⚠️ ADVERTENCIA: ES UNA HISTORIA CON CAPITULOS SENSIBLES ⚠️ PARA +18
Margarita Linares era una jovencita dulce que tenía muchos sueños; sin embargo, la crueldad de hombres poderosos la hicieron vivir la más dolorosa de las experiencias haciéndola experimentar una muerte dolorosa; una situación inesperada y sorprendente hizo que volviera a la vida regresando en el tiempo, y esta vez tome la decisión que en su vida pasada no pudo tomar, y aunque eso pueda significar sufrir humillaciones y estar atada a un hombre peligrosa, está decidida a hacer cualquier cosa para vengarse.
James Thompson es uno de los empresarios más exitosos del país; riguroso, inflexible, severo y muy duro, jamás otorga segundas oportunidades y se cobra cada cosa que le hacen. James puede tener lo que quiera con solo desearlo, su crianza fue tan estricta y dolorosa que es incapaz de valorar la ternura y la bondad; sin embargo, pronto su vida cambiará.
¿Podrán Margarita y James salir ilesos de su sociedad vengativa?
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11. Orgasmo
Margarita no deja de mirarlo, él necesita tomar decisiones, pero con esa mirada sobre él no puede.
- "Voy a darme un duchazo", dijo James y se metió al baño.
La joven se pregunta qué puede hacer, cómo iba a devolver el dinero, como iba a pasar de nuevo por esto con otro hombre, si igual los fantasmas de esa noche volverían a aparecer además en algún momento le gustaron sus caricias.
"Tener iniciativa" vino a su mente otro de los consejos de Regina, se bajó de la cama, no podía ser otro, no había otro con el poder para destruir a los otros cuatro; si existe alguna pequeña posibilidad de salvar su plan la tomaría.
James cerró los ojos, necesitaba sentir el agua caer sobre su cuerpo para calmar un poco su ansiedad y la pasión contenida, le gusta la muchacha, estaba disfrutando de su cuerpo, de lo tersa de su piel, de lo marcado de sus curvas; él jamás en su vida a sido el salvador de almas en desgracias, porque justo en ese momento tiene que sentir pena; igual de cierta forma la está ayudando, ya tiene el dinero para la operación del padre, qué debe hacer se cuestiona, tal vez lo único posible, regresar a la capital y olvidarse de "Dulce D'Luca".
Mientras tiene un debate moral como nunca antes, siente a Margarita abrazarlo desde atrás y acariciarle el tórax, para ella es difícil, pero no tiene alternativa. Sin dejarlo pensar mucho, va bajando hasta acariciar la masculinidad de James que se prende casi de inmediato.
Voltea y la arrincona contra los azulejos, pone sus brazos como si fueran barreras que se ponen para que no pueda a ningún lado, y aunque a ella lo asuste, si sobrevivió a cuatro sujetos violentándola, sobrevivirá a uno, que al menos busca que también disfrute con él.
- "No deberías provocar a un hombre así, no soy un santo, niña", dijo James, mientras veía el cuerpo desnudo de Margarita salpicado en agua, esa muchachita lo estaba castigando.
- "Mientras veía quienes podían comprarme, yo rogaba que fuera usted, y créame que no miento. Tengo miedo lo reconozco, pero no quiero que sea otro, es algo que pasó, que no puedo explicar, algo que hace que mi cuerpo se paralice en los momentos que menos quisiera", expresó Margarita, y James solo podía ver como aquellos labios de la muchacha se movían incitando más su lujuria; no entendía a qué se refería, pero cualquier cosa quería borrarla, enseñarle que el sexo puede ser lo más placentero del mundo.
- "Llámame James, solo relájate, déjate llevar, prometo tener cuidado", le susurró al oído.
James bajaba dando besos por el cuello de la joven mujer que lo invita a devorarla, no sabe si ella sabe a lo que se está metiendo, la lucha en su conciencia ha quedado atrás, la desea, la anhela, la necesita. Sus manos se pierden entre sus curvas, hasta con una de ellas llegar a la intimidad de la joven; no sabe si es el agua que cae sobre ellos o la humedad de su centro, pero sigue acariciando aquel botón que parece estar logrando que el miedo o la timidez se disipe.
"Desconéctate, deja que tu cuerpo sienta", fue otro de los consejos que le dio Regina, no pensar en nada, que el cuerpo experimente las sensaciones nuevas; los días en que estuvo en las terapias después de lo ocurrido, ella no hablaba, pero escuchaba, "tú no tuviste la culpa", "nada de lo que pasó tú lo provocaste", "una relación sexual sana puede ser placentera, para nada será igual a una ejercida por violencia", "mantén contacto con tus emociones", "conoce tu cuerpo y para sí es tienes que parar"; esa última parte no era una opción que pudiera tener ahora, así que suplicó en sus adentros, que su cuerpo no se vuelva a paralizar, ya que debía castigar a esos criminales.
Podía sentir que ella estaba más relajada, mientras jugueteaba en la ducha, pero quería hacerlo bien, y la virgen a su lado aún no está acostumbrada a las acrobacias. Realiza caricias menos invasivas para que se acostumbre a su cercanía.
James la ayuda a salir, entre caricias traviesas la regresa a la habitación, la reclina en la cama, sus manos se apropian de sus caderas; jalándola contra él. Margarita se inclina un poco, cuando ve desaparecer el rostro de James entre sus piernas; la respiración de ella se vuelve más agitada, ya que mientras las grandes manos acariciaban sin reparo sus muslos, algo húmedo jugaba entre sus piernas, para que otra vez el hombre que ha buscado para su venganza se apodere de aquel botón que descontrola su libido.
Ella solo podía describir aquello como un suplicio con gusto, ira inexplicable las sensaciones producidas, y por un momento se cuestiona si una mujer se podía sentir así con algo que por su experiencia consideraba asqueroso, apagó aquellos pensamientos, y se dejó envolver una vez más, James no se detenía y las sensaciones se incrementan.
- "¡Ahhh!", el gemido salió sin que ella lo pudiera contener; Margarita apretaba sus manos en la sábana, sentía que debía sujetarse a algo para no volar.
Su cuerpo se movió solo, sus ojos se reviraron, pronto tenía una de sus manos enredándose en los cabellos de James. Por alguna razón, ella necesitaba jalar algunos mechones de la oscura cabellera, como si eso le diera algún tipo de control. Una irremediable ganas de llorar se apoderó de ella, acaso merecía sentirse así después de lo que ocurrió; odiaba esos sentimientos de culpa y se obligó a apagarlos.
De un momento a otro, lo acelerado de su corazón se detuvo, el arqueo de su espalda era inevitable; su abdomen se contrajeron con fuerza, mientras que sus brazos y piernas se estiraban con la misma intensidad, los dedos de sus pies se contrajeron, un conjunto de pequeños gemidos salieron de su boca; aquel choque de electricidad recorrió todo su cuerpo; aquel choque de electricidad recorrió cada centímetro de su cuerpo, dejando una sensación temblorosa en ella.
James se aparta y ella repentinamente se siente cansada y jadeante, se acurruca como si de un bebé en el vientre de su madre se encontrara, sorprendida y extasiada. No sabía cómo explicar las sensaciones sentidas, una mezcla de satisfacción y miedo, pero no de una forma dañina.
Ella cierra sus ojos y se deja envolver por las sensaciones que han quedado en su cuerpo, luego de un silencio, intenta recomponerse.
- ¿Qué fue eso?", preguntó casi susurrando.
- "Tu primer orgasmo. Eres deliciosa.", respondió James de forma jadeante, aunque lo escuchaba lejano.
Margarita abre los ojos, traga saliva, un adonis completamente desnudo, con una masculinidad impresionante, se estremece, se está acercando, con el estuche del preservativo en la mano. Eso aunque extraño fue agradable, lo que viene se sentirá igual se pregunta la joven de ojos verdes.