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El Imperio De La Mafia

El Imperio De La Mafia

Status: Terminada
Genre:Mafia / Traiciones y engaños / Amor en la guerra / Familias enemistadas / Completas
Popularitas:43.5k
Nilai: 4.9
nombre de autor: Giise Flor

Pia es vendida por sus padres al clan enemigo para salvar sus vidas. Podrá ser felíz en su nuevo hogar?

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capítulo 11

Pia no pronunció palabra cuando lo vio entrar a su habitación. Sentada sobre la cama, con las piernas cruzadas y la mirada clavada en el libro que apenas sostenía entre las manos, fingió no notar la presencia de Leonardo en el umbral. No levantó la vista, ni cambió el gesto adusto que llevaba dibujado en la cara desde hacía días. Solo una mueca leve tensó sus labios cuando sintió sus pasos acercándose.

—¿Estás bien? —preguntó él, con un tono que intentaba sonar preocupado, pero no logró evitar la frialdad.

Ella cerró el libro con calma, apoyándolo sobre el colchón. Finalmente, alzó la vista.

—¿Te importa?

Leonardo frunció el ceño. No estaba acostumbrado a que lo desafiaran con tanta firmeza, y menos ella. Caminó hasta quedar frente a ella, pero Pia no se movió. Su mirada verde se mantuvo firme, serena, pero con un brillo de rencor que no había disminuido desde el día del ataque.

—Estabas en peligro —dijo él, cruzándose de brazos—. Casi te matan. Me preocupé. Eso es todo.

—¿Y qué querés? ¿Que te dé las gracias? —replicó con una sonrisa sarcástica—. No te pedí que vengaras nada.

Leonardo la observó en silencio por un segundo. Pia volvió a mirarlo con desafío. Sabía que cada vez que hablaba así estaba tentando a la suerte, pero ya no le importaba. Estaba cansada de callar.

—No tenés idea de lo que hubiera pasado si no actuábamos rápido —murmuró él—. Francesco los encontró antes de que escaparan. Si te volvían a tocar…

—¿Me ibas a matar vos antes? —lo interrumpió—. Porque parece que no necesitás excusas para golpearme.

Leonardo apretó la mandíbula. La tensión en su cuerpo era visible, pero no respondió. Dio un paso atrás y giró sobre sus talones. Cuando llegó a la puerta, se detuvo.

—No salgas sola otra vez.

Y sin mirar atrás, se fue.

---

El sol del mediodía caía sobre el patio con una calidez tranquila. Pia se sentó en una de las bancas de piedra, rodeada de los rosales que ella misma había empezado a cuidar por aburrimiento. El jardín era uno de los pocos lugares donde se sentía un poco libre. Al menos allí podía pensar sin ser interrumpida… o casi.

—Estás mejor, ¿no?

La voz suave la sacó de sus pensamientos. Giró apenas el rostro y sonrió con un dejo de alivio. Era Vittorio.

—Sí —dijo ella, bajando la mirada—. Gracias a vos.

Él se acercó y se sentó a su lado, sin tocarla, manteniendo esa distancia prudente que siempre respetaba. Pero Pia no pudo evitar observarlo de reojo. Llevaba el uniforme de siempre: camisa negra, pantalón oscuro, el arma apenas visible en la funda lateral. Pero su expresión era la de un hombre tranquilo, ajeno al caos en el que vivían.

—No sabés lo que me asusté —confesó él—. Cuando vi que estabas sola… y después el disparo…

Pia tragó saliva. Cerró los ojos un segundo, recordando el sonido seco del arma, el momento exacto en el que sintió que iba a morir, y cómo él se interpuso justo a tiempo.

—Pensé que me iban a matar —murmuró ella.

—Yo también.

Hubo un silencio largo entre los dos. Pia bajó la vista a sus manos, entrelazando los dedos con nerviosismo. Vittorio la miraba de perfil, sus ojos oscuros fijos en la curva de su mandíbula, en el leve movimiento de sus labios.

—¿Sabés qué fue lo peor? —dijo Pia de repente—. Que mi padre no vino. Ni llamó. Ni una maldita palabra. Me vendió como un pedazo de carne y ni siquiera se preocupa por si estoy viva o muerta.

Vittorio la miró con pesar, sin saber bien qué decir. Pero entonces Pia giró hacia él, más cerca, con los ojos húmedos.

—Y Leonardo… finge preocuparse. Pero no me cree capaz de hacer nada. Me trata como si fuera un objeto.

Él bajó la mirada. Sus dedos jugaron con una pequeña hoja que recogió del banco. Luego, con cautela, habló:

—Vos no sos un objeto, Pia. Nunca lo fuiste.

Ella lo miró fijamente. Y durante unos segundos, no dijo nada. Solo respiró hondo, tratando de calmar el temblor en su pecho.

—Vittorio…

El joven levantó la cabeza justo a tiempo para verla inclinarse hacia él. Su cercanía le aceleró el pulso, pero no se movió. No se apartó. Y entonces Pia lo besó.

Fue un beso corto, apenas un roce tímido, pero cargado de tensión. Al separarse, ambos se quedaron en silencio. Él tenía la respiración agitada, los ojos oscuros brillando con algo que no había mostrado antes. Ella sonrió apenas, como si no pudiera creer lo que acababa de hacer.

—Perdón —susurró, retrocediendo un poco.

—No —dijo él, sacudiendo la cabeza—. No te disculpes.

Pia se levantó, nerviosa, y caminó unos pasos entre los rosales. Vittorio la observó, con la piel aún ardiendo por el beso.

—Esto no está bien —dijo ella, sin mirarlo—. Vos trabajás para él.

—No trabajo para él. Trabajo para el clan —corrigió él, levantándose también—. Pero te cuido a vos. Y me importás vos. Desde el primer día.

Ella giró lentamente. Sus ojos se encontraron de nuevo. Esta vez no hubo palabras, solo una verdad muda que flotaba en el aire entre ellos.

Pia sabía que estaba cometiendo una locura. Que si alguien los veía, si Leonardo llegaba a sospechar algo… Pero en ese momento, la necesidad de sentirse viva, de sentirse querida, pudo más que el miedo.

Se acercó a Vittorio de nuevo. Él la sostuvo de la cintura con delicadeza, como si tuviera miedo de romperla. Sus labios se encontraron por segunda vez, esta vez con más urgencia, más deseo. No era solo un beso. Era una promesa muda de algo prohibido.

Cuando se separaron, apenas un centímetro, ella apoyó la frente en su pecho.

—Nos van a matar si alguien lo sabe —susurró.

—Entonces que no lo sepa nadie.

Él le acarició el cabello con una ternura que la desarmó. Y en ese instante, Pia sintió que, por primera vez desde que había cruzado las puertas de la mansión De Santi, no estaba sola.

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María del Rosario Rincón Basto
los argentinos, sí....
MARIA LUISA CAMACHO ANGULO
me gusto
Maribel Cisneros
Me encantó tu historia gracias gracias gracias /Angry//Angry/
Griselda Enrique
yo sabía que de ese caparazón de ogro había un gran c❤️ de hombre solidario
Griselda Enrique
es hora de que empieces a contar tu historia LEO de xq sos así o que fue lo que te llevó ser así de INEXPRESIVO
Griselda Enrique
u yyyyy MAMI QUE ROLLO TENES EN LA SABIOLA ni vos misma te entiendes
Griselda Enrique
siempre me gustó ser abogado del diablo y si realmente LEONARDO la está protegiendo y x razones de la vida el es así de expresarse y la quiere ayudar??????
María del Rosario Rincón Basto: porque la besó???
total 1 replies
Griselda Enrique
enigmática y muyyyy interesante
Cristina Donoso
muy buena la historia y que pasó con vitorio?
Gloria Yoyi
esta niña con todo lo que a pasado deberia madura, y a srrcarse mas a el
Sabrina Aguirre
quisiera que le enseñen a Pia a defenderse
Mirta Liliana Lopez
Muy buena novela. me encantó.
Yuli Perez
autora pía queda con Vittorio o Leonardo no entiendo
Lorenza Malpica
Ni siquiera sabe porqué es que su padre la vendió ni porqué dice que es por protección
Lorenza Malpica
Bueno creo que ésta niña no aprendió nada en su casa de los mafiosos,fué su padre quien la vendió por su vida.Y está vengandose con este tipo que le habló bien de un principio,ella es la que lo provoca y provoca ,como si el tuviera la culpa de estar ahí. Aparte va a provocar que le hagan daño al chico que la vigilancia,está como medio despistada,tiene que ser estratégica ya no es una niña y no tiene los ojos tapados
Lorenza Malpica
Cuanto tiempo a pasado? pensé que solo un día, pero ella dice desde que estoy aquí, no entiendo
marbella torres
por favor que protagonista tan gafa escritora por favor cuando escribas no pongas ésas protagonista tan gafa
Elinol Duerto
buena novela
La Comandante
Ella es muy hermosa, por razón, puso al viva a patinar, porque es más viejo que ella ese viejito, mándamelo para mí
Viviana: 😁😂😁😁😁😋
total 1 replies
La Comandante
Éstas son las cosas que hacen que fracasen las novelas las historias los libros por Dios yo estoy que le entró a esa muchachita, tiene la edad de una de mis nietas y deveras que se merece las trompas que le dan y mira que yo me voy con el abuso contra las mujerespero bro allá nada más se le ocurre provocar un varón y más sabiendo el tipo de actitud que tiene como que que quiere que le dé las gracia, pues dale las gracias porque te van a volver a buscar y ya como que no entienden la jerga por Dios escritor se te corrió el lápiz otra vez
Florcita: si no le gusta no lea. re simple besitos
total 1 replies
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