? mamá y papá ya te encontraron, ya debes de tranquilizarte, ya estás seguro – dijo Eloísa mientras limpiaba el rostro húmedo de Emiliano.
— ¿Qué clase de padres son? ¡Deberían tener más cuidado, su hijo casi derriba a mi amiga! – Dijo Philen furioso mientras sostenía por los hombros a Isabella.
Isabella estaba como petrificada, su esposo nisiquiera presto atención en ella, estaba inmerso en la preocupación por el niño, le gritó sin motivo, estuvo cerca de empujarla sin fijarse quien era, ella tenía un pequeño chícharo en su vientre, y Massimilano se atrevió a empujarla, si Philen no estuviera para sostenerla, hubiera caído al piso.
Eloísa que estaba más tranquila, reconoció de inmediato a Isabella, pero la ignoró, no le dio importancia, quería hacerle saber lo insignificante que era para Massimiliano ahora que ella estaba de regreso.
— La señorita no tuvo la culpa, yo tropecé con ella – dijo el niño al ver el rostro furioso de Massimiliano.
Cuando la voz de Philen llegó a los oídos de Massimiliano quitó la vista del niño y levantó la vista en su dirección.
Sintió una punzada al ver a Isabella frente a él, el rostro pálido de Isabella le hizo sentir un fuerte remordimiento.
Ella no dijo nada, solo clavó su mirada en Massimiliano, estaba evitando llorar pero fue inevitable que sus ojos se nublaran.
Sin tan solo una vez Massimiliano se hubiera preocupado por ella como ahora lo hacía por un niño que apenas había llegado a su vida, si tan solo buscará una forma de disculparse con ella, pero él no hizo nada, solo la miraba sin decir una sola palabra.
El estómago de Isabella se revolvió, era una sensación desagradable la que comenzó a experimentar.
Alguien cercano paso con comida grasosa, el estómago de Isabella no lo soporto más y fuertes náuseas la inundaron.
Tomo fuerza en sus piernas que habían estado temblando y salió corriendo al baño más cercano.
Philen lanzó una mirada de reproche a Massimiliano y fue detrás de Isabella.
Massimiliano quería decir algo, quería disculparse por esa situación, quería dar una explicación, de como Eloísa y su hijo llegaron a la empresa y que se vio obligado a ceder ante las súplicas del niño de ir al parque de diversiones, pero al final no hizo nada ni dijo nada, solo podía ver la delgada figura de Isabella alejarse a toda prisa.
Un cúmulo de arrepentimientos llenaron su cabeza, su pecho se comenzó a sentir apretado y su respiración se hizo pesada.
— Papá, ya me quiero ir – la voz del niño que lo tomaba de la mano lo despertó de sus pensamientos.
— Si, esta bien, yo también tengo trabajo por hacer – respondió sin emoción.
— Massimiliano, ¿qué pasará con nosotros? ella estará furiosa cuando llegues a casa, temo a represalias– dijo de forma inocente Eloísa.
Massimiliano la ignoró, pensó que al volver a verla los sentimientos que tuvo por ella serían una carga, sin embargo, no los hubo.
Antes de saber que tenía un hijo con Eloísa pensó dejar clara la situación, el asunto del estacionamiento le hizo pensar su situación.
No quería regresar con Eloísa, tal vez la vida con Isabella no era la de una pareja que derramaba miel, pero al no verla cada día por lo menos una vez sentía que estaba incompleto.
La sorpresa de Emiliano fue algo que estaba fuera de todo su razonamiento, quería ser buen padre, pero no quería lastimar a Bella, sin embargo, todo había comenzado mal e inevitablemente cada acción de su parte empeoraba el escenario.
Isabella llegó al baño, estaban limpios y no había filas interminables, su estómago se vacío violentamente.
Philen pacientemente espero por ella.
Cuando por fin Isabella salió estaba tan blanca como una hoja de papel, toda su alegría de minutos atrás se había esfumado.
— Bella, vámonos, te llevaré a dónde quieras ir.
— Está bien, debemos irnos.
— Te llevaré a un lugar muy hermoso, donde podamos ver las estrellas hasta el amanecer.
Isabella lo miró sin emoción.
— No, no quiero ir a otro lugar solo a mi casa.
— Pero ir a ese lugar te hará más daño, por favor, debes de pensar mejor las cosas, te llevaré a casa de tus padres.
— No, no es necesario, quiero ir a mi casa – Dijo de manera firme.
Isabella se recuperó un poco después de dar algunos pasos, ella tenía que ser como un árbol, siempre fuerte, siempre orgullosa, siempre de pie.
— No te llevaré a tu casa, a cualquier otro lugar, menos a esa casa, donde tu vida se ha ido apagando poco a poco – Dijo Philen a modo de reprimenda.
— Bien...no lo hagas.
Isabella y Philen caminaron juntos si decir nada en dirección del estacionamiento.
Pero en un punto Isabella dejó de caminar a su lado y se dirigió a su propio automóvil.
Cuando Philen se dio cuenta ella ya estaba subiendo a su auto y estaba encendiendo el motor, él se apresuró a ir detrás de ella, pero Isabella no se detuvo, salió rápidamente del estacionamiento y se alejo kilómetros del lugar en cuestión de pocos minutos.